Ella es como una taza de té
saboreada en mitad del desierto,
un oasis que apacigua tu sed
y te mantiene dulcemente despierto.
Ella es la flor que se esconde entre la hierba,
que crece hermosa, pero cautelosa y vigilante
de no dañar ningún tallo que a su vera crezca.
Ella, jamás pasada desapercibida donde pisa,
como una antorcha erguida sobre una atalaya,
así es ella, capaz de inundarte con su sonrisa
y de incendiar hasta las rocas allá donde vaya
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