Era un estanque de palabras que morían varadas en un papel
una ciénaga de estrofas que desconocía lo que era la luz del sol,
y entonces te conocí, como una descarga eléctrica que me crucificó
solo para devolverme a la vida, solo para hacer al agua correr
donde antes moraban sapos y culebras, palabras que nacían muertas.
Incendiaste las zarzas para darnos un lugar donde sentarnos a comer,
¿cómo no iba a comer? si siempre guardabas tus besos en una cesta
y me dejabas arrojar los cubiertos al suelo y devorarte con los dedos.
Era de un gris pardo que solo se encuentra en libros abandonados,
pero tu soplaste tan fuerte que descubriste los tonos de mi alma,
y aún cuando se envolvió todo con aquella nube de polvo gris
tus pies descalzos se encaminaron sin vacilar hasta mi lado
Y me dijiste "parece que va a llover, será mejor que tomes el paraguas"
aprovechando una vez más la oportunidad de aferrarte a mí,
aprovechando, como cada día, cada posibilidad de invadir
con tu sonrisa mis labios, nuestras miradas, el infinito que nos resta...
Me llenas de vida, tanto que desborda por mis dedos
el impulso vivo e incansable de decirte cuanto te quiero,
de arañar con ellos y grabar nuestros nombres en el cielo.
Bien. Me gusta ese formato del versículo. ANIMO con la creación. Así empezaron los grandes.
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