Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Del estío interminable.

Siempre huele a playa entre sus sábanas
a piel tostada por el sol de sus pupilas
y el sudor salado evaporándose en la cama,
ella es como el más intenso amor de verano,
como cerveza fría con los pies en la orilla,
es la reina estival, y lo es cada día del año...

domingo, 29 de noviembre de 2015

De estanques

Era un estanque de palabras que morían varadas en un papel
una ciénaga de estrofas que desconocía lo que era la luz del sol,
y entonces te conocí, como una descarga eléctrica que me crucificó
solo para devolverme a la vida, solo para hacer al agua correr
donde antes moraban sapos y culebras, palabras que nacían muertas.

Incendiaste las zarzas para darnos un lugar donde sentarnos a comer,
¿cómo no iba a comer? si siempre guardabas tus besos en una cesta
y me dejabas arrojar los cubiertos al suelo y devorarte con los dedos.

Era de un gris pardo que solo se encuentra en libros abandonados,
pero tu soplaste tan fuerte que descubriste los tonos de mi alma,
y aún cuando se envolvió todo con aquella nube de polvo gris
tus pies descalzos se encaminaron sin vacilar hasta mi lado

Y me dijiste "parece que va a llover, será mejor que tomes el paraguas"
aprovechando una vez más la oportunidad de aferrarte a mí,
aprovechando, como cada día, cada posibilidad de invadir
con tu sonrisa mis labios, nuestras miradas, el infinito que nos resta...

Me llenas de vida, tanto que desborda por mis dedos
el impulso vivo e incansable de decirte cuanto te quiero,
de arañar con ellos y grabar nuestros nombres en el cielo.

De alcanzar el cielo

Había reunido el valor suficiente para hacer aquello para lo que había nacido, hoy sería el día en que a su corta edad Erik alcanzaría el cielo, y lo había dispuesto todo aquella misma mañana de noviembre.
Había escogido que ropa llevaría puesta, un calzado elegante y cómodo, su camisa favorita y unos vaqueros, tomó su cazadora y guardó toda una serie de enseres en sus bolsillos: el siempre había pensado que debía estar siempre preparado para cualquier situación, y esta era una situación muy importante, era el día en que alcanzaría el cielo.
Erik no era piloto de avión, ni siquiera trabajaba limpiando las grandes cristaleras de los rascacielos, era un joven mediocre, sin una vida envidiable pero insistía en pensar que la vida le reservaba algo especial, algo que le haría ser recordado para siempre, ¿Por qué entonces no iba a salir a buscarlo él mismo?.
Llevaba una mochila colgada en la espalda, una nota que recorría sus dedos como naipes en la mano de un tahúr y de camino a la cafetería silbaba una canción antigua que le ausentaba mentalmente de todo lo que sucedía a su alrededor, tal vez simplemente pensaba que el mundo a su alrededor cambiaría por completo de un momento a otro.
Y silbando llegó a la cafetería, sin embargo no se sentó a pedir nada, parecía nervioso y el camarero se percató de ello, por lo que decidió acercarse y preguntar si podía hacer algo por él, si quería tomar algo en la terraza.
-No gracias, estoy seguro de que sirven un café estupendo, pero no es eso lo que quiero de ustedes.
El camarero lo miró preocupado y vaciló en llamar al encargado justo antes de que Erik volviera a hablar...
-Verás, usted tiene la suerte de vivir en este lado del mundo donde la gente puede ser feliz, donde tiene un hogar y un buen trabajo; sin embargo, es aún más afortunado y desconoce el por qué.
-¿A qué se refiere? Si es algún tipo de broma no la comprendo, amigo.
-Me refiero a que dentro de un rato verás entrar a la joven más hermosa que jamás verás, tu no lo sabes pero es increíble, la manera en que se emociona, sus antojos y sus dilemas... es maravillosa y hoy es el día en que vas a conocerla, el mismo día en que voy a pedirle que pase el resto de su vida completado la mía.
-Va a declararse y quiere preparar algo especial, ¿es así?
-Es mucho más, ella ya es alguien especial, desearía organizar algo único, tanto como lo es ella para mí.


Durante diez minutos y un café con leche, Erik le explicó todo lo que quería organizar para aquella joven que llevaba esculpida en su sonrisa la escalera hacia el cielo. Le contó cual era su canción favorita, cuando debía poner aquel disco de Boza, le enseñó aquellas láminas de sus artistas favoritos, y le ayudó a colocar aquellos cuadros de el Greco, Murillo y Maino; el colocó en la carta del menú sus poesías favoritas y una foto de cuando siendo niña bailaba y jugaba a todas horas...


Aquel joven estaba decidido a ser su baúl de los recuerdos felices, el lienzo donde pintar sus sueños y la partitura donde grabar los acordes de la más grata locura. Sabía que la felicidad está en disfrutar de cada instante, de saborear los pequeños detalles y festejar los grandes... y todos llevaban su nombre, coronado como en las nevadas cumbres de las majestuosas montañas.


Cuando ella abrió la puerta y entró en busca de un café que la aferrara unas horas más a la vigilia, aquel atónito empleado comprendió todo lo que minutos antes había escuchado, sin saberlo su mundo había cambiado, aquellos ojos habían invadido el establecimiento, transformando el universo que le rodeaba... Ella sonrió con tanta fuerza, que las formas se desdibujaron, dejando solo colores y una armonía de sonidos imposible de olvidar.

sábado, 28 de noviembre de 2015

De geometrías oníricas

Tengo algunos sueños que se enmarcan dentro de pequeños triángulos; son hermosos y armónicos, al principio creía que eran los mejores sueños que jamás podría tener, pero resulta que esos sueños tienen aristas y, cuando tropiezas, se esparcen por el suelo y se clavan; son los primeros que te hieren por dentro, son justamente aquellos que mas duelen cuando permanecen tanto tiempo guardados ahí dentro, oxidándose y aguardando el próximo traspiés para hacer mella en la trastienda de tu sien...
 Con el tiempo he descubierto que realmente me gustan los sueños que se dibujan como un anillo apresurado en un papel: parecen escasamente simétricos, pero resultan inconfundibles, y sobretodo propios, con una idiosincrasia que los hace tan valiosos como el primer beso de dos enamorados, una huella que lejos de ser replicable, solo se entiende bajo la historia única del individuo que alberga tal ensoñación.

viernes, 27 de noviembre de 2015

De tallos y grajos

Algún día despertaremos y alzaremos la mirada al cielo y lloraremos, ha caído al suelo otra hoja del árbol del arte, hay esquejes que están a punto de desprenderse allí donde los brotes casi ni brotan y las orugas carcomen esperanzas, de allí donde tantas tijeras censuran con su indiferencia la génesis de algún esperanzado retoño.
Igual que a la pobre Kitty Genovese, el talento a menudo grita asustado y agoniza en cualquier callejón sin que nadie parezca inmutarse, se desangra y en un último esfuerzo se pregunta..
¿Qué hice mal? Lo que hizo fue aflorar en el jardín equivocado, alzar su voz en un bosque de gritos que drenó su savia y convirtió en espinas sus peciolos. A menudo nos topamos con el lugar o el momento equivocado y, por más que nos empeñemos, no nos queda más que resignación y barbecho...
Tal vez sea que no todas las semillas que dan de morros contra el abono llegan allí para germinar y dar frutos a hombres y bestias, tal vez las hay que, en el mejor de los casos, se conviertan en silenciosa comida de grajos. Entonces, si duerme en un lecho de rocas desecado y olvidado, aguardando el pico que la haga alimento, ¿Por qué darse cabezazos tratando de extender sus raíces más allá de los peñascos? ¿Por qué tratar de saltar si ni el agua haría ondas y ecos en este vano intento?.
Comida de grajos, y volar en su buche para acariciar al menos una vez el cielo...




El caso de Kitty Genovese

martes, 24 de noviembre de 2015

Del ocaso en aguas frías

Hay un hombre sentado al fondo del bar, bebe cerveza y mira el reloj,
entró bien vestido, pero tras su camisa ese pobre diablo apesta a sudor,
huele a miedo, a días en vilo y noches esperando a que suene el despertador.

Arroja al aire una moneda de cobre y al caer la atrapa con sus manos,
susurrando entre dientes que dios le ayude y sea cruz lo que ha tocado,
y sin embargo al retirar sus dedos suspira triste y vuelve a tomar otro trago.

Hay un hombre que se está ahogando en las costas de isla bebida,
y maldiciendo su nombre le grita al camarero que no tomará el salvavidas,
que no sacará del bolsillo las piedras ni la emborronada carta de despedida.

Arroja diablos desde su garganta y cuando nadie le mira,
echa mano a la cartera y desdobla una vencida fotografía
de cuando ella le hacía cosquillas, de cuando aún le sonreía.

Y ese hombre agarra el vaso con fuerza, con tanta rabia como pena,
por haber levantado un mar entre su atormentada playa y la de ella,
por que ella era su sol y ahora solo le alumbraban cerillas y velas...

Arroja sus cartas al puerto y, llorándole olas amargas,
se hunde en el agua desnudo, abrigado sólo por algas
y un rayo de luna que se despide de él y le besa la cara

De sinrazones



Divago, mis pensamientos sentados alrededor de la mesa donde la liebre de marzo sirve copiosas tazas de sin razón al sombrerero y al resto de comensales. Sonríen todos mientras las tazas sobrevuelan sus cabezas y alguna idea corretea bajo la mesa haciendo temblar toda la vajilla.
Medito en este festín de tiempo y lucidez, buscando al mejor postor que me ofrezca una salida clara para tantas dudas. Y sin embargo no encuentro manera, bebo despacio el té, conociendo que esta tertulia interna irá para largo, sabiendo que en este debate de mi yo conmigo quedará en tablas como cada noche.
Voy perdiendo la razón mientras acumulo folios a medio escribir y sin apenas traducir la canción que entonan mis neuronas mal afinadas, sin ni siquiera atreverme a releer cada palabra que se escapa de esta merienda de locos que acontece a diario en mis entrañas.
Y finalmente decido escribir, a oscuras y sin darle espacio a la cordura, como un simio aporreando botones y esperando a ver que sucede cuando la luz se encienda. Voy deshilachando los retales que componen el tapiz de mi razón con la esperanza de hallar sentido a cada idea, a cada suspiro y cada acorde que componen la sinfonía de mis pensamientos.
Podría decir que me empuja una elaboración profunda, que todo surge de una abstracción interna, pero más honesto y más sincero es decir que me pesaba el alma y dejé abierto el sumidero de mis dedos.






Disculpen la incomprensión.

lunes, 23 de noviembre de 2015

De requiem a sus falanges.

Voy arañando el cielo con la punta del bolígrafo, tratando de rozar el infinito con mis versos,
pero en vano voy tiñendo de rojo mis dedos, desgastando mi piel hasta asomar mis huesos,
en un intento de gritar en el vacío, oscuro y frío donde cualquier luz se convierte en faro
y sin embargo toda chispa que arrojo no se alza más que como un trozo de carbón gastado
de tanto soplar, y tanto soplar sin que las llamas broten más allá de mis ingenuos ojos.

Voy escarbando la tierra como el hombre que enloquecido por las horas al sol
cava surcos de riego en las arenas del desierto y desea que acabe brotando una flor,
empujo bueyes con mis nudillos, y les susurro al oído, instando a su premura,
confiado yo en que abrirán el camino por donde mi sueño algún día discurra,
y sin embargo solo encuentro pedregales donde quiebran aun más mis huesos rotos.

Tan esclavo como dueño soy de lo que escribo, prisionero de sueños en voz alta,
y por más que los grite, por más que los alce sobre el silencio no llegan a nada,
ensordecido por el susurro más irrisorio, la voz que escondo lentamente se apaga.

Voy soplando las velas, voy arrinconando las ascuas y apagando las brasas,
como un anciano consumido por el día voy atrancando las ventanas de mi casa,
contemplo el lapicero y por un instante debo hacer callar el instinto de mis dedos,
que tiemblan como los fieles sabuesos que sienten llegar por fin a sus dueños,
pero sus ladridos se extinguen entremezclados con el hollín de la candela.

domingo, 22 de noviembre de 2015

De dos cuerpos

Dibujaba pétalos en el cristal de la ventana, empañadsa por la lluvia que caía fuera, había llegado el otoño y se había colado hasta su alma, deshojandose por no encontrar calor al otro lado de la almohada. Treinta años, la sonrisa preciosa y un jefe orgulloso con su trabajo, pero estaba vacía, casi tanto como la botella que ahora llacia en la moqueta, y había decidido arrojarse por el balcón para ver si flotaba...
Su camisón de raso se coló por el umbral y rápidamente la lluvia comenzó a correr por su cara, resbalándose hacia abajo y haciendo que la silueta de sus pechos se asomara en busca de un aliento cálido y obsceno.

Colocó sus pies al borde y le hizo una última reverencia al mundo, entonces, respiró hondo y adelantó un pie al tiempo que una fuerza mayor agarró su brazo y tiró de ella hacia el interior de la ventana de al lado.
Al mirar, descubrió a un joven tenso, los músculos de sus brazos parecían casi palpitar al tiempo que arrojaba a la calle un cigarrillo a medio fumar.
-Tienes suerte de que siempre me asome a fumar, habría tenido celos del asfalto.
-¿celos?
-Por supuesto, no querría ver como te acuestas con el.

La respuesta sobrecogió a la mujer, que desde el suelo agarró la cremallera del pantalón de su salvador y lo arrojó sobre ella, el golpe le rebotó toda la espalda contra el suelo, que se iba empapando por instantes.
El se alzó para poder arrancarle el pijama, haciendo que el raso se escurriera en una esquina de la habitación, el resto del salón era invadido por gritos y susurros envueltos por un calor humano que rodaba de un lado a otro.
La ropa fue marcando un sendero estrecho regado por las gotas de lluvia y sudor, y alrededor del cual brotaban caricias y espasmos, describiendo el festín de amor y deseo que celebraban aquellos besos, buscando un éxtasis que les liberara de su propio cuerpo.

Había llegado el otoño a su ventana... Para deshojarla de llantos, de vestidos y vinos no compartidos.

viernes, 20 de noviembre de 2015

De cirte

Quiero decirte que he bailado bajo la tierra y, yo,
he caminado por encima de las nubes, pero,
de nada cuenta lo pisado en cualquier suelo,
cuando te miro y siento mis pies rozar el cielo.

Quiero decirte que te quiero sin un Te quiero en lo que escribo,
sin componer un pareado con lo más divino de tus besos,
pero es probarlos un instante y recuerdo todos los rezos
que arrojé al infinito cada día antes de tenerte aquí conmigo.

Quiero decirte que el sol brilla, y si ilumina cual bombilla
es por buscarte en cada parte, por alumbrarte como al arte
que entre oscuros muros solo es visitado por los murmullos
de ignorantes caminantes que sin duda pasarán por delante

sin advertir que atravesó un ángel su espacio vital
y todos sus sentidos, tal vez mal inervados descuiden
que a su lado había cruzado el estandarte de mi libertad,
por la cual esta temblorosa mano cada día escribe.

Quiero decirte gracias, porque hoy has vuelto a darme la vida.

jueves, 19 de noviembre de 2015

De clives

Desde la acera de enfrente se ven caer las tejas,
se observan caer los grandes cascotes de piedra
que regresarán de nuevo a toparse con la tierra.
Desde la acera de enfrente, aquel reino se venía abajo,
quería dejar atrás la verticalidad y encontró un atajo
huyendo del cielo al infierno vino a darle el abrazo.
Desde aquel privilegiado lugar se contemplaba el declive
de todo lo logrado, lo alcanzado y lo creado, que ya no vive
ni agita enérgico un ancho pulmón que se llene y respire...
 
Cayó, como el sol dándose de bruces contra el horizonte,
como la lágrima que ansiaba acariciar las manos del amante
y estrepitosamente fue a parar a aquella esquina del sillón.
Le dijo adiós, y esta vez ya nadie dejó escapar un "detente",
le dijo no volveré, y solo su propio eco se manifestó presente,
ella sentenció el adiós con su mirada y llenó de lágrimas el colchón.
 
y desde entonces se hicieron mar las sábanas con ´llantos amargos
y las miradas se hicieron yermos parajes donde nadie entiende de relojes...

martes, 17 de noviembre de 2015

De un brindis

Se alza una voz entre todos los murmullos,
ese pequeño homúnculo que habita en mi interior
deseando escapar lejos de estos óseos muros,
alza su mano sosteniendo una copa de vino y pide
un brindis por otra pequeña parte de mí que ha muerto,
y mientras van quebrándose las palabras se despide:
 
"Adios querido yo, hasta pronto si es que nos vemos".
Bebe un trato, la copa, la botella y hasta la vida,
porque no olvida que vivir no sólo es que respiremos,
hay que agotar cada segundo mientras la aguja gira.
Por eso hoy, por eso aquí, y cada día hasta que muera
derramaré mi alma, diluida en esta tinta oscura
deshilachando las marañas de mi enredada cabeza,
cada idea, cada emoción, cada certeza y cada duda,
viviendo cada momento como algo que expira
bebiendo a borbotones del cáliz de la locura.
 
A veces mantener la compostura,
vivir obedeciendo a nuestra cordura
nos conduce a una serena amargura
 
Que mucho dista de la idea de estar vivo...

lunes, 16 de noviembre de 2015

De soñar

Vuelvo de los jardines de Morfeo,
tratando de pincharme en cada rueca
y de beber insaciable a orillas del Leteo,

para dormir las voces que hay en mi cabeza
donde todos gritan y queda poco silencio,
preguntan a qué he venido, qué hago en esta tierra
y yo solo se contestar que estoy perdido,

tratando de hallar la paz después de tanta guerra.
Me adentro en mi ser, entre oniria y los sueños
para encontrarme sentado ante una ventana abierta
contemplando el busto de Palas y el oscuro cuervo.

Aquél era yo, o así me imaginaba dando tragos al café 
como si solo esa amarga bebida fuera capaz
de reflejar la amargura que fluía dentro de mi ser.
Y sin embargo al mirar mi estampa ante el espejo
solo encuentro una imagen desdibujada, lienzo corrido
que poco o nada refleja lo que quise portar en mi pellejo.
Me giro y oigo a mi sombra reírse de mí  mientras suspiro...

viernes, 13 de noviembre de 2015

Del sur

Me preguntaron una vez de donde era mi amor, y mi corazón se asomó y explicó desde el fondo de mi garganta...
Del sur, ¿de donde sino? 
Que llevo el pecho encalado en blanco
para que cuando ella sonría lo ilumine todo,
Que me crecen flores por todo mi campo
Y cuando ella sonríe se hace marisma este coto,
Corren ríos por todos mis valles cuando llega
Con sus ojos castaños como aceitunitas del cielo,
Mi amor es del sur porque de allí viene ella,
que cuando nadie mira me canta flamenco,
que es la joya del cristiano y el tesoro del moro,
y sin embargo viste sencilla, como si no lo supiera,
saber que hasta el sol en el ocaso la mira de reojo 
saber que quiero con ella pasar mi vida entera. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

De vientos del desierto

Con estruendo rompen las olas a ambos lados del paso de peatones, y como un esclavo huyendo de mi propio Egipto recorro cada día el camino del exilio a través de movedizas calles sin oasis ni refugios; camino y la tormenta de rostros me embiste, indiferente a todo, absorta en su propio ruido como si saliéramos de casa vestidos de cristal blindado y atrancado. A veces, alguien abre un postigo para asomarse fuera, tan solo porque lo que sucede fuera es tan grande que empañe sus cristales como el siroco interrumpiendo sus pensamientos, pero rápidamente vuelve a cerrarse y corre el cerrojo para evitar que nada más altere un camino programado y sistematizado.

No hace mucho tropecé con un hombre que caminaba desprotegido, desprovisto de armaduras o atrincheramientos que le protegieran de unos transeúntes preguntando por una dirección, jamás imaginé que al volver a cruzarnos con esta persona arrojaría sobre nosotros un cabo al que aferrarnos voluntariamente, un alto en el camino improvisado y para todos afortunado, pues nos demostró lo sorprendente de nuestra condición humana, que a veces merece la pena bajar la guardia y ofrecer la mano sin miedo a recibir un mordisco.

Caminar por la calle a menudo es como atravesar de frente una nube de langostas que se mueven insaciables, pero a veces hayas una pequeña pero profunda satisfacción cuando cualquier evento es capaz de distorsionar la escena, te deja al descubierto y no puedes sino improvisar con los recursos de los que dispones, arriesgarte a actuar lejos de lo previsto y extraerle algo nuevo a la vida.


sábado, 7 de noviembre de 2015

De la belleza

Ni esculpida en fría piedra,
ni inmortalizada en un lienzo
o en las estrechas calles del pentagrama,
la creación más absolutamente bella
esculpe con su piel el viento,
dibuja perezosas líneas en la cama
y cuando sonríe...cuando ella sonríe
hasta los óleos se agrietan de girarse a verla.

jueves, 5 de noviembre de 2015

De recorrer el cosmos

Nací para ser un cosmonauta que recorrería el cielo,
navegando en su galera sin ninguna vela de tela
ni torpes timones que, atrancados en la cubierta,
tratasen de hacer frente a las corrientes que nos mueven.

Nací, pero no estaba preparado aunque quería creerlo
cuando apareciste tu con el firmamento en los ojos,
convirtiendo en estrellas cada uno de mis abrojos,
y haciendo que los astros se girasen tan sólo para verte.

He nacido y renacido porque he atravesado el infinito,
he recorrido el universo y al llegar al final tu estabas ahí
cogiendome la mano y pintando constelaciones para mí
recorriendo con tus dedos el universo muy despacito.

y es por ti que por fin vivo y no solo sobrevivo
que me atrevo a decir sin miedo que he existido
y que cada segmento de tu piel se ha convertido
en todas las cartas de navegación que necesito
para hallar la felicidad cada día de mi vida.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Del movimiento

Me he detenido un instante a respirar y he sentido cómo la quietud me iba robando el aire, que la estática en mis pies no hace otra cosa que apelmazar el oxígeno que trato de respirar, y siento que estoy a punto de caer atrapado en un foso sencillo y ordenado alejado de preguntas. Me aterra, la posibilidd de sucumbir al conformismo rígido y dejar que las grandes aspiraciones queden enterradas bajo toneladas de preocupaciones vacías y teledirigidas.
Me embelesa la inquietud, querer aprender más de lo que me obligaron a saber, crear más de lo que debo, crecer más y ese flagelante hábito de no permitirle un descanso a mi cabeza mientras queda tanto por conocer, tanto por descubrir, tantas maneras de desarrollarse; porque al fin y al cabo, el cerebro nunca descansa, nuestros pulmones no dejan de funcionar mientras estamos vivos... y para mí no hay nada más vivo que aquello que ante todo ansía el movimiento y desarrollo.

domingo, 1 de noviembre de 2015

De Navegar

Nací para ser un cosmonauta que recorrería el cielo,
navegando en su galera sin ninguna vela de tela
ni torpes timones que, atrancados en la cubierta,
tratasen de hacer frente a las corrientes que nos mueven.

Nací, pero no estaba preparado aunque quería creerlo
cuando apareciste tu con el firmamento en los ojos,
convirtiendo en estrellas cada uno de mis abrojos,
y haciendo que los astros se girasen tan sólo para verte.

He nacido y renacido porque he atravesado el infinito,
he recorrido el universo y al llegar al final tu estabas ahí
cogiendome la mano y pintando constelaciones para mí
recorriendo con tus dedos el universo muy despacito.

y es por ti que por fin vivo y no solo sobrevivo
que me atrevo a decir sin miedo que he existido
y que cada segmento de tu piel se ha convertido
en todas las cartas de navegación que necesito
para hallar la felicidad cada día de mi vida.