Desde el fondo de tu sonrisa
hasta el borde de tus labios, tu,
has tejido atrapasueños invisibles
donde los fantasmas se deshilan y tú,
has colgado inspiraciones en las rendijas
para ver como se espolvorean desde el cielo azul
en los días de sol o cuando vengan las nubes.
Y es que tú, desenredaste mi armadura
y me enseñaste la libertad de mi voz desnuda,
me has desvestido en pleno invierno
y no he sentido al frío invadir mi cuerpo.
Acercate a mis dedos cada mañana,
deja que teja sonrisas con torpes puntadas
para que vuelvas a por más llegado el alba,
llegado el último sol te me acerques exigente
y me pidas que borde la alegría de toda una vida
para abrigarnos mientras aún nos miramos.
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