Construí un puente hacia mi alma y a sus barandas las llamaste versos, pareados de ida y vuelta que hicieran de guía para no volver a perdernos. Construí ventanas en los cuatro muros de mis entrañas, tercetos y cuartetos enmarcando los cristales desde donde pudieras ver dentro de mí cuanto te diera la gana.
Y se trabaron las vocales en el dintel asonante de este refugio, dejando abierto el paso a las miradas, tornando en vulnerable este refugio íntimo donde pueden oírse los ecos de mi voz interna.
Ahora estamos explicando la métrica, y aquí haces alusiones a ella pero con metáforas insospechadas.
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