Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

de infinitos instantes

Del infinito a un instante, como mi vida hasta conocerte
del filo de un instante al infinito, como besar tus labios.

Sin hacer ruido mientras duermes inocentemente 
pliego la inmensidad del universo entre mis dedos,
la exprimo y, como la vieja ariadne en sus telares, mis manos tejen versos ansiosos de arroparte esta noche.

De las voces en mi cabeza al silencio de mis palabras,
Del silencio de tus labios al basto rugido de tus besos.

Poesía que brota de todo mi amor por ti,
versos que tu me traduces en suaves caricias
 haciendo que solo pueda amarte con fuerza
y convertirlo de nuevo en líneas que volveré a escribir 

martes, 29 de diciembre de 2015

De ser o no ser

Vestida de azul, con los labios rojos y las piernas en cruz,
te sentaste frente a mí y arrojaste tu mirada sin pestañear,
y me miraste tu, con tus profundos ojos tan llenos de luz.

Fuiste grabando a fuego tu nombre en cada uno de mis poros,
sembraste en cada uno la semilla de una nueva aventura
que cosechar en cada andanza en busca de un nuevo tesoro,
pero ¿no hay mayor tesoro que encontrar cada día tu dulzura?


No soy un pirata cojo ni un bandido enmascarado pero se
que no hay mayor fortuna que aquella que un día encontré
al saquear tus labios en busca de un beso impregnado en café.
botín de amor eterno, de una magia que me ha devuelto la fe.


Vestida de luz, con los astros haciendo sus nidos en tu pelo,
te posaste ante mí y al batir tus alas espantaste las sombras,
y me dijiste, "si algo tengo claro en el mundo, es que te quiero".


Fuiste alumbrando sin titubear las baldosas en cada uno de mis pasos,
y aún cuando la lluvia hizo imposible que pudiéramos alzar el vuelo
me susurraste "aún bajo la tormenta puede navegarse sobre los rayos".


No soy un artista aclamado ni un poeta derrotado, tan solo lo que ves,
un conductor incombustible de la energía que recorre nuestra piel,
la voz de un susurro imperceptible que a todos nos invade alguna vez,
transcribiendo lo que todos sienten y que en el fondo les reconforta leer.

sábado, 26 de diciembre de 2015

De rincones

En un recodo de tus ojos encontré un estanque de agua amarga,
Salinas de días tristes y turberas de recuerdos atrapados,
En un rincón de tu mirada, las sombras de noches largas
crecían afiladas como los zarpazos umbríos de gatos pardos.
Y allí, en la encrucijada de todos tus parpadeos fugaces
Mil destellos se agolpaban, entumecimiéndose de frío
Esperando el momento en que tus párpados voraces
Decidieran abrir sus fauces y devorar el calor y el brío.
Así que fui picando paredes, llené de termitas tus pupilas que carcomieran los oscuros corredores que encogían los narcisos de tu alma.
Que no están hechos tus iris para albergar pasillos, sino grandes salones donde tu voz y la mía bailen tangos desenfadados hasta que llegue el alba.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

De herejías

Es cierto que quería acercarme a dios, pero no de manera contemplativa, quería subir hasta el último peldaño y arrebatarle su trono con manos de poeta. Quería que al leer mis versos se detuviera el tiempo, quería estar en todas partes... en todos los rincones de tu mente y todas las plazas de tu cuerpo. Quería ser todo tu amor y que suspirases mi nombre al terminar la última estrofa. ¿Cómo no tener delirios de grandeza? Si tu que eres mi sol paseas a mi vera como si pudiera tan siquiera estar a tu altura.
Quería acercarme a dios, es cierto, pero jamás imagine que hallaría el cielo escondido entre tus mejillas.

lunes, 21 de diciembre de 2015

De recuerdos

Recuerdo aquella tarde, tu soltaste mi mano
y me pediste una prueba de mi amor,
te habría bajado la luna hasta tu lado
pero, ¿Qué es robar la luna cuando tu al sol
le quitas sus rayos? lo dejaste en cueros, ¡corazón!

Recuerdo que me pedías magia, ¡me la pedías tu!
como si las ascuas hablasen y me pidieran calor,
yo me vestí de príncipe azul y del ogro aterrador
te traje las sombras y desenterré la luz
y ahora que nada tengo, lo que me sobra es amor.

Recuerdo tanto, y es tanto lo que olvido
que nuestra historia se fue enredando con las fábulas,
se fue mezclando con folclore y misticismo
donde un hada blanca y la bruja oscura
vinieron a tejer nuestro manto de aventuras.

Recuerdo que te besé sin pronunciar un Te quiero,
que me declaraste tu amor sin decir nada,
que yo era tu edredón y tu mi témpano de hielo,
el café estaba asqueroso y ni leche nos quedaba
pero eso no importaba, porque tu dormías tranquila
y yo ni bostezaba por no perderme el baile de tus pestañas.

Como el mejor de los cuentos, guardo nuestra historia feliz
y un final por escribir, tan memorable como nos  pertenece.

sábado, 19 de diciembre de 2015

De sabores

Me saben a hierro, tus labios, como bañados 
En la sangre de tus heridas, como impregnados
Por el dolor de saber que será el último beso.

Me saben a tinta, diluida en lágrimas amargas
Como la carta que escondí entre tus bragas
Para que quedara algo de mí cerca de tu cuerpo.

Me sabe a derrota, al naufragio de mi cordura
Decirte adiós y salir de casa con total premura 
Tropezando con los escalones y nuestro sueño.

Decirte quiero que mi boca ya no acepta sabores,
que no aceptan mis ojos descubrir otros colores
Desde que tu cuerpo ha dejado de ser mi templo.

jueves, 17 de diciembre de 2015

De ruptura

Lo has roto todo, cada parte de mí 
y no has dejado piedra sobre piedra,
lo has roto todo, como rayos de sol  
desmenuzado todos los nubarrones,
Me has desmontado, todo lo que fui, 
como ingeniero tomaste cada pieza
para mejorarla solo con acariciarla
y me volviste a montar en condiciones.

Lo has roto todo, como las olas 
con la roca hasta convertirla en arena,
y con tu piel salada te meces en ella.
Lo has destrozado, al hombre de ojalata,
 y vas quemando la herrumbre para dejar crecer 
al hombre de tierra y agua, de luz y viento,
para dejar vibrar mi energía junto a la tuya
componiendo la mas bella sinfonía 
con el eco de nuestras almas.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

De jugar contigo

Llegó la oscuridad a la habitación y sin embargo apareciste tu con chispas en los dedos
y a un palmo de mí me dijiste. -¿quién quiere luz cuando todo lo que quiere está al lado?
Llegaron tormentas hasta el sillón y cuando los cristales parecían estallar por los truenos,
sacaste un alambre por la ventana y dijiste. -¿que caerá antes, tus besos o ese rayo?
Y así eres tu, como una bandera blanca izada y capaz de frenar una auténtica cruzada,
como una flor hermosa y temeraria que se atreve a crecer entre las piedras de la cañada.

Llegó la luz, y no la mediocre luz del sol que solo inunda la mitad de la tierra,
llegó de tus ojos, un destello permanente incapaz de cegar, incapaz de quemar,
y sin embargo iluminó el mundo, mi mundo completo y toda mi vida entera.
Llegaron las lluvias, los días fértiles y los valles verdes donde poder caminar,
lejos del camino agreste, de las carreteras inhóspitas o la transitada vereda,
tu convertiste los jaramagos en barandas y me regalaste un paseo hermoso por andar.
Así eres tu, constructora de puentes y castillos, demoledora de zarzas y espinos,
capaz de hallar la luz hasta en los días más sombríos solo para volver a encontrarme,
solo para poder espantar las pesadillas de los hombres y recuperar los sueños de niños.




Entonces tu cogiste mi mano y con tu sonrisa burlona me dijiste.     
-Vamos a jugar a pillar: tu ven a atraparme y yo haré como si quisiera evitarlo.

lunes, 14 de diciembre de 2015

des pedida

Sin beso de despedida, las mejillas se congelaron esperando unos labios que las vistieran, y con temblor en sus pupilas, escudriñó toda la noche la puerta esperando a que el volviera. Fue un adiós sin codeína, sin pastillas ni placebos que anestesiaran tanta pena.
Y ¿donde está?  Dicen que esa noche vistió un pijama de asfalto, que los surcos de sus labios conocieron unas lineas discontinuas. Y ¿donde está?  Se pregunto ella mientras se golpeaba con el marco, pero la puerta no se abrió en toda la noche.
Sin reyertas ni gritos, todo se mantuvo en plena calma, solo un adiós que se escapó mal dirigido. Sin mas estruendo que un centenar de huesos rotos por donde se escapó un silbido, una canción de nana antigua que le cantaba su madre, y ahora está tumbado, tratando de descifrar que habrá tras esa luz intensa pues, tal vez, cuando recorra todas las baldosas llegue a casa.

domingo, 13 de diciembre de 2015

De mi reloj tartamudo

vivo a deshora, desacompasado con el mundo
porque siempre sigo este viejo reloj tartamudo,
y es que a todas horas debemos y deberíamos
pero el se detiene y se reitera en los querríamos,
en los pequeños instantes capaces de invadir
toda la eternidad con el mas mínimo esfuerzo,
en los lapsos en que la vida nos permite vivir
sin máscaras ni disfraces cubriéndonos el cuerpo.
vivo a deshora, y cuando nadie está mirando
saco este viejo reloj tartamudo y me atranco
en ese instante en que siempre me estas besando.

sábado, 12 de diciembre de 2015

De violencia

Por amor a la violencia, no la irracional que desata el hombre, sino a la comprensible fuerza que hace temblar a la naturaleza, la que acompaña en las bestias al instinto más primitivo: seguir vivos.  Un instinto que transformamos en un esperpento transfigurado y reducido a una pasiva voluntad por mantener unas constantes vitales para constatar que aún no estamos muertos, ¿o si?

No puedo olvidar el recuerdo de rudas cabras subiendo por los riscos escarpados, enfrentar sus cornamentas y, con cierto orgullo pensar.. "Con esto ya han alcanzado su mayor realización". Como el gorrión al fabricar un nido para sus crías o el salmón luchar contra la corriente hasta llegar al
remanso donde desovar en paz. 
De un modo u otro, se topan violenta y enérgicamente con la naturaleza, se enfrentan bajo la premisa de seguir vivos el tiempo suficiente para cumplir con su máxima realización, por primitiva que sea.
Sin embargo a menudo nos observo a nosotros, declarando la guerra al orden natural para prorrogar nuestra muerte, pero... ¿ Acaso es para terminar de realizarnos? Derrochamos gran parte de nuestra vida en un estado latente, vacío de propósitos mientras las grandes poblaciones se declaran guerras que distan mucho de cualquier instinto por sobrevivir, como si nuestra existencia fuera un chicle homogéneo que tratamos de estirar sin preocuparnos de que pueda seguir o no sabiendo a algo.

Pero la vida no es un estanque de paz, no consiste en una guerra contra lo que nos rodea, sino contra nosotros mismos, una acción violenta y explosiva que nos deje mal sabor de boca cuando podríamos haber hecho más y no lo hicimos, cuando pensemos que adaptarse al engranaje social implica perder nuestro propio movimiento interno. Es fácil conformarse con las expectativas naturales, respirar de manera constante hasta que expiremos, pero si no somos un elemento más en la naturaleza, si somos conscientes de nuestra unicidad, y de las múltiples maneras de desarrollarla, ¿ por qué seguir sentados en el mismo escalón?

viernes, 11 de diciembre de 2015

De bendiciones

Tienes unos labios que mas parecen peldaños enlucidos que me llevan hasta el jardín de las delicias, benditos los pasos trocados y errados si me llevaron a encontrar tus ojos, como un refugio inexpugnable para mi alma.
Bendita tu y las corrientes que te envuelven, que te mueven y me arrastran hasta ti cada día como la energía que empuja a dos polos de infinita fuerza.
Y bendito yo, feligrés en los altares de tu cuerpo, peregrino en la tierra santa de tus mejillas, ese campo en el que se disputan mi voz y el sol poder tornar en sonrojados sus colores.
Sonríe amor, porque yacerán  malditos e impíos los días en que tu sonrisa no campe por estos lares angostos y empedrados.

jueves, 10 de diciembre de 2015

De nosotros.

Ella se echó a dormir sobre la hierba fresca en una colina
y yo me hacía el dormido con mi rostro sobre su ombligo,
pero como dormir escuchando el tambor que me da la vida,
latidos que narran tranquilidad cuando duerme conmigo.


Yo, que me disfrazo de monte cada mañana para ser el primero
que se bañe con el amanecer que despunta en sus pupilas,
y al llegar el ocaso me pinto de negro para envolverla en mi cielo.


Ella, como una noche de verano en pleno mes de enero,
como es posible que una persona sin nada más que su cuerpo
sea capaz de albergar mi vida, la suya y el mundo entero.


Yo, bañándome en jaras para enredarme en tu vestido,
me hago un ovillo pequeño, diminuto abalorio en tu piel,
envidia del cojo de Efesto, que sueña con haber tenido
la suerte eterna de verte lucir una joya forjada por él.


Ella, que es tan dulce que nadie podría esperar
que entre sus labios esconda esquirlas de lima
para lijar las aristas que nos quieran arañar,
a ella le bastan sus beso para sanar mis heridas.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

De puentes

Construí un puente hacia mi alma y a sus barandas las llamaste versos, pareados de ida y vuelta que hicieran de guía para no volver a perdernos. Construí ventanas en los cuatro muros de mis entrañas, tercetos y cuartetos enmarcando los cristales desde donde pudieras ver dentro de mí cuanto te diera la gana.
Y se trabaron las vocales en el dintel asonante de este refugio, dejando abierto el paso a las miradas, tornando en vulnerable este refugio íntimo donde pueden oírse los ecos de mi voz interna.

De asomarme a tus ojos

Podría decir mil cosas sobre tus ojos, pero aun así nadie podría jamás comprender lo que siento al asomarme a tu mirada y escuchar como me habla en silencio con un tono tan cálido que, al escapar por tus pestañas, las lágrimas se hacen bruma que te envuelve como un manto de locura, como el hada verde al final de la botella...
Sin salvación ni cura, me atrapas y tejes grilletes de seda que me harían sentirme preso de tus besos si no me arrojara a ellos sin dudarlo ni un instante, me harían envidiar a las pequeñas golondrinas si no sintiera mayor libertad que pidiendo asilo entre tus brazos cuando el sol irrumpe en nuestra cama.

martes, 8 de diciembre de 2015

De una flor

Tengo el corazón romo y desgastado de atravesar los pedregales por donde te he buscado, tengo las arterias cargadas de jaramagos, de atravesar campo a través los valles y el río desolado, tengo mi amor hecho escombros de golpear con la cabeza cada una de las paredes de nuestro reino...

Pero entre los escombros asoma una flor, que se resiste a yacer conformada entre las cenizas y las sombras, ella se asoma y busca un sol que sabe que existe, porque está ahí y no importa cuan alto se eleven las nubes de polvo, la luz está y estará ahí arriba cuando las brumas se disipen; y hará arder los rastrojos cada vez que broten, hará huir a las sombras cada vez que quieran aflorar en las laderas sonrojadas de sus mejillas. 

De morir a medias

Vi su nombre en las esquelas,
vi su nombre, pero a medias
porque ella seguía sonriendo
pero por dentro iba muriendo
como las flores de su ventana.

Siempre bajo un oscuro nubarrón
que no encuentra risa que le espante
ni fisuras donde asome el sol,
ya no escucha una voz que la levante
hace tiempo que se marchó...

Bebe cerveza para olvidarse
pero aún guarda en un cajón
cartas que no llegaron a mandarse
y ahora visten su habitación
de color gris amargura.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Del diablo y sus susurros

Honestamente, nunca tuve noticias de Dios, sea quien sea, ni en las duras ni en las maduras; creo que en el mejor de los casos debía ser como un psicólogo primerizo que observara a la humanidad retorciéndose en el diván y preguntándose el por qué de su existencia, como mi madre analizando nuestras caras la primera vez que se atrevió a preparar un pastel sin estar segura del resultado.


Sin embargo si que me han llevado mis pasos a cruzar palabras en alguna ocasión con el diablo, más de una desde aquella noche en que le encontré o me encontró en el fondo de una botella; A veces juega a los dados, sólo para ver que sucede, sólo para intentar creer que existe el azar, que no hay un destino que marque hasta el último de sus condenados pasos.
-Es difícil hacer amigos cuando la sombra de tu nombre se entreteje hasta en las pesadillas de los hombres más grandes. ¿Sabes? el día que me conoció, Shakespeare me preguntó si estaba en deuda conmigo por su talento, ¡como si fuera obra mía o pudiera obtener yo algún beneficio!.


Dicen que pensar en nuestra propia existencia y en su significado es un vicio de aquellos que no conocen calamidades ni penurias, así que en cierto modo me siento afortunado de acompañar el último trago con estas inquietudes, más aún si acontece en compañía, pensar en voz alta sin temor a  que mis palabras mueran censuradas en el cubo de los despojos de mentes herméticamente encajonadas. Vivo en un lugar donde puedes gritar sin miedo a perder la garganta, tal vez a costa de que a pocos les importe lo que tengas que decir: Todo en esta vida tiene un precio, incluso ella misma.


A veces se sienta a mi lado y observa cómo deslizo el bolígrafo a lo largo y ancho del papel, suspira y recuerda cuando el hombre descubrió cómo discurre la sangre por el interior de su cuerpo. Atraviesa la habitación y me muestra cómo circulan las corrientes electromagnéticas dentro y fuera de la tierra.
-Dime, ¿por qué crees que recorren esos caminos invisibles y no otros? ¿de donde surgió el trazo que aún siguen?.


Probablemente tacharían de blasfemia estas tertulias con esa voz que todos llevamos dentro, con esa parte de nosotros de la que nadie carece, y sin embargo lo único que me preocupa es estar en guerra conmigo mismo, tener que convivir en la discordia de no ser yo dentro de mí... Y así es como concibo uno de los mayores males de los hombres, arrojarse tan aceleradamente al conflicto con otros ahí fuera cuando ni siquiera son capaces de vivir en tregua con ellos mismos.


Una vez lo oí murmurar entre sueños, decía que si hasta los soles más inmensos y las partículas más ínfimas se regían por designios impuestos, constantes y hasta predecibles, ¿Cómo iría a ser diferente el hombre? esa diminuta mota de polvo en el espacio y en el tiempo...


Motas de polvo, ¿arrastradas por el viento o fluyendo a través de él a nuestro propio antojo?.

viernes, 4 de diciembre de 2015

De hambre

Bocados de ceniza oscura desfilan por mi garganta, una procesión de restos candentes que escarifican el angosto camino hasta mis entrañas. Soñaba con acariciar fuegos fatuos engarzados en tu pelo, devorar su llama azul y sentir que me invadía por dentro; pero ardió, hasta el aire recordaba al horno donde a veces te detenías a oler el pan recien hecho, viciado y seco, abrasando casi tanto como la mirada que acompaña al "haz lo que quieras"...

Y ¿Qué quiero? Solo miel, a cucharadas atiborradas para que caigan atrapados tus susurros en mi piel y, como el pescador con su carrete, tirar despacio hasta toparme con tus labios.

Bocados de nada, de aire frío entre tu rostro y el mío, de mirar sin encontrarnos y hacer ofrendas de tiempo al dios del desperdicio. Me atraganto con el vacío que se atrinchera en mi cuello y por mas que bebo no logro hacerlo caer al fondo de mi ser. A bocados de dolor me mordí la lengua y me sangraron las palabras.

jueves, 3 de diciembre de 2015

De ella

Ella es como una taza de té
saboreada en mitad del desierto,
un oasis que apacigua tu sed
y te mantiene dulcemente despierto.

Ella es la flor que se esconde entre la hierba,
que crece hermosa, pero cautelosa y vigilante
de no dañar ningún tallo que a su vera crezca.


Ella, jamás pasada desapercibida donde pisa,
como una antorcha erguida sobre una atalaya,
así es ella, capaz de inundarte con su sonrisa
y de incendiar hasta las rocas allá donde vaya

martes, 1 de diciembre de 2015

Del jardín de la nostalgia

    Siento la extraña obligación de regar este jardín y, por malos recuerdos que me traiga, no dejar que se marchiten estas flores. Fue aquí donde papá cogió su pistola y tiñó los narcisos de color carmesí, supongo que es la sensación de que parte de él se ha quedado entre sus tallos.

Mi padre había sido soldado y aunque llevaba varios años retirado, me confesó en secreto que había traído la guerra con él a casa, que por más que bebía en el salón, no lograba zafarse de ella.
-Es duro perder a tus compañeros y amigos, y se que algún día pasaras por eso, pero rezo a Dios para que jamás debas encañonar a un niño con tu arma, da igual si el te está apuntando con la mirada alienada.



Solía venir al jardín y pasaba las horas construyendo juguetes y arreglando el columpio del árbol una y otra vez, sin importar que ni mi hermana ni yo tuviéramos ya edad para jugar, el sólo quería mantenernos a salvo y evitar a toda costa que creciéramos... Lo cierto es que echo de menos aquello, despertar los fines de semana con su voz cargada de café sugiriéndonos ir a pescar al pantano, ahora ya nunca voy por allí, no puedo.


En la familia solían murmurar que papá siempre había estado loco, que solo un demente escogería ese tipo de vida dejando en casa a su muer y sus hijos sin mayor amparo, especialmente la tía Elena:
-Debería haberse preocupado más por su familia y no por la de otros.



Vieja amargada... Mamá se había enamorado de él con galones en la camisa y muchos sueños en la cabeza, y el lo dio siempre todo por dejar un futuro mejor a su familia, eso es algo que nosotros sabíamos, siempre estuvimos orgullosos de su esfuerzo, y jamás olvidaba un cumpleaños, por muy lejos que estuviera.



Sin embargo hizo cosas horribles, era su deber y no le permitían cuestionar nada de lo que se le encomendaba desde arriba, “jerarquía y deber”, el precio por tratar de construir un mundo más seguro donde poder estar, ¿Valía la pena?. Después de Senegal ya nunca lograba descansar, dormía a base de pastillas y se despertaba aterrorizado a media noche, creyendo que ninguno de nosotros le oía.


En los últimos días, solía confesarse con mamá en la cocina mientras nosotros desayunábamos en el salón, suspiraba y le preguntaba de qué había servido todo lo que hicieron allí cuando encendía la televisión y veía que todo seguía igual, hileras de cuerpos maltratados e inertes a las puertas de cualquier edificio.



No considero que fuese un héroe por lo que hizo en aquellos países o en este, pero se que vivió con una sombra que los demás no podrían ni imaginar, que sacrificó tanto de sí mismo para que otros, nosotros, solo experimentáramos el horror de la guerra cuando encendiéramos la televisión. Me siento aquí, ante el jardín y me pregunto por qué no logré hacer que se encontrara a salvo entre nosotros, traerle una taza de café al porche, ayudarle a reparar algo o dejarle ganar al ajedrez; esta no es la partida que quería perder.

De su voz

Tu voz, casi un murmullo despuntando por el Este,
casi jirones de viento cuando llega la hora del alba
haciéndome dudar de si eres tu o tan sólo el eco
apaciguado de sirenas que escondidas en tu pelo
se preguntan que precio habrá, si es que alguno haya
de pagar para yacer siempre a tu lado sin dejar de verte.

Tu voz, que a veces clama a levante y a poniente
y les hace enmudecer, guarecidos en sus lejanas cavernas,
que desdibuja el cielo austral y el boreal cuando de pronto
ya nadie en su sano juicio osa a ponerse en frente,
a replicar palabras que escapan de tus labios como tormentas,
derribando de este barco a todo el que permanezca a bordo.

Tu voz, y la mía, en una escaramuza donde sólo llevo
mi cuchillo contra todo tu arsenal vibrante y fonético,
atrincherados, malheridos y con el fango por el cuello
me arrojo en una acción suicida, siempre sin éxito,
porque ni rimas asonantes, ni unos versos apareados
lo han logrado, menos aún argumentos "asalvajados".
Por más que me empeño tras cada refriega
siempre olvido que su voz y la mía esperan
unos labios que silencien, unos brazos que rubriquen
con amor el final de esta cruenta jornada.

De jaste tus huellas

Tu dibujaste un corazón
con tu dedo en la orilla del mar
y observando no pude evitar preguntar:
¿Por qué razón por que el amor queda siempre grabado
con un músculo que no para de sangrar?.
El mar con su oleaje la huella borró
y conmovida tu me preguntaste
de cuantas lágrimas se compondría
aquella ola que te arrebató el corazón.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Del estío interminable.

Siempre huele a playa entre sus sábanas
a piel tostada por el sol de sus pupilas
y el sudor salado evaporándose en la cama,
ella es como el más intenso amor de verano,
como cerveza fría con los pies en la orilla,
es la reina estival, y lo es cada día del año...

domingo, 29 de noviembre de 2015

De estanques

Era un estanque de palabras que morían varadas en un papel
una ciénaga de estrofas que desconocía lo que era la luz del sol,
y entonces te conocí, como una descarga eléctrica que me crucificó
solo para devolverme a la vida, solo para hacer al agua correr
donde antes moraban sapos y culebras, palabras que nacían muertas.

Incendiaste las zarzas para darnos un lugar donde sentarnos a comer,
¿cómo no iba a comer? si siempre guardabas tus besos en una cesta
y me dejabas arrojar los cubiertos al suelo y devorarte con los dedos.

Era de un gris pardo que solo se encuentra en libros abandonados,
pero tu soplaste tan fuerte que descubriste los tonos de mi alma,
y aún cuando se envolvió todo con aquella nube de polvo gris
tus pies descalzos se encaminaron sin vacilar hasta mi lado

Y me dijiste "parece que va a llover, será mejor que tomes el paraguas"
aprovechando una vez más la oportunidad de aferrarte a mí,
aprovechando, como cada día, cada posibilidad de invadir
con tu sonrisa mis labios, nuestras miradas, el infinito que nos resta...

Me llenas de vida, tanto que desborda por mis dedos
el impulso vivo e incansable de decirte cuanto te quiero,
de arañar con ellos y grabar nuestros nombres en el cielo.

De alcanzar el cielo

Había reunido el valor suficiente para hacer aquello para lo que había nacido, hoy sería el día en que a su corta edad Erik alcanzaría el cielo, y lo había dispuesto todo aquella misma mañana de noviembre.
Había escogido que ropa llevaría puesta, un calzado elegante y cómodo, su camisa favorita y unos vaqueros, tomó su cazadora y guardó toda una serie de enseres en sus bolsillos: el siempre había pensado que debía estar siempre preparado para cualquier situación, y esta era una situación muy importante, era el día en que alcanzaría el cielo.
Erik no era piloto de avión, ni siquiera trabajaba limpiando las grandes cristaleras de los rascacielos, era un joven mediocre, sin una vida envidiable pero insistía en pensar que la vida le reservaba algo especial, algo que le haría ser recordado para siempre, ¿Por qué entonces no iba a salir a buscarlo él mismo?.
Llevaba una mochila colgada en la espalda, una nota que recorría sus dedos como naipes en la mano de un tahúr y de camino a la cafetería silbaba una canción antigua que le ausentaba mentalmente de todo lo que sucedía a su alrededor, tal vez simplemente pensaba que el mundo a su alrededor cambiaría por completo de un momento a otro.
Y silbando llegó a la cafetería, sin embargo no se sentó a pedir nada, parecía nervioso y el camarero se percató de ello, por lo que decidió acercarse y preguntar si podía hacer algo por él, si quería tomar algo en la terraza.
-No gracias, estoy seguro de que sirven un café estupendo, pero no es eso lo que quiero de ustedes.
El camarero lo miró preocupado y vaciló en llamar al encargado justo antes de que Erik volviera a hablar...
-Verás, usted tiene la suerte de vivir en este lado del mundo donde la gente puede ser feliz, donde tiene un hogar y un buen trabajo; sin embargo, es aún más afortunado y desconoce el por qué.
-¿A qué se refiere? Si es algún tipo de broma no la comprendo, amigo.
-Me refiero a que dentro de un rato verás entrar a la joven más hermosa que jamás verás, tu no lo sabes pero es increíble, la manera en que se emociona, sus antojos y sus dilemas... es maravillosa y hoy es el día en que vas a conocerla, el mismo día en que voy a pedirle que pase el resto de su vida completado la mía.
-Va a declararse y quiere preparar algo especial, ¿es así?
-Es mucho más, ella ya es alguien especial, desearía organizar algo único, tanto como lo es ella para mí.


Durante diez minutos y un café con leche, Erik le explicó todo lo que quería organizar para aquella joven que llevaba esculpida en su sonrisa la escalera hacia el cielo. Le contó cual era su canción favorita, cuando debía poner aquel disco de Boza, le enseñó aquellas láminas de sus artistas favoritos, y le ayudó a colocar aquellos cuadros de el Greco, Murillo y Maino; el colocó en la carta del menú sus poesías favoritas y una foto de cuando siendo niña bailaba y jugaba a todas horas...


Aquel joven estaba decidido a ser su baúl de los recuerdos felices, el lienzo donde pintar sus sueños y la partitura donde grabar los acordes de la más grata locura. Sabía que la felicidad está en disfrutar de cada instante, de saborear los pequeños detalles y festejar los grandes... y todos llevaban su nombre, coronado como en las nevadas cumbres de las majestuosas montañas.


Cuando ella abrió la puerta y entró en busca de un café que la aferrara unas horas más a la vigilia, aquel atónito empleado comprendió todo lo que minutos antes había escuchado, sin saberlo su mundo había cambiado, aquellos ojos habían invadido el establecimiento, transformando el universo que le rodeaba... Ella sonrió con tanta fuerza, que las formas se desdibujaron, dejando solo colores y una armonía de sonidos imposible de olvidar.

sábado, 28 de noviembre de 2015

De geometrías oníricas

Tengo algunos sueños que se enmarcan dentro de pequeños triángulos; son hermosos y armónicos, al principio creía que eran los mejores sueños que jamás podría tener, pero resulta que esos sueños tienen aristas y, cuando tropiezas, se esparcen por el suelo y se clavan; son los primeros que te hieren por dentro, son justamente aquellos que mas duelen cuando permanecen tanto tiempo guardados ahí dentro, oxidándose y aguardando el próximo traspiés para hacer mella en la trastienda de tu sien...
 Con el tiempo he descubierto que realmente me gustan los sueños que se dibujan como un anillo apresurado en un papel: parecen escasamente simétricos, pero resultan inconfundibles, y sobretodo propios, con una idiosincrasia que los hace tan valiosos como el primer beso de dos enamorados, una huella que lejos de ser replicable, solo se entiende bajo la historia única del individuo que alberga tal ensoñación.

viernes, 27 de noviembre de 2015

De tallos y grajos

Algún día despertaremos y alzaremos la mirada al cielo y lloraremos, ha caído al suelo otra hoja del árbol del arte, hay esquejes que están a punto de desprenderse allí donde los brotes casi ni brotan y las orugas carcomen esperanzas, de allí donde tantas tijeras censuran con su indiferencia la génesis de algún esperanzado retoño.
Igual que a la pobre Kitty Genovese, el talento a menudo grita asustado y agoniza en cualquier callejón sin que nadie parezca inmutarse, se desangra y en un último esfuerzo se pregunta..
¿Qué hice mal? Lo que hizo fue aflorar en el jardín equivocado, alzar su voz en un bosque de gritos que drenó su savia y convirtió en espinas sus peciolos. A menudo nos topamos con el lugar o el momento equivocado y, por más que nos empeñemos, no nos queda más que resignación y barbecho...
Tal vez sea que no todas las semillas que dan de morros contra el abono llegan allí para germinar y dar frutos a hombres y bestias, tal vez las hay que, en el mejor de los casos, se conviertan en silenciosa comida de grajos. Entonces, si duerme en un lecho de rocas desecado y olvidado, aguardando el pico que la haga alimento, ¿Por qué darse cabezazos tratando de extender sus raíces más allá de los peñascos? ¿Por qué tratar de saltar si ni el agua haría ondas y ecos en este vano intento?.
Comida de grajos, y volar en su buche para acariciar al menos una vez el cielo...




El caso de Kitty Genovese

martes, 24 de noviembre de 2015

Del ocaso en aguas frías

Hay un hombre sentado al fondo del bar, bebe cerveza y mira el reloj,
entró bien vestido, pero tras su camisa ese pobre diablo apesta a sudor,
huele a miedo, a días en vilo y noches esperando a que suene el despertador.

Arroja al aire una moneda de cobre y al caer la atrapa con sus manos,
susurrando entre dientes que dios le ayude y sea cruz lo que ha tocado,
y sin embargo al retirar sus dedos suspira triste y vuelve a tomar otro trago.

Hay un hombre que se está ahogando en las costas de isla bebida,
y maldiciendo su nombre le grita al camarero que no tomará el salvavidas,
que no sacará del bolsillo las piedras ni la emborronada carta de despedida.

Arroja diablos desde su garganta y cuando nadie le mira,
echa mano a la cartera y desdobla una vencida fotografía
de cuando ella le hacía cosquillas, de cuando aún le sonreía.

Y ese hombre agarra el vaso con fuerza, con tanta rabia como pena,
por haber levantado un mar entre su atormentada playa y la de ella,
por que ella era su sol y ahora solo le alumbraban cerillas y velas...

Arroja sus cartas al puerto y, llorándole olas amargas,
se hunde en el agua desnudo, abrigado sólo por algas
y un rayo de luna que se despide de él y le besa la cara

De sinrazones



Divago, mis pensamientos sentados alrededor de la mesa donde la liebre de marzo sirve copiosas tazas de sin razón al sombrerero y al resto de comensales. Sonríen todos mientras las tazas sobrevuelan sus cabezas y alguna idea corretea bajo la mesa haciendo temblar toda la vajilla.
Medito en este festín de tiempo y lucidez, buscando al mejor postor que me ofrezca una salida clara para tantas dudas. Y sin embargo no encuentro manera, bebo despacio el té, conociendo que esta tertulia interna irá para largo, sabiendo que en este debate de mi yo conmigo quedará en tablas como cada noche.
Voy perdiendo la razón mientras acumulo folios a medio escribir y sin apenas traducir la canción que entonan mis neuronas mal afinadas, sin ni siquiera atreverme a releer cada palabra que se escapa de esta merienda de locos que acontece a diario en mis entrañas.
Y finalmente decido escribir, a oscuras y sin darle espacio a la cordura, como un simio aporreando botones y esperando a ver que sucede cuando la luz se encienda. Voy deshilachando los retales que componen el tapiz de mi razón con la esperanza de hallar sentido a cada idea, a cada suspiro y cada acorde que componen la sinfonía de mis pensamientos.
Podría decir que me empuja una elaboración profunda, que todo surge de una abstracción interna, pero más honesto y más sincero es decir que me pesaba el alma y dejé abierto el sumidero de mis dedos.






Disculpen la incomprensión.

lunes, 23 de noviembre de 2015

De requiem a sus falanges.

Voy arañando el cielo con la punta del bolígrafo, tratando de rozar el infinito con mis versos,
pero en vano voy tiñendo de rojo mis dedos, desgastando mi piel hasta asomar mis huesos,
en un intento de gritar en el vacío, oscuro y frío donde cualquier luz se convierte en faro
y sin embargo toda chispa que arrojo no se alza más que como un trozo de carbón gastado
de tanto soplar, y tanto soplar sin que las llamas broten más allá de mis ingenuos ojos.

Voy escarbando la tierra como el hombre que enloquecido por las horas al sol
cava surcos de riego en las arenas del desierto y desea que acabe brotando una flor,
empujo bueyes con mis nudillos, y les susurro al oído, instando a su premura,
confiado yo en que abrirán el camino por donde mi sueño algún día discurra,
y sin embargo solo encuentro pedregales donde quiebran aun más mis huesos rotos.

Tan esclavo como dueño soy de lo que escribo, prisionero de sueños en voz alta,
y por más que los grite, por más que los alce sobre el silencio no llegan a nada,
ensordecido por el susurro más irrisorio, la voz que escondo lentamente se apaga.

Voy soplando las velas, voy arrinconando las ascuas y apagando las brasas,
como un anciano consumido por el día voy atrancando las ventanas de mi casa,
contemplo el lapicero y por un instante debo hacer callar el instinto de mis dedos,
que tiemblan como los fieles sabuesos que sienten llegar por fin a sus dueños,
pero sus ladridos se extinguen entremezclados con el hollín de la candela.

domingo, 22 de noviembre de 2015

De dos cuerpos

Dibujaba pétalos en el cristal de la ventana, empañadsa por la lluvia que caía fuera, había llegado el otoño y se había colado hasta su alma, deshojandose por no encontrar calor al otro lado de la almohada. Treinta años, la sonrisa preciosa y un jefe orgulloso con su trabajo, pero estaba vacía, casi tanto como la botella que ahora llacia en la moqueta, y había decidido arrojarse por el balcón para ver si flotaba...
Su camisón de raso se coló por el umbral y rápidamente la lluvia comenzó a correr por su cara, resbalándose hacia abajo y haciendo que la silueta de sus pechos se asomara en busca de un aliento cálido y obsceno.

Colocó sus pies al borde y le hizo una última reverencia al mundo, entonces, respiró hondo y adelantó un pie al tiempo que una fuerza mayor agarró su brazo y tiró de ella hacia el interior de la ventana de al lado.
Al mirar, descubrió a un joven tenso, los músculos de sus brazos parecían casi palpitar al tiempo que arrojaba a la calle un cigarrillo a medio fumar.
-Tienes suerte de que siempre me asome a fumar, habría tenido celos del asfalto.
-¿celos?
-Por supuesto, no querría ver como te acuestas con el.

La respuesta sobrecogió a la mujer, que desde el suelo agarró la cremallera del pantalón de su salvador y lo arrojó sobre ella, el golpe le rebotó toda la espalda contra el suelo, que se iba empapando por instantes.
El se alzó para poder arrancarle el pijama, haciendo que el raso se escurriera en una esquina de la habitación, el resto del salón era invadido por gritos y susurros envueltos por un calor humano que rodaba de un lado a otro.
La ropa fue marcando un sendero estrecho regado por las gotas de lluvia y sudor, y alrededor del cual brotaban caricias y espasmos, describiendo el festín de amor y deseo que celebraban aquellos besos, buscando un éxtasis que les liberara de su propio cuerpo.

Había llegado el otoño a su ventana... Para deshojarla de llantos, de vestidos y vinos no compartidos.

viernes, 20 de noviembre de 2015

De cirte

Quiero decirte que he bailado bajo la tierra y, yo,
he caminado por encima de las nubes, pero,
de nada cuenta lo pisado en cualquier suelo,
cuando te miro y siento mis pies rozar el cielo.

Quiero decirte que te quiero sin un Te quiero en lo que escribo,
sin componer un pareado con lo más divino de tus besos,
pero es probarlos un instante y recuerdo todos los rezos
que arrojé al infinito cada día antes de tenerte aquí conmigo.

Quiero decirte que el sol brilla, y si ilumina cual bombilla
es por buscarte en cada parte, por alumbrarte como al arte
que entre oscuros muros solo es visitado por los murmullos
de ignorantes caminantes que sin duda pasarán por delante

sin advertir que atravesó un ángel su espacio vital
y todos sus sentidos, tal vez mal inervados descuiden
que a su lado había cruzado el estandarte de mi libertad,
por la cual esta temblorosa mano cada día escribe.

Quiero decirte gracias, porque hoy has vuelto a darme la vida.

jueves, 19 de noviembre de 2015

De clives

Desde la acera de enfrente se ven caer las tejas,
se observan caer los grandes cascotes de piedra
que regresarán de nuevo a toparse con la tierra.
Desde la acera de enfrente, aquel reino se venía abajo,
quería dejar atrás la verticalidad y encontró un atajo
huyendo del cielo al infierno vino a darle el abrazo.
Desde aquel privilegiado lugar se contemplaba el declive
de todo lo logrado, lo alcanzado y lo creado, que ya no vive
ni agita enérgico un ancho pulmón que se llene y respire...
 
Cayó, como el sol dándose de bruces contra el horizonte,
como la lágrima que ansiaba acariciar las manos del amante
y estrepitosamente fue a parar a aquella esquina del sillón.
Le dijo adiós, y esta vez ya nadie dejó escapar un "detente",
le dijo no volveré, y solo su propio eco se manifestó presente,
ella sentenció el adiós con su mirada y llenó de lágrimas el colchón.
 
y desde entonces se hicieron mar las sábanas con ´llantos amargos
y las miradas se hicieron yermos parajes donde nadie entiende de relojes...

martes, 17 de noviembre de 2015

De un brindis

Se alza una voz entre todos los murmullos,
ese pequeño homúnculo que habita en mi interior
deseando escapar lejos de estos óseos muros,
alza su mano sosteniendo una copa de vino y pide
un brindis por otra pequeña parte de mí que ha muerto,
y mientras van quebrándose las palabras se despide:
 
"Adios querido yo, hasta pronto si es que nos vemos".
Bebe un trato, la copa, la botella y hasta la vida,
porque no olvida que vivir no sólo es que respiremos,
hay que agotar cada segundo mientras la aguja gira.
Por eso hoy, por eso aquí, y cada día hasta que muera
derramaré mi alma, diluida en esta tinta oscura
deshilachando las marañas de mi enredada cabeza,
cada idea, cada emoción, cada certeza y cada duda,
viviendo cada momento como algo que expira
bebiendo a borbotones del cáliz de la locura.
 
A veces mantener la compostura,
vivir obedeciendo a nuestra cordura
nos conduce a una serena amargura
 
Que mucho dista de la idea de estar vivo...

lunes, 16 de noviembre de 2015

De soñar

Vuelvo de los jardines de Morfeo,
tratando de pincharme en cada rueca
y de beber insaciable a orillas del Leteo,

para dormir las voces que hay en mi cabeza
donde todos gritan y queda poco silencio,
preguntan a qué he venido, qué hago en esta tierra
y yo solo se contestar que estoy perdido,

tratando de hallar la paz después de tanta guerra.
Me adentro en mi ser, entre oniria y los sueños
para encontrarme sentado ante una ventana abierta
contemplando el busto de Palas y el oscuro cuervo.

Aquél era yo, o así me imaginaba dando tragos al café 
como si solo esa amarga bebida fuera capaz
de reflejar la amargura que fluía dentro de mi ser.
Y sin embargo al mirar mi estampa ante el espejo
solo encuentro una imagen desdibujada, lienzo corrido
que poco o nada refleja lo que quise portar en mi pellejo.
Me giro y oigo a mi sombra reírse de mí  mientras suspiro...

viernes, 13 de noviembre de 2015

Del sur

Me preguntaron una vez de donde era mi amor, y mi corazón se asomó y explicó desde el fondo de mi garganta...
Del sur, ¿de donde sino? 
Que llevo el pecho encalado en blanco
para que cuando ella sonría lo ilumine todo,
Que me crecen flores por todo mi campo
Y cuando ella sonríe se hace marisma este coto,
Corren ríos por todos mis valles cuando llega
Con sus ojos castaños como aceitunitas del cielo,
Mi amor es del sur porque de allí viene ella,
que cuando nadie mira me canta flamenco,
que es la joya del cristiano y el tesoro del moro,
y sin embargo viste sencilla, como si no lo supiera,
saber que hasta el sol en el ocaso la mira de reojo 
saber que quiero con ella pasar mi vida entera. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

De vientos del desierto

Con estruendo rompen las olas a ambos lados del paso de peatones, y como un esclavo huyendo de mi propio Egipto recorro cada día el camino del exilio a través de movedizas calles sin oasis ni refugios; camino y la tormenta de rostros me embiste, indiferente a todo, absorta en su propio ruido como si saliéramos de casa vestidos de cristal blindado y atrancado. A veces, alguien abre un postigo para asomarse fuera, tan solo porque lo que sucede fuera es tan grande que empañe sus cristales como el siroco interrumpiendo sus pensamientos, pero rápidamente vuelve a cerrarse y corre el cerrojo para evitar que nada más altere un camino programado y sistematizado.

No hace mucho tropecé con un hombre que caminaba desprotegido, desprovisto de armaduras o atrincheramientos que le protegieran de unos transeúntes preguntando por una dirección, jamás imaginé que al volver a cruzarnos con esta persona arrojaría sobre nosotros un cabo al que aferrarnos voluntariamente, un alto en el camino improvisado y para todos afortunado, pues nos demostró lo sorprendente de nuestra condición humana, que a veces merece la pena bajar la guardia y ofrecer la mano sin miedo a recibir un mordisco.

Caminar por la calle a menudo es como atravesar de frente una nube de langostas que se mueven insaciables, pero a veces hayas una pequeña pero profunda satisfacción cuando cualquier evento es capaz de distorsionar la escena, te deja al descubierto y no puedes sino improvisar con los recursos de los que dispones, arriesgarte a actuar lejos de lo previsto y extraerle algo nuevo a la vida.


sábado, 7 de noviembre de 2015

De la belleza

Ni esculpida en fría piedra,
ni inmortalizada en un lienzo
o en las estrechas calles del pentagrama,
la creación más absolutamente bella
esculpe con su piel el viento,
dibuja perezosas líneas en la cama
y cuando sonríe...cuando ella sonríe
hasta los óleos se agrietan de girarse a verla.

jueves, 5 de noviembre de 2015

De recorrer el cosmos

Nací para ser un cosmonauta que recorrería el cielo,
navegando en su galera sin ninguna vela de tela
ni torpes timones que, atrancados en la cubierta,
tratasen de hacer frente a las corrientes que nos mueven.

Nací, pero no estaba preparado aunque quería creerlo
cuando apareciste tu con el firmamento en los ojos,
convirtiendo en estrellas cada uno de mis abrojos,
y haciendo que los astros se girasen tan sólo para verte.

He nacido y renacido porque he atravesado el infinito,
he recorrido el universo y al llegar al final tu estabas ahí
cogiendome la mano y pintando constelaciones para mí
recorriendo con tus dedos el universo muy despacito.

y es por ti que por fin vivo y no solo sobrevivo
que me atrevo a decir sin miedo que he existido
y que cada segmento de tu piel se ha convertido
en todas las cartas de navegación que necesito
para hallar la felicidad cada día de mi vida.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Del movimiento

Me he detenido un instante a respirar y he sentido cómo la quietud me iba robando el aire, que la estática en mis pies no hace otra cosa que apelmazar el oxígeno que trato de respirar, y siento que estoy a punto de caer atrapado en un foso sencillo y ordenado alejado de preguntas. Me aterra, la posibilidd de sucumbir al conformismo rígido y dejar que las grandes aspiraciones queden enterradas bajo toneladas de preocupaciones vacías y teledirigidas.
Me embelesa la inquietud, querer aprender más de lo que me obligaron a saber, crear más de lo que debo, crecer más y ese flagelante hábito de no permitirle un descanso a mi cabeza mientras queda tanto por conocer, tanto por descubrir, tantas maneras de desarrollarse; porque al fin y al cabo, el cerebro nunca descansa, nuestros pulmones no dejan de funcionar mientras estamos vivos... y para mí no hay nada más vivo que aquello que ante todo ansía el movimiento y desarrollo.

domingo, 1 de noviembre de 2015

De Navegar

Nací para ser un cosmonauta que recorrería el cielo,
navegando en su galera sin ninguna vela de tela
ni torpes timones que, atrancados en la cubierta,
tratasen de hacer frente a las corrientes que nos mueven.

Nací, pero no estaba preparado aunque quería creerlo
cuando apareciste tu con el firmamento en los ojos,
convirtiendo en estrellas cada uno de mis abrojos,
y haciendo que los astros se girasen tan sólo para verte.

He nacido y renacido porque he atravesado el infinito,
he recorrido el universo y al llegar al final tu estabas ahí
cogiendome la mano y pintando constelaciones para mí
recorriendo con tus dedos el universo muy despacito.

y es por ti que por fin vivo y no solo sobrevivo
que me atrevo a decir sin miedo que he existido
y que cada segmento de tu piel se ha convertido
en todas las cartas de navegación que necesito
para hallar la felicidad cada día de mi vida.

viernes, 30 de octubre de 2015

De Palabras

De entre todos los delirios que destila mi cabeza a veces emerge un pensamiento que parpadea, una idea que sale a flote una y otra vez como un tapón de corcho que es arrojado al río, ¿Qué poder tienen las palabras? ¿Hasta qué punto el ser humano depende de ellas?

Disponemos de un conjunto limitado y finito de palabras, y las mismas pueden hacerte llorar de felicidad o gritar de rabia, pueden ser la mano que te alza o el puño que golpea, y no importa que conozcas de donde proceden o el por qué de una expresión hecha, porque basta con encontrar en ellas la manera de transmitir un mensaje y que alguien conecte contigo encontrando en ellas dicho mensaje, alterado siempre por el inconsciente filtro que nuestras mentes establecen hacia cualquier estímulo que logra interactuar con nosotros.

A veces este pensamiento, tan repetido en mi cabeza como en la de multitud de personas, que ha sido tan común y tan reiterado en el transcurso de la historia, me hace sentir ligeramente único por un instante, me hace pensar en la singularidad de cada comunicación y en cada momento en que un mensaje, conformado por grafos convenientemente ordenados, logra establecer un vínculo entre algo que en este instante recorre mi cabeza y aquello que recorrerá en la de aquellos que acepten el intercambio.


miércoles, 28 de octubre de 2015

De perder el norte

Caminaba, me descubrí girando en círculos como un ave con el ala rota, con demasiados horizontes y tan pocas rutas, menos aún eran las claras. Con el Norte extraviado me pregunté agotado...
-¿ Hacia dónde vas? Si saliste en busca de ti mismo y jamás regresaste.

Y es que estaba perdido, sin saber a donde ir pero seguía caminando, ¿me alejaba o estaba acercándome a mi destino? Cómo iba a saberlo, si solo se de lo que viví en el camino; se de piedras que no quiero volver a encontrar, de senderos que no quiero transitar, y de noches en que a mi estrella no quiero volver a añorar.

Pero no se a donde ir, no se qué sino hay reservado para mí; sin rastros, sin señales, tan solo arena que oculta toda pista bajo mis pies. A veces me siento como un oso lanzando mordiscos al aire sin saber en que dirección saltarán los peces, en lugar de descubrir los indicios que me hagan ver más allá de las aguas rápidas.

Crezco, y hacia arriba o eso es lo que creo, como la hiedra avanza por las paredes de una casa, errático, sin una meta más allá de seguir creciendo; oigo una voz que me llama, pronuncia mi nombre pidiendo auxilio ¿mi propio auxilio? por más que miro en todas direcciones el sol no asoma por ninguna parte... 

martes, 27 de octubre de 2015

De prisa

Acompasados, tus latidos y el tic tac de los cronómetros,
tus parpadeos y el ciclo eterno de los semáforos,
y una piedra en tu zapato que no retiras por falta de tiempo.

Soterrados, bajo una torre de papeles quedaron tus sueños,
son olvidados y queda tan sólo un murmullo ya,
dicen que no recuerdan como era vibrar con el viento.

Abreviados, los mensajes acotados en cajones perfectos
con tantos límites que bostezar descuenta vocales,
con tanta prisa que siento culpabilidad si me detengo.

Y he tropezado, mi pie izquierdo quiere llevar otro ritmo,
escarba en las montañas de papeles buscando un amigo,
se detiene y desde ahí abajo grita que soy un cretino
por ir a prisa, escribir rápido y dejar el café a medias.

Y he desgastado las suelas de mis zapatillas en la acera, 
como si fuera un copo de nieve que ve llegar la primavera,
con mucho por hacer antes de que se deshiele y muera...

Así de pronto, así de rápido termina, porque se que llevas prisa,
porque se que hay muchas formas de despertarte una sonrisa,
Pero si esta es una de ellas, ¿ por qué no te detienes y me avisas?

sábado, 24 de octubre de 2015

De milagros

Si creo en milagros es tan sólo en mi preciado efecto dominó:
que nací y naciste, que un día te conocí y me sonreiste,
que mi locura conoció a tu sinrazón y como un tifón
hicieron volar todo, la cordura, los papeles y nuestra imaginación.
Creí que eras la pieza de mi rompecabezas desde que apareciste
y sin embargo hoy me retracto, tu eres todo mi puzzle
eres mi enigma y mi respuesta, incluso a preguntas que aún no hice.

Si pidiera la impedecedera prórroga de una vida mas allá de esta
no sería sino porque esta me parece ridículamente insuficiente
para pagar todas las deudas que he contraído con tu boca,
por las sonrisas, por los llantos, por el aliento caliente
que como un murmullo se escapa entre tus labios y se vuelve tormenta
al chocar contra mi pecho en las noches de invierno.

Si estoy aquí sentado, mancillando el tiempo perdido
por sujetar un bolígrafo en lugar de acariciar tus dedos
es porque quiero, amor, tatuar los caminos que sigo
a lo largo de tu piel en un pedazo perenne de papel
para que los recuerdes cuando estas falanges estén lejos,
recuerda mis huellas y como quise borrarlas con mis labios
y recuerda que siempre volví a la escena del crimen haciendome el dormido.

viernes, 23 de octubre de 2015

De arañazos

Tengo los dedos romos, las uñas desgastadas de arañar el cielo buscando un poco de aire, y es que ¿Por qué cuanto más trato de escapar mas preso me siento? Preso en una jaula intangible de miradas y murmullos, preso en el mundo libre. Respiro como si habitara en un ascensor averiado,  sin saber si a casa paso que doy estou subiendo o bajando y, por más que araño hacia afuera, no consigo sino abrir resquicios que miran hacia adentro, descubriendo más lo que soy y lo que quiero ser, pero sobretodo aquel quien no quiero ser... y es que, como dijeron una vez, cuanto mas me asomo fuera.. más deseo quedarme dentro

miércoles, 21 de octubre de 2015

De la lluvia

Sentado frente a la ventana en este día de chubascos me he asomado a la acera y he descubierto que bajo los paraguas había tanta lluvia como la que estaba cayendo desde el cielo. Decenas, cientos y miles de gotas idénticas desplazándose pasivamente y creyendo tomar un camino propio y personalmente escogido, como si esa elección, igual que la mayoría de las tomadas, les perteneciera, sin que ninguna fuerza mayor les empujara realmente.
Sin embargo, a pesar de toda la inercia que nos va guiando, siento cierto alivio esperanzador cuando se oye la tormenta y los imprevisibles vientos hacen danzar los aguaceros con la suficiente rebeldía como para empapar el fino papel que se despliega altivo en intramuros.
Somos seres sociales y sociables pero a veces debo girarme, pedir a la gravedad un respiro porque individuos singulares hacen de la sociedad un hábitat demasiado hostil para vivir, vivir en el sentido más profundo de su acepción y que se aleja del logro de enlazar el hoy con el mañana en una consecución tediosa en el calendario.

martes, 20 de octubre de 2015

Del arte


A menudo se adentra en mí, atraviesa todas mis dermis hasta lo más profundo de mi ser, 
y me encuentra allí, desnudo, vulnerable, tan débil y quebradizo como la semilla que todos llevamos dentro... 
Y me hiere, no puede ser de otro modo, me hace temblar hasta que las lágrimas brotan 
y se dispersan por los surcos de mi quebrada semilla. Pero no es una herida que duela, 
no es una cicatriz que deba lamentar cuando recordarla me hace estremecer del gusto 
y me devuelve a la vida, a la vida que sueño, a la vida que busco, esa vida que ansío en mi interior como el sol ansíado por el brote de trigo.
Y así es el arte, así es el verdadero arte, capaz de atravesarnos como si fueramos etereos, 

capaz de alzarnos como una atalaya o de arrojarnos como la plomada lanzada al centro de la tierra. 
A veces tan efímero como el primer acorde, a veces tan eterno como la canción que me dedicaste.

domingo, 18 de octubre de 2015

De mis garabatos

Desde este lado de mi yo voy desenredando garabatos,
voy recomponiendo el puzle que mis ideas provocan,
y cada vez que algo aclaro, mas claro es que estoy perdido.
Aparto con cuidado las madejas de caóticos pensamientos
como zarzas en las que afiladas espinas incesantemente brotan,
que tejen y destejen los hilos de este telar raído,
Y en la punta de un lápiz engarzó el extremo errático de mi ser
que parece enderezarse en cada línea y tomar forma como un helecho
que lentamente se desenrolla en busca de la luz.

viernes, 16 de octubre de 2015

De inclemencias

Como las olas, tu voz me mece y me golpea
contra las rocas, un diablo que navega
y como único destino lleva el fondo del mar.
Como una droga, arrebátame todo lo que ves
menos tu boca, que seda y me enloquece
y si me falta entre mis labios me hace delirar.
Yo como el fuego, a veces paz y a veces guerra
pero te quemo, y como fénix te veo renacer
hasta la llama de la que ya no te vea brotar,
y como hojas, te vayas con en viento lejos
a otro lugar, fuera de tantas cenizas
y de aguas saladas que bañan tus heridas.

De gritar

Me asomo al balcón y encuentro un mundo roncando, que no sabe de mí ni le importa, el permanece en su letargo y haciendo imposible mi descanso, ¿ Cómo descansar? ¿ Cómo huir? Si el sonido es solo ruido, si las nubes son sólo humo en un cielo a punto de colapsar.
Trato de gritar, de alzar la vista mas allá de las antenas y escribir mi nombre donde no lo eclipsen pantallas ni farolas. Y ¿ Quién oirá mi voz en el asfalto? No pido una mano en auxilio, ni mas salvavidas que la paz de haber sido al menos escuchado.

jueves, 15 de octubre de 2015

De retales

Desde el fondo de tu sonrisa
hasta el borde de tus labios, tu,
has tejido atrapasueños invisibles
donde los fantasmas se deshilan y tú,
has colgado inspiraciones en las rendijas
para ver como se espolvorean desde el cielo azul
en los días de sol o cuando vengan las nubes.
Y es que tú, desenredaste mi armadura
y me enseñaste la libertad de mi voz desnuda,
me has desvestido en pleno invierno
y no he sentido al frío invadir mi cuerpo.
Acercate a mis dedos cada mañana,
deja que teja sonrisas con torpes puntadas
para que vuelvas a por más llegado el alba,
llegado el último sol te me acerques exigente
y me pidas que borde la alegría de toda una vida
para abrigarnos mientras aún nos miramos.

miércoles, 14 de octubre de 2015

De Rugidos

Esta noche el viento esta cargado de fieras
las oigo arañar la ventana, aullando a fuera,
van recorriendo uno a uno todos los umbrales
en busca de rendijas que olvidamos atrancar,
deseando sorprendernos recostados en el sofá.
Pero esta noche las bestias han huído al vernos saltar,
han retractado cada paso hasta la sombra del portal.
Nos sobran las jaurías, las manadas hambrientas
cuando beso a beso las caricias se hacen salvajes
y todo rastro nace y muere entre nuestras piernas
toda huella de civilización está esparcida por el suelo
y lo único que nos viste es un instinto primitivo
y los rugidos de un somier que nos acompañan
como la banda sonora que nos sigue en cada desenfreno.

Heridas

Hay heridas que no duelen, que no curan,
como las delgadas líneas en mis dedos
que no entienden de puntos de sutura,
que supuran tinta y descongestionan el tormento
de un millar de ideas, de pensamientos
sobrevolando este laberinto de neuronas.
Hay heridas que nos hacen libres
e individuos maravillosamente imperfectos
que recorren los pasillos de este asilo mental
al que insistimos en bautizar como sociedad.
Siendo así, que la punta del bolígrafo me desgarre,
que haga jirones en mi piel alzándose en el viento,
cada vez más cerca de la tormenta
cada vez más lejos del peligro
de caer enredado en la vulgaridad.

lunes, 12 de octubre de 2015

Navegar entre tus mares.


Quiero que me dejes varado en tu orilla, con la sal en mi piel haciendo cristales, con la luz en tus ojos haciéndose faros. De nada me sirvieron los mapas, en vano seguí los astros pues la verdad, la más clara verdad es que siempre estuve perdido hasta que me encontraste, sin rumbo, sin velas, haciendo aguas por cada uno de mis poros. Fuiste tu, con tu pelo enredado en las olas y arrojando botellas al mar pidiendo auxilio, quién me hizo encallar entre tus labios, fuiste tu quien quebró mi barco y me hizo estar a salvo. Hoy, como cada día desde entonces y hasta el día que me muera, deseo surcar tus mares sin miedo a dar de bruces con cada uno de tus lunares, arrojarme desnudo a los arrecifes de tus afiladas pestañas y, alzando la vista hacia el horizonte me arrojaré a tus besos salados...