Igual que a la pobre Kitty Genovese, el talento a menudo grita asustado y agoniza en cualquier callejón sin que nadie parezca inmutarse, se desangra y en un último esfuerzo se pregunta..
¿Qué hice mal? Lo que hizo fue aflorar en el jardín equivocado, alzar su voz en un bosque de gritos que drenó su savia y convirtió en espinas sus peciolos. A menudo nos topamos con el lugar o el momento equivocado y, por más que nos empeñemos, no nos queda más que resignación y barbecho...
Tal vez sea que no todas las semillas que dan de morros contra el abono llegan allí para germinar y dar frutos a hombres y bestias, tal vez las hay que, en el mejor de los casos, se conviertan en silenciosa comida de grajos. Entonces, si duerme en un lecho de rocas desecado y olvidado, aguardando el pico que la haga alimento, ¿Por qué darse cabezazos tratando de extender sus raíces más allá de los peñascos? ¿Por qué tratar de saltar si ni el agua haría ondas y ecos en este vano intento?.
Comida de grajos, y volar en su buche para acariciar al menos una vez el cielo...
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