Caminaba, me descubrí girando en círculos como un ave con el ala rota, con demasiados horizontes y tan pocas rutas, menos aún eran las claras. Con el Norte extraviado me pregunté agotado...
-¿ Hacia dónde vas? Si saliste en busca de ti mismo y jamás regresaste.
Y es que estaba perdido, sin saber a donde ir pero seguía caminando, ¿me alejaba o estaba acercándome a mi destino? Cómo iba a saberlo, si solo se de lo que viví en el camino; se de piedras que no quiero volver a encontrar, de senderos que no quiero transitar, y de noches en que a mi estrella no quiero volver a añorar.
Pero no se a donde ir, no se qué sino hay reservado para mí; sin rastros, sin señales, tan solo arena que oculta toda pista bajo mis pies. A veces me siento como un oso lanzando mordiscos al aire sin saber en que dirección saltarán los peces, en lugar de descubrir los indicios que me hagan ver más allá de las aguas rápidas.
Crezco, y hacia arriba o eso es lo que creo, como la hiedra avanza por las paredes de una casa, errático, sin una meta más allá de seguir creciendo; oigo una voz que me llama, pronuncia mi nombre pidiendo auxilio ¿mi propio auxilio? por más que miro en todas direcciones el sol no asoma por ninguna parte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario