Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

viernes, 23 de diciembre de 2016

De donde venimos


Estábamos sentados en la terraza de aquel café, 
su mano se había recostado sobre mis dedos
y mi sonrisa se había esparcido sin remedio
a lo largo y ancho de aquella concurrida calle,
pero de repente ni todo el fuego de aquella mirada
pudo evitar que hasta el fondo de mi alma se helara..

Entre toda la gente que recorría aquellas aceras
apareció el fantasma de antiguas primaveras
con aquellos vaqueros desgastados y una sudadera,
tarareando alguna de sus canciones preferidas,
oh dios... casi había olvidado aquellas letras
y cuanto me identificaba con todas esas historias.

Pero ahora estaba allí sentado, con sueter y camisa,
había encontrado el amor, y acariciaba mi mano,
escribía cuando podía, aunque solía ser a toda prisa
y hablar de sueños y no de planes se hacía raro
porque los sueños podían volar como el polvo de tiza,
podían arder como balas de paja en verano.

Ella le miró preocupada, pero llena de comprensión,
-No somos quienes fuimos amor, ya nunca lo seremos,
pero eso no tiene por qué desvanecer nuestro sueños-
-Tienes razón, mi estrella del Norte, tienes razón,
pero a veces se hace tan difícil saber quien soy yo
que no puedo evitar mirar atrás buscando explicación...

Nos hemos perdido tantas veces y tantas reencontrado
que mi historial mental parece un cuaderno de viajes
donde cada vuelta de hoja es otro nudo en el entramado.
Nos hemos pasado la vida buscando sin rendición
algo que no sabíamos si existiría, pero queríamos,
la voz que nos abrigara  cada noche sentados en el sillón.

A menudo me pregunto, nos preguntamos...
¿estaré tal vez en el lado equivocado?
pero el cruce de miradas nos confiesa 
que no podríamos estar más acertados,
tus manos y las mías son todas las piezas
que en este rompecabezas de vida necesitamos.

Como dos locos que solo acarician la cordura en mutua compañía,
como dos gorriones que vuelan mas lejos cuando baten juntos sus alas,
la corriente que crece y arrastra los cantos rodados y la madera podrida
cuando dos ríos convergen y sueñan llegar juntos a la misma playa...


Hemos cambiado, como decía aquél notable.. "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", pero seguimos luchando, seguimos soñando, tropezando y levantándonos, seguimos buscando algo más que lo aparente, seguimos creyendo que hay personas entre la gente...





Pablo León Alcaide

domingo, 18 de diciembre de 2016

De dudas

Una mañana el diablo decidió subir al mundo y pasear entre las personas, disfrazado de anciano caminó entre los importantes ejecutivos que corrían a sus oficinas y los fatigados obreros que maldecían a su padre. Pero entonces se detuvo a las puertas de una iglesia, parecía maravillado con los relieves y aquella venera que protegía el diminuto cuerpo de un santo, entre dientes se preguntaba si cualquiera de sus arcontes se habría sentido complacido de encontrar su imagen colgada en una fachada.
Al tiempo que dejaba escapar una sonrisa, el padre Damian salió al pórtico  dejando atrás a una pareja de despistados monaguillos que parecían más interesados en hacer recuento de la colecta de aquél domingo.
-Esta es la casa de tu padre, maldito, ¿a qué has venido aquí? ¿acaso buscas redención?
-Redención..-Dijo el diablo casi entre carcajadas-No amigo, no soy yo quien debe pedir perdón, sólo paseaba y me detuve a ver su hostal de almas.
-Jamás edificarán un templo en tu nombre, pues esta tierra está bañada por la luz y no permitiremos que crezcan las malas hierbas.
-Me temo que te equivocas, mi templo está aquí, en cada uno de vosotros, habitáis un valle de luz pero sois semillas de oscuridad, cada deseo inconfeso, cada pecado tolerado, son las piedras que construyen mi templo, un templo que no saquearán los vándalos ni desamortiguarán los revolucionarios. Padre los hizo libres y ellos, en libertad, han elegido destruirse los unos a los otros, han escogido las sombras y sólo cuando sienten miedo acuden al amparo del sol.
-Tu trajiste el pecado a este valle, impío, tu has tentado a cada una de las almas.
-¿Tentar? ¿Para qué? Vosotros mismos escogéis que actos realizar, vosotros empuñáis el cuchillo y os tapáis los oídos ante la injusticia, yo estuve allí cuando el primero de vosotros pecó, ¿y acaso crees que está sentado en mi mesa?. Algún día tu rebaño descubrirá que no importa si se refugia en vuestro bunker sagrado o si me llama a mí pidiendo ayuda, que no encontrarán un final mejor en tu casa o en la mía...
El párroco se giró un instante, preocupado porque aquella conversación llegara  oídos de sus monaguillos, y al volver su atención de nuevo al caído descubrió que ya no estaba allí, había desaparecido, dejando tras de sí un germen de dudas que sus sagradas escrituras no podrían resolver.
¿Sería verdad? ¿Por qué debía creer al príncipe de las mentiras? pero por otro lado... ¿no era su propia iglesia la primera que había ocultado grandes verdades al mundo durante siglos?

Por primera vez en muchos años sintió miedo, se sintió tentado a dudar, pero aunque tuviera razón, ¿qué podía hacer?.


Papá siempre me decía... "La historia la escriben los vencedores"

Pablo León Alcaide

jueves, 8 de diciembre de 2016

De cuentos y fábulas


Savia de esta estrecha herida brota,
va recorriendo un sendero invisible
por donde discurren mis pensamientos,
arrastra sueños atrapados en cada gota
como motas de polvo en la lluvia
que van a dar de bruces en el cemento.

Esperanzas que brotaban confiadas
y se toparon con cascos de caballos
que arrasaron con todo, conmigo,
por confiar a prisa en las palabras
y no haber aprendido con los años
a no ir cometiendo descuidos.

Crezco, los anillos se acumulan 
en este tronco nudoso y encorvado,
las cicatrices se apilan giro a giro,
pero las flores apenas duran,
siempre hay un invierno agazapado
que me azota en cuanto no miro.

Y me pregunto por qué, ¿Por qué?
si tan sólo quiero brotar, crecer,
sin hacer sombra, sin levantar el asfalto,
pero sigo sin poderlo entender,
por qué cada vez que me levanto
aparece otra piedra ante mis pies.

A veces siento que no tengo más victoria
que seguir vivo, seguir aún caminando,
que podría ser peor, como dice la canción
"otros por menos han muerto"
pero siento que no es ninguna gloria
cuando otros, con menos, han llegado
a donde yo aún solo sueño cada día...

A veces... me gustaría que fuera tan sencillo como querer algo, creer en algo y esforzarse por lograrlo... Nos dijeron que sería así, crecimos convencidos de ello y hoy, si algo tengo claro es que no le contaría el mismo cuento a la siguiente generación. Vamos dejando atrás los cuentos de princesas indefensas y guerreros calzonazos... pero seguimos atrapados en la gran novela de "si quieres, puedes".

Pablo León Alcaide

sábado, 3 de diciembre de 2016

De-formación profesional

Observo a la gente a mi alrededor y, sin querer, analizo. Ventaja y contrapunto a partes iguales, saber más de lo que la gente dice, quieras o no, descubrir emociones encubiertas tras un telón...
A menudo la gente revela sus intenciones de forma tan evidente que casi preferirías que te dijeran a la cara.. -Si, lo he hecho por esta razón- Pero eso nunca sucede, lo normal es que no se molesten en ello y hasta se muestren defensivos si creen que ves algo más de lo que quieran mostrar, entonces sientes nostalgia de aquella hermosa ignorancia de la niñez cuando todo era tal y como te decían... Ahh.. en un tiempo hasta creí en los reyes magos!.
Pero al final resultó que los reyes magos eran los padres, que la gente que tiene poder para joderte, te jode, y que hay mucho más en aquello que callamos que en lo que nos atrevemos a pronunciar... Así que supongo que hay poco en mí, porque no paro de escribir, de transcribir radiografías de esta mente preocupada.
Me preocupan las sonrisas, porque a menudo esconden colmillos que acechan silenciosos, esperando a que te confíes y bajes la guardia; me preocupan las expectativas, porque a menudo sirven más para criticar tus fallos que para elogiar tus éxitos; me preocupa ser social, porque con frecuencia acabo lamentando haber vuelto a confiar en las personas, y aún hoy me sigo preguntando si es culpa del medio o del individuo... Y desde luego me preocupan las buenas intenciones... porque definitivamente nunca suelen serlo.

Observo a la gente, personas con los nervios a flor de piel que fingen tenerlo todo bajo control, los labios que tratan de fingir una sonrisa que enmascare la discusión de anoche, verborreas prepotentes que disimulan su necesidad de atención, observo semblantes estoicos ocultando injusticias, veo que hay tantas cosas mal, que a veces me cuesta fingir que lo ignoro...

Si la gente se diera cuenta de que sería todo más sencillo si pudiera hablarse con naturalidad, con tranquilidad y respeto.. quizás muchas cosas cambiaran a mejor, quizás si no hubiera nada que ocultar, no habría que desaprovechar esfuerzos en aparentar...

A veces me quitaría las gafas para ver todo tan difuso como cuando era aquél niño despreocupado...


Pablo León Alcaide

lunes, 21 de noviembre de 2016

De dudas


A veces caigo en un dilema afortunado, una cuestión que me ronda la cabeza, y es que no logro decidirme, ¿Cuál es mayor suerte? si poder amar a alguien en tu vida y darle lo mejor de ti y hacer cuanto este en tu mano por ver crecer y sonreír a esa persona, o si será el sentirte amado de esta forma, sentir cómo la luz que brota de sus ojos es capaz de atravesar muros y puertas para dar de lleno en tus pupilas...
Amar o ser amado, darlo todo o recibirlo todo sin condicionales, sin intereses ni otros menesteres...

Pero entonces ella cruza la habitación, me sonríe, yo le sonrío... y recuerdo que lo mejor que te puede pasar es amar a la persona que te ama, entregarte por completo sin miedo y sin pedir nada a cambio y aún así recibirlo todo...

Tan solo soy un pobre diablo, una hoja de acacia caída entre cerezos... pero soy un diablo que sonríe, una espina que crece, florece y poco a poco deja ver sus frutos... Cada mañana ella sonríe al otro lado de mi cama, aquellos dos perennes árboles que me trajeron a este jardín siguen arrojándome su sombra con cariño, siguen azotando sus ramas cuando descarrilo... y por más que pasen los años, no dejan de ver en mi nudoso tronco el mismo retoño escurridizo. Miro atras con cierta mezcla de tristeza y compasión, todos los errores, todos los tropiezos y algún que otro acierto que han abonado mis pies en este camino enrevesado, como dirían algunos: "pudo haber sido peor"...

Pero aquí estoy, tras muchos esfuerzos soy un hombre graduado, soy un hombre que ha cumplido un gran sueño, y que aún tiene muchos por cumplir; aún con los mismos achaques y quebrantos que hace una década y quizás algunos más que se han unido en estos años, y soy feliz, lo admito, soy muy feliz.

Ahora se que puedo hacer grandes cosas, que hay cosas que importan mucho, y otras que no valen nada, que hay personas imprescindibles y un montón de gente que viene y desaparece. Dicen que querer es poder, que quien quiere avanzar mueve los pies, y quien no, dejará que la marea le arrastre sin ofrecer resistencia... Quizás no podamos hacer todo lo que queremos, pero si podemos querer aquello que hacemos, disfrutar tanto y más lo que hagamos, entregarnos a cada día, a cada hoy, porque no volverá a repetirse...

Así que si a alguien le interesa la opinión de este joven psicólogo, os diré algo: Vivid hoy, soñad con el mañana y dejad de agarrar el pasado como si aún estuviera presente. Vivid acordes a vuestra propia moral, sed honestos con vosotros mismos porque nadie tiene por qué compartir vuestra manera de ver las cosas, nadie tiene por qué soportaros... Nadie excepto vosotros mismos, y no hay nada peor que tener el enemigo en casa.

Sonreid, y si no sabeis que paso dar.. recordad, siempre hacia adelante.

Pablo León Alcaide

sábado, 5 de noviembre de 2016

De renglones torcidos

A la sombra de un arbol caído tu amor y el mío van tejiendo su nido, 
a la luz de dos velas consumidas, tus ojos alumbrando mis pupilas,
acostumbrados a recoger carcajadas en un par de tazas desportilladas.

Te miro, sin más suspiro, por todo te admiro, por una sonrisa.. me deshilo,
para hacerme abrigo, por reunirme contigo y decirle a la vida.. que estoy vivo.

Lleno las paredes de versos y notas, de estrofas y rezos, toneladas de papel
que se acumula en esta habitación, para que sobren palabras y falte hueco,
donde no puedan colarse ni aplausos ni abucheos, ni permisos ni disculpas.

Me miras, tras tu sonrisa conspiras, me acechas cuando estoy en la cocina,
y creyéndote invisible te escondes tras las cortinas, pero brillas amor... brillas

Guardo los jirones de cien destinos truncados, de sueños desgastados
por los estrechos pasillos que en este mundo nos han dibujado,
remiendo mis codos y vuelvo a empujar, vuelvo a abrirme paso
entre el gentío de zarzas que pisan mis pies y amarrna mis brazos.

Nos miramos, susurramos, de vez en cuando también gritamos para recordarnos
que somos personas rodeados de humanos, que mientras se enreden nuestras manos
podrán doblarnos, pero jamás quebrarnos...



Pablo León Alcaide

domingo, 30 de octubre de 2016

de mil dolores


Sentí un dolor inmenso, como si todas las ventanas de mi alma se hicieran añicos, sentí crujir las vigas de mis creencias y cómo toda la realidad se desvanecía como un trozo de papel sobre una pila de brasas al rojo... y más allá,  al otro lado del umbral... tus ojos.

Me mirabas como un turista extraviado miraría el techo si entrase por accidente en la capilla sixtina, y yo, incrédulo, contemplaba tu sonrisa, como no se puede mirar otra cosa (pues nada hay tan hermoso en este mundo) y me preguntaba... ¿por qué? Tanta suerte, tanta magia, tanta luz brotando de tus pupilas...

Sentí un dolor inmenso, el dolor más placentero que jamás podría sentir,  mi mundo se hizo trizas y tu levantaste jardines, palacios y bosques de muérdago donde perdernos a propósito. Sentí como si enderezasen todos mis huesos quebrados, y allí, a mi lado, curabas con tus besos cada esquina de mi cuerpo...

A veces la vida duele, y nos hace mal, otras sencillamente nos salva... Yo miro los arcones de mi memoria y descubro que me duele cada instante en que ella no estaba aquí, aún cuando no la conocía, porque mi alma ya sabía que la necesitaba... Y me duele cada te quiero que se traba en mis labios y no alcanza sus oídos, me duele el corazón si no siento sus latidos...

Hiciste trizas mi mundo, solo para hacerme ver que vivía en un desierto, pusiste patas arriba mi madriguera, solo para hacerme ver que mi vida no tenia sentido... sin ti.

Gracias.

Pablo León Alcaide

lunes, 24 de octubre de 2016

De rendir cuarteles

En cada uno de mis suspiros se ha rubricado tu nombre, tus manos, sobre mi piel, redactando la rendición de todos mis sentidos, y en cada bastión de este condado de huesos y cuero,  alzan el vuelo bandadas de gorriones entonando cantares de gesta por cada uno de tus dedos.
En cada una de mis melladas lanzas se enredan tus cabellos, tu rostro, frente al mío, levantando empalizadas en todos los francos de nuestro nido, y en cada esquina de este reino de metro y medio izamos banderas con los jirones de historias pasadas.
Porque tu, solo tu, me haces sentir vencedor cuando me rindo a tu sonrisa, me haces sentir valiente cuando temo perderte...
...Me haces sentir vivo por haber estado muriendo en todo lo que he vivido hasta encontrarte.

Pablo León Alcaide

lunes, 17 de octubre de 2016

de bilidades de la carne

De entre mis atropellados pensamientos, los cuales a la vista está que no respetan apenas un respiro para poder escribir un puñado de líneas, se escapa una idea que ya rondaba por aquí desde hace un tiempo...
¿Por qué los hombres odian a las mujeres? ¿Por qué emergen y se solidifican religiones que ven al sexo femenino como la causa de todos los males?

Por miedo, digo yo, por sentirse vulnerables aún bajo todo el manto de arrogancia y prepotencia que identifica a los "inocentes". Si la mujer es el germen de los pecados del hombre.. ¿No será que facilmente se dejan convencer? ¿ No será que queremos pecar con esa mujer? Dejemos claro una cosa, una mujer que triunfa entre los hombres no es una "puta", y un hombre que haga lo propio no es un conquistador, corremos a insultar a todo aquello que nos atemoriza, nos volvemos violentos ante lo que nos amenaza... ¿Qué ha hecho la mujer? No me considero en absoluto feminista, y mucho menos hembrista, pero se que mi madre me cargó dentro de ella durante 9 meses, y que después se desgarro  para traerme al mundo... y doy gracias de que unos años antes sedujera a mi padre... Le debo la vida, igual que hoy se la debo también a la mujer que me acompaña en mi día a día y que hace de mi mundo algo estupendo...
Tienen influencia sobre nosotros, es algo innegable, pero ¿Por qué temerlo? ¿Tan débiles nos sentimos que asumimos que harán todo lo que quieran con nosotros? ¿Tan malas son por recordarnos nuestra naturaleza?
Nacidas de la costilla de Adan..  ¿Por qué tanta sumisión? Hombres que se alejan voluntariamente del cariño de una mujer vienen a decirnos que son el mal, predican con su ejemplo que no pueden obtener una posición siquiera igualitaria a la del hombre... Pero todos hemos salido de una mujer, todos le debemos la vida a alguna... sólo por eso ya se merecen el mejor de los tronos...

La sociedad es un organismo que se automutila, mastica cristales olvidando el dolor de vientre la noche pasada..

Pablo León Alcaide

miércoles, 12 de octubre de 2016

De partirse el alma

Me visto despacio, que la prisa ya me sigue el paso,
Abrocho esta camisa que ya lleva demasiados ojales,
Demasiadas ventanas para que entren vendavales,
Me miro al espejo, demasiada barba pero para el caso
Mejor que pinche, que le den a los buenos modales.
En estos días agrestes que no conocen el descanso
Siembro mi piel de espino y puñados de pedregales,
Las aficiones parecen disfrazarse de mero retraso
Y las palabras cada vez más vacías y funcionales.
Todos tienen a la diestra su propia vara de avellano,
pero nadie allana su vereda, nadie endereza sus calles...
Amanece y sigo entero, enteramente hecho de rotos,
Me pregunto cada mañana si la próxima aguja
Vendrá a coser mis retales o a perforarme otro poco.
Apuro el reloj hasta que no me permita más caladas,
Derramo otra línea cargada de mi, repleta de todo
Antes de volver a correr cortinas y abrir ventanas,
De ponerme de cara a las inclemencias partirnos el alma..


Pablo León Alcaide

jueves, 8 de septiembre de 2016

De mi sutil existencia.

Quería existir, sentir que existía, y para eso necesitaba dejar alguna huella en este mundo. Pero no una huella colosal de aquellas que todos quieran eclipsar solo por estar ahí, yo soñaba con una huella sutil, como el sabor del queso viejo en el paladar acompañado de un buen vino, como las caricias después de amarse, sutil como el rayo que se cuela por la ventana y aún tan delgado y tenue te despierta.
 

Agarré un puñado de palabras y las fui alicatando sobre murales de celulosa, "insuficiente", me dije, "las palabras se las lleva el viento", así que decidí llenarles los bolsillos de sentimientos. Zurrones de vida, de pellizcos de mi corazón para anclar sonetos en lo mas profundo de tu alma... versos cálidos arrecostados sobre pozos de café y jirones de historias pasadas.


Quería existir, como aquel inconfundible olor a tierra mojada: que no sabes de donde salió, pero te alegró la mañana..


Pablo León Alcaide

martes, 6 de septiembre de 2016

De temores

mis ojos vacilan, no saben si buscar o evitar,
si descubrir o mantenerse en feliz ignorancia,
pero en el fondo de mi cabeza una agitada voz
murmulla, me impide permanecer tranquilo
-está ahí fuera, mas allá de tu lecho, te vigilan-.

mis manos tiemblan, en vano trato de disimular,
que estoy aterrado, aquí en mi propia estancia,
no quiero salir de mi cama, maldito sea este pavor
que me mantiene aquí atrapado y medio encogido
mas allá de mi lecho todas las sombras me miran.

mi voz consumida, un suspiro que no logro alzar,
pido auxilio, pero mi voz se pierde en la distancia,
es un vestigio de escarcha sobre pétalos de una flor
que se estremece, palidece y se somete ante el frío,
al otro lado de mis labios los tenues susurros expiran.

mi habitación, ahora grande como palacio de un zar,
era pequeña esta mañana, adornada con elegancia,
ahora es un paraje barroco, sombrío y aterrador
donde las sombras danzan y las hay que hacen ruido,
ahí fuera, detrás de mis sábanas, ellas conspiran.

mi corazón, no se detiene por nada, solo quiere gritar,
admito que tengo miedo, que me atrapa esta circunstancia
en la que hasta mi propio pensamiento se torna un traidor
que va haciendo del sereno ocaso mi enemigo más temido.
aquí, mis ideas se escapan para alzarse hostiles y retorcidas


Pablo León Alcaide

viernes, 26 de agosto de 2016

De caminos equivocados

Un día tropecé con la tumba del diablo,
el lugar donde enterró sus ganas de luchar,
llevaba horas conduciendo sin ninguna dirección
huyendo de mi mismo, escapando de la vida
hasta que escapó la última gota de gasolina,
yo me había rendido, creí que no había otra opción
y en silencio ignoraba que había optado por abdicar,
estaba dando un giro en el guion de mi diario.
 
Decir no -Porque no he nacido yo para esto-
porque no nací para ser nada, tampoco nadie
me equivoqué al creer en los falsos profetas
que predecían mi vida en forma de etiquetas,
somos hojas, pero no en libros, sino en el aire,
un enigma indescifrable para nosotros y el resto,
somos la posibilidad en cada fecha del calendario.
 
¿Por qué vivir creyendo en lo que "debemos ser"?
¿Por qué no crecer y descubrirnos a nosotros mismos?
ser aquellos en quienes queremos llegar a convertirnos
y encontrar el equilibrio entre la realidad y nuestro placer,
vivamos con los pies en la tierra y la faz en el cielo,
luchemos por no ser lo que se espera de nosotros,
digamos -Soy todo lo que puedo y todo lo que quiero-
 
 
Pablo León Alcaide

miércoles, 24 de agosto de 2016

De un misterioso hipopótamo

Hace tiempo ya que lo encontré, o fue el quien me encontró,
como una pequeña casualidad que sin duda no lo parece,
fue un oasis en medio del desierto que asolaba mis sentidos.
Hace tiempo, y sin embargo aún me siegue estremeciendo,
como la brisa que se coló en mi alma y sin decir nada la curó
fue el agua clara que limpia tus heridas, pero escuece,
te recuerda que eres frágil, vulnerable, amasijo de crujidos.
Es la historia de un hipopótamo que me rescató hace tiempo,
yo caminaba perdido y el, entre acordes y silencios me guio,
quería ser alguien que no era, ser quien la gente quisiese,
y de tanto buscar a esa persona dentro de mí acabé perdido,
-tan lejos de ti- me decía en voz baja -¿Qué estas haciendo?
Y de repente apareció, yo no lo buscaba, pero el apareció,
y le acompañaba una canción que aún hoy me entumece,
me hace sentir vivo, como un gorrión que cae del nido
y solo al sentir que va a morir descubre que está viviendo.
Lo admito, una canción de Ludovico Einaudi me cambió,
necesitaba transmitir lo que sentía y no podía hacerse
mientras no fuera yo mismo, mientras siguiera escondido,
puede ser que entonces sea mas yo cuando sigo escribiendo.
 
Versos a una imagen, versos a una canción, a un recuerdo
humilde agradecimiento por recordarme cual es mi sitio
cuando todo tambalea, vuelvo a ella y me encuentro.
I giorni - Ludovico Einaudi
 


Pablo León Alcaide

lunes, 22 de agosto de 2016

De sorientado

Mi mente colapsada, una maraña de carreteras secundarias por donde discurren pensamientos acelerados, cierro los ojos y abro los pulmones: ahí vienen otra vez, pienso en más de lo que podría escribir y escribo más de lo que logro organizar aquí dentro.

Jóvenes, pero no tanto como para seguir despreocupados; adultos, pero dicen que no lo suficiente "aun no sabes lo que es cotizar". Ya... os aseguro que no es por falta de ganas, ni de sueños, pero ese es el problema, nos invitaron a entrar en sueños duraderos y cuando despertamos nos descubrimos en una puerta de embarque donde te piden idiomas, experiencia laboral, que te conformes con lo que te den y no rechistes si te lo quitan. Pero no es culpa del jefe, el simplemente exige porque puede hacerlo, porque le han enseñado que es más práctico dos medios sueldos que uno digno, que si te vas a Sevilla perderás tu silla, y eso hay que agradecérselo a quienes se sientan un poco más arriba, a los que no condenan ni eliminan la precariedad laboral, los mismos que han hecho que nuestra generación haya atravesado tres reformas educativas distintas, cada una "parcheando" la anterior y dándole una capa de pintura a los desperfectos, esperando que la máquina siga funcionando (al menos mientras ellos sigan ahí).

Y no considero que sea una cuestión de colores, sino de números, de una regla de tres que no nos cuadra: ¿Por qué a mayor número de cargos políticos no se corresponde una mejor situación socio-económica? Somos un país miope, nos empeñamos en mirar a lo lejos en busca de soluciones, ejemplos de otras naciones, pero solo copiamos los arreglos a medias, nos quedamos con vagos detalles (como aquella supuesta homologación de la universidad pública del Plan Bolonia que sigue sin producirse), así, ni vemos lo que hay más allá de nuestras narices ni nos molestamos en buscar la respuesta un poco más cerca. tanto como nuestro propio cerebro.

Cuando nacemos, pequeñas joyas en bruto, traemos con nosotros un circuito cerebral inmaduro, carente de eficiencia, es solo a través de la proliferación de conexiones "útiles" y la poda de aquellas que no aportan ningún beneficio que nuestro cerebro madura, nos hace más eficientes. ¿Por qué un sistema de gobierno debería ser diferente? Me pregunto si el problema no estará en que, como dicen los ancianos en mi barrio "no falta dinero, sobran maletines", un sistema atestado de cargos que se solapan, se confunden competencias y se comparten como buenos hermanos cuando a menudo lo que se necesitan no son dos ojos más, sino que los primeros sean capaces de cumplir con su cometido.
Asesores para aconsejar a los hombres de confianza del ministro, ramificaciones interminables que podrían y deberían zanjarse en pos del desarrollo general.

Dicen que me quejo demasiado, pero no son quejas vacías, solo busco explicaciones, busco indicaciones, que me digan por qué hay universitarios con idiomas en paro mientras hay diputados sin estudios, que me digan qué sucedió con aquello de "esfuérzate y obtendrás tu recompensa", estoy desorientado, perdido, soy un niño que patalea en el cuerpo de un hombre y grita -¡No es justo!. Me siento extraviado, ocho meses renovar gobierno, y aún así no se que me da mas miedo, si la estática que perpetua medidas obsoletas o cambiar para encontrarnos en un nuevo fracaso vestido con otros colores; me asusta cada mitin, cada mensaje en el telediario, la verdad sesgada por el mejor postor y una realidad que me sabe extraña.

Me siento en el sillón, cierro los ojos para sentirme un poco más a salvo y recuerdo las palabras de Descartes... -Pienso, luego existo, pero ¿Qué más es real? ¿Hasta donde se extiende el brazo de la manipulación mediática?

Pablo León Alcaide

domingo, 21 de agosto de 2016

De amor lunático

Eras completa oscuridad en este mar de neón
donde todos se anuncian, todos se publicitan,
y sin embargo tu resplandecías allí, a oscuras,
eclipsando todos los faroles de la calle tristeza.
 
Eras silencio absoluto en medio del ruido atronador
donde todos gritan sus virtudes, todos se critican,
y sin embargo tu callabas guardando la compostura,
como si nada más hiciera falta para alabar tu grandeza.
 
Eras de plata pura en este campo de hierro y hormigón
donde todos endurecen sus aristas, todos se fortifican,
y sin embargo tu te ibas fundiendo con absoluta ternura
con cada muestra de amor y cada eco de inmortal belleza.
 
Eras de ese viento que atravesaba el extenso corredor
donde todos te siembran obstáculos, todos te limitan,
y sin embargo tu me empujabas y elevabas a las alturas
sin dejar que en el camino me atraparan las asperezas.
 
tu eres mi amor
digan lo que digan
tu eres mi luna
mi cura cuando besas.
Dancing in the moonlight.


Pablo León Alcaide

jueves, 18 de agosto de 2016

De buscar remedio

        Vivimos intoxicados, envenenados por nuestro alrededor, permitimos que atraviesen nuestras defensas y que infecten más allá de nuestros huesos. Pero -¿A quien vamos a culpar?- Somos esclavos de nuestro silencio, si, de todo lo que no dijimos pero debimos decir, de todo cuanto no gritamos, de aquello que nos detiene y a la larga nos hace enfermar nuestro cuerpo y sobretodo nuestra psique.

Tenemos derecho a alzar la voz y a decir que no, a detener el flujo incesante que nos ahoga aún cuando sabemos que deberíamos flotar y fluir. Tenemos una obligación moral con nosotros mismos para abstraernos del libertinaje y del dolor que provoca, pero -¿Quién le pondrá el cascabel al gato?- Estamos tan sumidos en esa realidad que hasta nos sentimos culpables de gritar que está mal, aunque lo esté, sentimos vergüenza de herir a alguien, aunque sea el mismo que nos lastima.

A menudo acabamos por resignarnos a esquivar los tiros como podamos y mirar para otro lado cuando no es a nosotros a quien fija el objetivo, a menudo perpetuarlo no es otra cosa que quedarnos sin decir nada. Queremos gritar pero no nos atrevemos a levantar la voz, queremos volar pero nos asusta el golpe ronco de nuestros grilletes al desprendernos de ellos.

El estrés es el gran mal de nuestro tiempo, al menos en aquellas afortunadas sociedades que pueden "permitírselo", y con frecuencia la única manera de evadirnos de éste es hacer uso de medicamentos o acudir a cualquier rincón conglomerado de personas que también buscan una solución a sus problemas... 
¿Un consejo?, las relaciones sexuales (y no solo su consumación) reducen el nivel de Cortisol, la hormona responsable del estrés, así que, como decían en los tiempos de la guerra de Vietnam.. "Haz el amor y no la guerra".

Pablo León Alcaide

miércoles, 17 de agosto de 2016

De mi oscuro pecado

La carne es débil, el deseo es fuerte,
un impulso que no logro sacar de mi mente,
decir que no cuando la tentación está en frente.
 
Oscuro es y cuanto más lo niego, más lo necesito,
no puedo acallar la voz que me habla al oído,
me dice "tómalo, es tuyo y está bien merecido".
 
Pero ¿Cómo entrar si después no querré salir?
no puedo, no debo, pero lo anhelo como el vivir,
ya casi siento mi cuerpo envenenado sin ese elixir.
 
Reprimo el instinto pero aun así mis manos buscan,
"vamos, no seas idiota, ¡pero si sabes que te gusta!"
yo lleno mi cabeza de muros pero poco lo ocultan.
 
Escribo para confesarme y mantenerme ocupado,
para caer entre versos y no en el amargo pecado,
pues ya por demasiado luché, lo he intentado.
 
Pero no puedo evitarlo, tengo claro que caeré
que más tarde o más temprano lo probaré...
...
Al final acabaré tomándome otra taza de café

Pablo León Alcaide

sábado, 13 de agosto de 2016

De perderme en la judería


         Llevaba un par de horas caminando, recorría las callejas de la judería intentando que mi corta edad se desvaneciera entre los siglos que habían desgastado aquellas calles, y entonces encontré un pequeño recodo desde el que podía escuchar un diminuto caño de agua abasteciendo uno de aquellos pozos que antaño habrían poblado de vida y risas aquellos rincones de aroma andalusí.

Aproveché el sardinél de una casa vecinal frente a la fuente para sentarme y soltar mi mochila a un lado... Mi mochila, mi fiel compañera de aventuras, siempre llevaba mis enseres personales en ella, cosas como una pequeña navaja, un trozo de cuerda, pañuelos y una libreta que siempre llevaba conmigo pues nunca sabía donde me llevarían mis pies. Saqué de entre aquellos bártulos mi pequeña libreta y un bolígrafo dispuesto a escribir la más triste despedida.

“a quien le pueda interesar...” comencé, no podía ser de otra manera, ¿a quien le podría importar mi vida? ¿quien podría lamentar mi pérdida? Aquél testamento informal brotaba de un instinto autodestructivo y siniestro que llevaba tiempo acampado entre mis pensamientos. ¿Qué podía aportar al mundo? O lo que me parecía más crucial, ¿Acaso se perdería algo importante el día que yo dijera adios?. Un abnegado sentimiento de soledad en medio de tantas caras aceleraba aquella fatídica decisión, como si mi alma exigiera una respuesta allí y en aquél preciso momento, adornada por el canto del agua en la misma ciudad que me había visto nacer... Ahh.. Paredes encaladas y rejas floridas me contemplaban como otra mota de polvo a punto de desvanecerse mientras ellas seguían inmutables. ¿Es que ni los ecos del tiempo temblarán cuando me desvanezca?. Pensamientos malditos inundaban mi cabeza y aceleradamente caían en forma de versos sobre aquella libreta, pensamientos malditos que no me habían permitido reparar en aquel joven matrimonio que me contemplaban con una sonrisa desde la esquina de la calle,; con un castellano bastante dudoso se atrevieron a preguntar. -¿Podemos leerlo?

Juro que nunca me había sentido tan vulnerable, ellos, dos desconocidos venidos de algun lejano rincón, querían perder su tiempo leyendo aquella siniestra poesía, -Me gustaría, pero es demasiado triste- y como si hubieran leído aún más en mi mirada me sonrieron con compasión y siguieron su camino, sus dulces y bellos rostros desaparecieron pero algo de ellos se quedó conmigo.

Pensé que era un disparate, ¿compartir mis pensamientos, mis propios sentimientos? ¿quién querría aventurarse tan adentro? Pero tal vez si, tal vez para eso estaba aquí, para sentir, para vivir, para gritarle al mundo sin hacer ruido.

Desconozco si algo de lo que escape de entre mis dedos quedará en pie como aquellos rincones de mi hermosa judería, desconozco si despertarán mis versos y mis prosa algúna mente enturbiada como aquel caño de agua clara, pero gritaré, gritaré en silencio hasta quedar sin aliento, pues he descubierto que cuanto más deposito más lleno me siento, y cuanta más vida gasto escribiendo, más deseo seguir siendo....


Pablo León Alcaide

jueves, 11 de agosto de 2016

De recorrer tu senda

Vagando por callejas oscuras y plazas soleadas
descubrí que por muchos pasos que yo daba,
jamás estuve tan perdido, jamás tan extraviado
como cuando camino lejos de tus pensamientos.
 
He atravesado días perdidos, horas malgastadas,
calendarios tachados sin poder llegar a casa,
pensando que el hogar lo definía un mobiliario
y no el baúl donde guardas tus sentimientos.
 
Te contemplo como a un puñado de preciadas
cartas de navegación, preciosas rutas marcadas
indescriptibles para anotar en mi pequeño diario,
yo te miro a los ojos, y entonces me encuentro.
 
Quiero saber de ti, de cada una de tus calzadas,
quiero aprenderme cada facción de tu cara,
atravesar tu piel sin brújula ni astrolabio,
surcar tus labios y no volver jamás a puerto.


Pablo León Alcaide

domingo, 7 de agosto de 2016

De miradas que inspiran

Ella se sentó a mi lado y preguntó -¿Qué sabes hacer?.
-Nada -contesté- Solo escribir, a veces prosa, otras versos..
-¿Sólo escribir? -Exclamó- y Dios tan  solo sabe pintar,
una mañana se despertó y dijo... hoy pintaré el amanecer.
Ella guardó silencio fijando en mí aquellos ojos inmensos
y me arrojó una sonrisa de esas que son capaces de atar
a un alma a ras de otra hasta el fin de sus dichosos días.
 
A veces no era capaz de esperar y lanzaba miradas furtivas,
conocía el rostro de este pobre soñador de manos inquietas
y cómo apretaba los labios cuando me perdía entre las líneas.
Me conocía como si hubiera estado a mi lado toda la vida,
sabía cuando caían los pesados pensamientos de mi cabeza
y cuando simplemente me dejaba fluir como las gramíneas,
ella sabía que en cada estrofa encontraba algo de alegría.
 
Yo apretaba mis dedos, era tan sólo un pequeño defecto,
quizás uno de tantos, una larga lista de manías y vicios,
los apretaba justo cuando estaba a punto de desnudarme:
me deshacía torpemente de mi coraza, soltaba el peto
que me protegía del mundo y mantenía a salvo mis lirios,
después juntaba los labios como si ella fuera a besarme
y mi alma, tan impúdica, de todo velo se desprendía....
 
A veces se escapaban mis más oscuros pensamientos,
otras veces tan sólo reflejaba la oscuridad del mundo,
y en ocasiones, las más, llenaba de luz los renglones
tratando de describir lo que ella alumbraba por dentro,
compartiendo esta llama más allá del basto muro
que separa mi ser del resto de inquietos soñadores.

miércoles, 3 de agosto de 2016

De lo que de verdad importa

Me siento en medio de una amplia habitación, lo suficiente como para que resuene el eco de mis pensamientos; dejo abiertos ambos grifos: el de las desgracias y el de las alegrías, lentamente mi piel se va empapando de todo lo que veo y lo que recuerdo haber visto, proyecciones que me ahogan si no consigo abrir la válvula de lo que verdaderamente importa: que seguimos en pie, que aún tengo ojos para ver y manos para tejer mis propias conclusiones.

Me sorprende cómo todo llega a ser sumamente sencillo, a veces la felicidad es algo tan simple como pasar la noche entera con alguien que encaja con tu manera de pensar tan cómodamente como dos piezas de puzle, otras veces la desgracia irrumpe con una ecuación tan elemental como que uno mas uno dejan de ser dos, o que nuestra afición no se convirtió en nuestro oficio. Humildes experiencias como un café a la orilla del mar, una cerveza tumbado a la luz de la luna, o encontrar la paz interior al rimar un par de versos nada recargados... Me gusta pensar que todo lo que puede destruirnos o alzarnos pueda depender de cuestiones sencillas pues, de este modo, pienso que encontrar la felicidad puede no ser otra cosa que construir nuestra vida a base de pequeñas piedras fáciles de corregir o moldear cuando alguna termine por mellarse o desprenderse de nuestra estabilidad.

Hace años pensaba que la felicidad debía compartirse con muchas personas, debía demostrarse a los cuatro vientos que estabas contento, gritarlo bien alto para que nadie pudiera instalar un No por encima de tu voz... Pero me equivoqué, la felicidad solo es real cuando se comparte, pero no significa que debamos compartirla con cualquiera, no significa que debamos demostrarle nada a nadie, se cuela en nuestra vida a través de los pequeños gestos, y a través de pequeños gestos debe seguir fluyendo. El problema de querer complicar este tráfico es que no todos (a veces ni siquiera la mayoría) compartirán tu visión, no tienen por qué opinar igual que tu o querer lo mismo que tu para estar a gusto; entonces entra en juego el equilibrio, hacer malabares con la forma de ser de cada uno de aquellos que te rodean y tratar de encontrar el término medio en el que todos estéis medianamente bien. A veces ya es demasiado complicado compaginar tu vida real con aquello que te hace feliz (y eso que "solo estudio" como dicen algunos) como para también incluir en la ecuación la realidad y los sueños de muchos otros individuos... Sin contar con esa irritante costumbre que los medios de comunicación y la sociedad que nos envuelve  tienen de decirnos y tratar de convencernos de qué es lo que necesitamos para ser felices, qué es lo que queremos y anhelamos... Lo siento, pero aún no he hipotecado mis sueños a CityBank.

Y a pesar de todo lo que de verdad importa no es lo mucho o poco que nos compliquemos para ser felices, sino que logremos serlo, tenemos una sola vida, mejor o peor, pero es lo único que tenemos y a veces nos pasamos tanto tiempo preocupados en bobadas que después no nos queda tiempo para disfrutar, para sonreír... Lo que de verdad importa no es lo mal que lo hemos pasado o si cualquier tiempo pasado fue mejor, sino que tenemos un presente, y en él podemos decidir si resolver las ecuaciones o seguir odiando las matemáticas, si  confiamos en que desde lo más sencillo hasta lo más enrevesado puede conducirnos a una explosión de Serotonina que invada nuestro cuerpo de alegría...
Lo que importa es lo que hacemos con el tiempo que nos toca.


Y para ser honestos, llevaba mucho tiempo sin escribir, ni siquiera se si más de una decena de personas leerán esto, pero a pesar de la calor, a pesar de todo, me siento bien, me gusta escribir y es algo sencillo que me hace sentir libre y a salvo. Gracias a todos y todas quienes paseáis por aquí, hoy comparto con vosotros mi alegría.

sábado, 23 de julio de 2016

De tenerte cerca

Hay besos que me duelen, y son aquellos que no puedo darte,
hay caricias que arañan mis dedos, las que no llegan a tu cuerpo,
se me traban las manos entre los alfileres que trajo el aire,
ese aire que me separa de ti aunque solo sea por un centímetro.

El viento, que me abrasa cuando no conoce de tu carne,
golpea como el hombre que jamás sintió amor en sus adentros,
como la mujer que aún no ha encontrado a quien la ame
y cuando sabe de ti me trae aromas de café y libros nuevos.

Existen noches que parecen una eterna caída por un pozo,
son aquellas en que tu cuerpo no descansa en la misma cama,
como Alicia cayendo por la madriguera de conejo, me encojo,
me hago diminuto cuando al otro lado no encuentro tu cara.

El vértigo, inundando mi cuerpo cuando no te tengo cerca,
me tambalea y me hace zozobrar como una tacita de té
que surca un mar de lágrimas sin timón, mástil ni vela,
tan solo una bandera donde voy escribiendo todo lo que sé.

Te escribo para tenerte más cerca, aún cuando ya te tengo al lado,
te escribo para coser tu alma y la mía con los ojales de cada verso,
amarro mis deseos a los tuyos, un nudo de alondra y después un lazo,
suelto el lápiz, lanzo un par de cabos más y te agarro con un beso.

sábado, 16 de julio de 2016

De calas y naufragios

A orillas del tiempo se mecen mis recuerdos,
como ramas y palos en la cala del naufrago,
ramaje de espinas, troncos y algo de paja fina,
a orillas del tiempo, donde a veces me detengo
y observo pausado lo que la marea ha arrastrado,
varas perdidas y los retales de toda una vida...
 
Voy construyendo despacio mi balsa, sin prisa pero sin pausa,
examino todos los astros, los antiguos y los recién llegados,
y memorizo cada ola que un día me estrelló contra las rocas,
anoto cada paso dado, así los buenos como también los malos,
lo escribo todo, delirios y palabras recogidas entre mis notas.
 
Me voy haciendo consciente, voy perdiendo la razón en cada renglón,
ese es el precio de escribir lo que uno siente, de hacer tangible el alma,
pero lo volvería hacer si naciera de nuevo, volvería a escapar de la razón,
como ave que canta para alejarse del orden y la lógica de su pequeña jaula.
Escribo y no serán versos lo que rimen, sino los latidos de mi  corazón.
 
A orillas del tiempo, del maldito y caprichoso tiempo,
que nos arrastra y no perdona, que devora las horas
y nos hace encallar una y otra vez azotados por el viento,
a orillas del tiempo voy dejando susurros en las caracolas,
les dejo jirones de mi vida en prosa y sobre todo en verso
para preservar una parte de mí cuando me lleven las olas...
 
 

jueves, 14 de julio de 2016

De segundos padres

No me disteis la vida, pero si engendrasteis mi razón de vivir,
no me acunasteis, pero trajisteis al mundo mi absoluta calma,
no secasteis mis lágrimas, pero me disteis motivo para ser feliz,
ella por la que puedo decir que ahora tengo completa mi alma.
 
De todas las inmensas probabilidades, de todas las casualidades,
ella nació, y fuisteis vosotros quienes cambiasteis sus pañales,
fuisteis quienes vivieron sus primeros pasos, sus primeras vocales
y hoy que camina a mi lado, debo al menos dar las gracias a sus padres.
 
Gracias por sus ojos, tan enormes, preciosos y almendrados,
por sus manos de artista, os doy las gracias, por su sonrisa,
gracias por esos labios que son ríos de vida emparejados,
por su voz hermosa que se cuela en mi pecho como una brisa.
 
Cuantas veces oí decir, esto es de tu padre, esto otro de tu madre,
cuantos de sus originales pétalos son germen de vuestras dos partes,
como el ave fruto de dos semillas que crece esbelto y admirable,
pero en el fondo único como cada viento que en sus alas baile.
 
Doy gracias a cada azarosa reacción que da lugar a la vida,
a cada bifurcación que tiene por consecuencia sus detalles,
sobre todo a aquel momento que compuso el compás de su risa,
como una melodía que solo ella interpreta, para que yo la baile.

martes, 5 de julio de 2016

De solación y polvo.

Anoche el cielo brillaba con gran intensidad,
en las calles todos corrían como emocionados,
jamás había visto luces tan intensas en mi ciudad,
yo creí que Dios nos estaba haciendo un regalo...
Pero me equivoqué, anoche Dios no vino a vernos,
no vino a ayudarnos, no nos dijo donde escondernos,
guardó silencio mientras aquellas estrellas fugaces
caían sobre las casas del barrio donde yo vivo,
tan sólo escuchaba la angustiada voz de mis padres
rezando porque alguien nos evitara aquel destino.
Pero nada cambió, otra estrella fugaz se llevó el salón,
no vino a darnos calor y sin embargo todo ardía,
llenó de escombros la calle y nos vistió de desolación,
yo iba vestida de azul, como el mar durante el día.
 
Descubrí un sendero entre los cascotes y los escombros,
oigo una voz cercana y rezo esperando que sea mi padre,
el siempre nos levantaba del suelo y nos cogía a hombros,
me limpiaba el vestido y decía -No hay por qué preocuparse-.
Pero estoy preocupada, no es mi padre a quien encuentro
sino a un par de bomberos que me encuentran a tiempo,
a tiempo de preguntar ¿por qué? antes de caer al suelo.
Puedo sentir sus brazos, me están llevando en volandas,
quizás sea un ángel que ha bajado desde las nubes
para llevarme con el, pero es un ángel que no lleva alas,
va vestido de blanco y en sus manos unos guantes azules
No hay rastro de papá, mamá tampoco está aquí fuera
escucho a mi amiga Fátima llorando junto a su abuela,
¿Qué hemos hecho para que se cuele en casa la guerra?
 
Huele a hierro y a polvo, aunque la gente dice que huele a miedo,
y aunque ha amanecido todo parece más oscuro, más siniestro,
somos víctimas de una guerra, peones en un juego que no entiendo.

lunes, 4 de julio de 2016

Del status quo - Parte 1

¿Y si te dijera que el equilibrio en nuestro mundo no se mueve entre nuestros dedos? ¿Y si te contara que el cielo no quiere preservarlo a toda costa o que el infierno no es tan siniestro como creías?

Existen muchas fuerzas que agitan los pilares del mundo que conocemos, fuerzas que actúan al margen de nuestro concepto tradicional del bien y el mal, y que buscan, por encima de todo, destruir todo lo que nos rodea para poder construir una realidad conforme a sus retorcidos antojos. Hace muchos años que la corte celestial dejó de manifestarse a través de milagros, estigmas y visitaciones, algunos dicen que esto sucedió cuando el ser humano comenzó a ser capaz de seguir las huellas que los ángeles dejaban tras su presencia, otros mantienen que simplemente se aburrieron de nosotros... Pero lo cierto es que nos han abandonado, se han refugiado en la ciudad de plata más allá de nuestros dispositivos de rastreo y ya no responderán a ninguna llamada desde la tierra.

Pero entonces, ¿Por qué aún no nos hemos sumido en el caos? ¿Qué nos mantiene a flote? Lo crean o no se debe al mismo que una vez fue abandonado por los celestiales, el mismo que cayó a las profundidades de la tierra y tras todo este tiempo sigue haciéndose la misma pregunta: ¿Por qué?. Lucifer camina entre nosotros, nos vigila como ovejas descarriadas mientras los lobos acechan, nos protege de una situación que ni siquiera alcanzamos a comprender. Como él, fuimos los predilectos, como él fuimos abandonados, y quizás, como él descubramos que hay mucho más poder en nosotros de lo que se atrevieron a confesarnos.

Sombras, pesadillas, el caos andante, tratan de desestabilizar todo aquello que conocemos, ellos se alimentan de nuestra confusión y de la incertidumbre, saben que cada vez más la humanidad va perdiendo la fe en lo divino, y aprovechan cada oportunidad para adentrarse y sembrar su semilla de destrucción, embaucan a las almas desorientadas y las obligan a azotarnos, a poseernos, nos hacen creer que otro es nuestro enemigo, pero lo cierto es que nuestra última esperanza surgió desde la oscuridad para alumbrarnos...

domingo, 3 de julio de 2016

De encadenarse a la libertad

Solo amarrado a ti, solo anudado a tu sonrisa
encuentro alguna libertad recorriendo mi vida,
toma cuantos grilletes quieras, espósame al sillón
o llévame cogido de la mano hasta nuestro rincón.
 
He atravesado los ríos profundos y he trepado las montañas esbeltas,
he recorrido las grandes carreteras y al llegar al final me di la vuelta
convencido de que no importaba cuanto avanzase, nunca estaría en casa
pero entonces tropezamos por los anchos pasillos con la mirada despistada
y manchas de café salpicadas adornando cada hoja de nuestros apuntes...
Pero entonces tropezamos con los brazos abiertos por culpa de las heridas,
convencidos de que aún debía quedar magia, que aún podía haber alegría.
 
Nuestras manos se juntaron con fuerza y sus líneas de la vida se anudaron
con rizados rizos, complicados lazos que iban y venían de aquí para allá
a veces tanto que sin darnos cuenta terminaban por hacernos tropezar,
Nuestros corazones inventaron un nuevo himno y sus latidos se acompasaron
con canciones que eran gestas de héroes y marchas para la batalla,
a veces a destiempo, a veces despacio y otras, las más, aceleradas.
Nuestra vida se convirtió en una aventura que ninguno antes imaginamos.
 
Solo atrapado en ti, entre los mechones de tu pelo
encuentro mi libertad y mi mayor consuelo,
toma tus cabellos y trenza una cuerda para amarrarme
o teje un colchón de tus hebras donde yo pueda amarte.
 

sábado, 2 de julio de 2016

De brillar entre la multitud

Aún en la multitud, tu te alzas como el álamo esbelto
que con su clara corteza se erige majestuoso y bello.
Aún en el bullicio, tu te distingues como la canción
que no se escucha por los oídos sino por el corazón.
Aún entre mis dedos cubiertos de tinta y tinieblas
tu te abres camino como el arado que separa la tierra
y encuentra el lugar idóneo donde dejar su semilla.


Me pierdo, entre la multitud de tus lunares yo me pierdo,
y descubro que solo errando en tu piel pierdo el miedo.
Me sumerjo, en el bullicio de tu pelo azotando el viento
y escuchando el murmullo de tus cabellos me entretengo,
Me divido, cavo mil zanjas en mi cuerpo y me divido,
y me siento a esperar que tropieces, aunque sea por descuido,
a que caigas por la madriguera y vengas a alegrarme el día.
 
Aún cuando el sol chirría al colarse a través de nuestra ventana,
yo me alegro amor si nos pilla tomando nuestro café de la mañana.
Aún cuando el tiempo va arañando con sus manecillas de plata
y se clava despacio haciendo mella hasta lo más hondo de la calma
yo me alegro amor si nos pilla agarrados el uno al otro con fuerza,
volteando el reloj y listos para encajar lo que quiera que venga.
 
 
Me visto de luna, amor, me visto para hacerle sombra al sol,
que no queremos más calor que el que brota de nosotros dos,
Destejo segundo, querida, destejo instantes eternos de la vida
para darle más tiempo al tiempo, para llenarlo de nuestra alegría
y si se acaba el café nos beberemos a sorbos el uno al otro amor mío,
nos beberemos como el pez que por vivir devora lentamente su río.

jueves, 30 de junio de 2016

De huellas y maduración

   
¿Derrota o victoria a largo plazo?
Hasta en las propias derrotas encontramos a veces una amarga victoria, una victoria sobre nosotros mismos, sobre la visión que teníamos del mundo y de aquello que lo compone, a fin de cuentas, somos el resultado de nuestros aciertos y también de nuestros errores, somos la consecuencia de nuestros actos...

     Al igual que cuando sufrimos la infección de un virus en nuestro cuerpo por primera vez nuestro sistema inmune crea una serie de anticuerpos selectivos, fruto de su enfrentamiento más o menos eficaz contra este microorganismo, que se quedará guardado en dicho sistema como una huella; cada enfrentamiento en nuestra vida nos hace más selectivos, nos hace aprender a cómo reaccionar ante nuestro medio, diferenciando nuestras respuestas en función de con quién o donde estemos, en función de lo que ahora ya sabemos y antes desconocíamos... Toda toma de contacto, más o menos grata deja en nosotros un recuerdo, como el rechazo que se genera en los niños desde la primera vez que prueban las acelgas o la ilusión que manifiestan cada vez que escuchan la palabra "gominolas" después de haber descubierto su sabor. Y así, a través de múltiples enfrentamientos con el mundo, vamos descubriendo qué es bueno y qué es malo para nosotros, en quien podemos confiar, con quién debemos mantener la distancia, incluso qué tipo de respuesta dar a aquellos a quienes abrimos la puerta.

El gran mapa del tesoro sin desentrañar
 La Serotonina (5-HT) es un neurotransmisor fundamental en la regulación de las emociones, implicado hasta tal punto que la alteración de sus niveles en el organismo provoca en nosotros graves trastornos del estado del ánimo (Depresión, Distimia, Ciclotimia, Trastorno bipolar...), en nuestro cerebro, esta sustancia actúa como una llave de paso a nuestra respuesta emocional, el contemplar a nuestra pareja arreglándose justo antes de salir puede disparar los niveles de 5-HT provocando una reacción similar al regocijo y emoción que nos supuso la primera vez que salimos de fiesta con esta persona tan especial, el simple hecho de pensar en ver a una persona con la que discutiste puede alterar estos niveles hasta generar en nosotros una sensación de angustia y pesar capaz de impedirnos disfrutar de una actividad que por lo general supone alegría y diversión para nosotros... De este modo, todos nuestros vínculos, todas nuestras interacciones, generan una huella discreta en nosotros, van construyendo y modificando nuestro modus operandi, por eso prefiero creer que hasta cuando sentimos que hemos "perdido", aún cuando nos llevamos un golpe emocional, esto no es sino parte de este continuo aprendizaje que como seres humanos se nos permite.

     Somos un mar de mareas neuroquímicas con mucho por cartografiar aún, llenos de islas misteriosas donde se esconden los rasgos de nuestra propia naturaleza, y al igual que Colón buscando una ruta hacia las Indias, a veces debemos perder para ganar, fracasar para aprender y aceptar que a veces es necesario encallar en terreno pantanoso para descubrir que estábamos equivocados...

     Me cuesta creer que la madurez sea cosa de la edad, ni siquiera me gusta pensar que se deba al número de fracasos en la vida o la cantidad de errores cometidos, sino a las huellas que cada paso, acertado o errado, se graban en nosotros, a lo que hacemos con aquello que nos sucede...

lunes, 27 de junio de 2016

De llegar más lejos

Camina, observa, aprende, de tus tropiezos, de los ajenos,
trepa, esfuérzate, descúbrete, al extraño que hay en ti,
de todas las experiencias, de todo lo que en vida conocemos
aprovecha lo bueno, quédate con lo que te ayude a vivir
y entonces ningún tropiezo podrá convertirse en derrota.
 
Pasamos mucho tiempo refugiados en nuestra zona de confort,
y aún cuando tenemos la intuición de poder llegar más alto
seguimos contemplando el abismo como un enemigo aterrador,
decimos que es imposible incluso antes de llegar a probarlo
y así justificamos nuestro propio miedo a la tierra ignota.
 
Se feliz con aquello que haces, sea lo que sea, hagas lo que hagas,
porque si es bueno para ti, ¿Qué más darán todas las demás voces?
que nadie nos cubra con su propio velo, que nadie nos arroje su manta,
demuestra que estás aquí, que estás vivo y que por nada te escondes.
 
Camina, observa, aprende, llega más lejos, y de nuevo más lejos,
comprueba cuales son tus límites y pregúntate si puedes superarlos,
aprovecha tu libertad, renuncia de todo lo malo, asimila lo que es bueno,
y recuerda que hay caminos que sin duda es mejor no tomarlos...
recuerda que tu escoges tu ruta, lograr tu meta es lo que de verdad importa
 

miércoles, 22 de junio de 2016

De autorretratos

Escribo con la mano izquierda y prefiero el papel,
y así empecé con quince años a escribir en clase,
prefiero contar historias que lanzar conceptos a granel,
y aún así se me quedan cortas para lograr expresarme.
 
Emborrono la tinta a mi paso cuando escribo con grafito,
y me pregunto como harían los pobres poetas zurdos
para querer ofrecerle a su amada el cielo y su infinito
entre versos arrastrados desde la camisa hasta el puño.
 
Me gusta una conversación culta, pero odio a los pedantes,
no soporto a quien lee un libro de historia o de anatomía
y ya se piensa que su verdad es más acertada que la mía,
ni tampoco a quienes quieren ir siempre por delante.
 
El café caliente, la cerveza fría y el agua templada para mí,
soy más de bocadillos en la mochila que de platos caros,
aunque para mí no tiene precio encajarse un buen estofado,
no soy buen cocinero, lo suficiente como para sobrevivir.
 
Cargo con más defectos que virtudes, demasiadas averías
como unas manos que se encasquillan cuando les place
muchas pequeñas cosas y aún así no me roban la alegría,
porque al menos sigo en pie, y si aún puedo protestar
para mí ya es una razón por la que uno debe alegrarse.
 
Prefiero una hamburguesa antes que un pescado al horno,
una tasca de barrio antes que el bullicioso bar de moda,
chatos de vino, pues las copas de balón no las soporto,
me recuerdan a quien presume más de lo que portan.
 
No me gustan las banderas, menos aún para marcar barreras,
y sin embargo me encantan los escudos y la simbología,
a decir verdad me gusta todo aquello y todos aquellos
que dicen mucho sin necesidad de usar palabras apenas,
pero ojo, me gustan conversaciones largas como el día.
 
Escribo relatos cortos, tal vez porque más corta sea mi memoria,
prefiero antes que la prosa el verso, aunque me invente la rima,
como si dentro de toda armonía hay un poco de caos y discordia,
prefiero hacerlo con música de fondo, por eso cada vez que escriba
por dentro pensaré... tu, verso, naciste de una musa llamada melodía.
 

lunes, 20 de junio de 2016

De-jar brotar las palabras

Tenía los dedos llenos de garabatos, las palabras se apilaban al extremo de mis falanges deseosas por escapar y saborear la superficie del papel, pero ni mis pequeñas ni yo conocíamos el orden en que aquella procesión gramatical debía encaminarse desde mi piel hasta este mural cambiante de chips y bytes. Las sentía corretear por detrás de mis huellas, jugaban al escondite y volvían a mezclarse una y otra vez...
 
-Os invito a salir. Les dije amablemente.
-Podéis marcharos, atravesar este umbral
y enfilaros en este lienzo ordenadamente.
Pero ellas optaron por permanecer igual,
dispersas, atascando mis pensamientos
como las diminutas cuentas de un collar
que al caer terminan en el sumidero atrapadas
impidiendo que el flujo de agua pueda pasar,
y mis palabras aquí aún siguen atoradas...
 
-Corred!. Les suplico en voz baja,
-dejad que las musas abran la puerta,
volad como niños con polvo de hada.
Pero se quedan inmóviles, casi muertas,
en un letargo nacido de los fríos inviernos
como gorriones que en el alfeizar se arrejuntan
con miedo a enfrentarse al viento helado,
miedo a las heladas corrientes que empujan
sus alas y les arrojan contra el tejado.
 
Tenía los dedos enturbiados, con jirones de tinta deseando brotar a borbotones, y sin saber de donde había salido, las palabras de Ovidio se colaron entre mis neuronas... «y era verso al final cuanto intentaba escribir».
 

domingo, 19 de junio de 2016

De gardenias

Cuantas sonrisas caminando hacia el patíbulo,
cuanta felicidad condenada al exilio sin remedio
por haber nacido a la sombra de la incomprensión,
por no seguir ningún guion ni plan ridículo,
se topa la alegría de bruces con el miedo,
el miedo a al rechazo, al odio sin razón...
 
Cuantas ilusiones desfilan hacia el cadalso,
cuantos sueños son perseguidos, hostigados,
obligados a crecer lejos de cualquier aplauso
solo por no ser lo que otros habrían esperado.
 
gardenias que florecen en un jardín de rosas
esquivando espinas y apartando palabras dañinas,
como nutrias que avanzan rio arriba revoltosas
aprendiendo a nadar al tiempo que curan sus heridas.
 
Pero hasta los girasoles más fuertes a veces miran al suelo
y contemplan con dolor las piedras que fustigan sus raíces,
suspiran y estremeciendo sus hojas confiesan en secreto,
-¿Cómo no voy a sentirlas si van corriendo por mis venas?
prefieren no escuchar pero saben bien lo que se dice,
prefieren no mirar pero a veces las lágrimas llegan a la arena.
 
Cuantos gritos que se ahogan en el silencio más disfrazado,
disfrazado de indiferencia, de vivir mirando para otro lado,
cuantas lunas han visto aquellas pupilas clavadas en el techo,
pintando las noches de insomnio y un puño clavado en su pecho.
 
Caminamos por el lado izquierdo de esta vereda,
y aprendemos que esto es lo que nos espera:
recorrer un sendero iluminado solo por las antorchas
de aquellos que nos persigan portando sus horcas,
hacer pedernal de las pedradas que nos vayan a arrojar
y prender sus guiones para ayudarnos a alumbrar.

sábado, 18 de junio de 2016

De coleccionar infiernos

Vengo a sentarme aquí, a ras del suelo,
donde hace tiempo que no llega la luz del cielo
porque no me atrevo a salir de este agujero.
 
Vengo a vaciar mis bolsillos por completo
donde he ido guardando todos mis infiernos,
y ahora busco al diablo a ver si quiere juego.
 
Saco las cartas, teñidas de hollín y tierra seca,
de tropezar por ellas en todas las aceras,
de haber escogido mi camino siempre a ciegas.
 
Le pido al diablo fichas y que disponga la mesa,
le enseño la colección de cicatrices de mi calavera
 y le ofrezco el vino que fermentaron mis penas.
 
Poker de heridas, el se desviste y me enseña su mella,
llagas de alas blancas de las que ya nada le queda
subo la apuesta y le digo que él no teme que nadie muera.
 
El saca su as en la manga, no se lo que es vivir condenado,
yo no amedrento, le pregunto si alguna vez se ha enamorado,
el se ríe y me muestra una foto que siempre lleva a su lado.
 
Hasta el diablo ha amado, hasta él ha llorado
todos hemos sufrido, a todos nos han marcado,
todo queda en tablas, nos marchamos empatados.
 
Regreso a casa sin fuerzas, me dejo caer agotado,
juraría que nadie escapa de sufrir en algún momento,
pero aprendo la lección del diablo, por viejo o por sabio,
pero por más que pasen los siglos, aún no se ha cansado,
aún no se ha rendido, mientras le quede aún  aliento...
 
Todos vamos coleccionando nuestros propios infiernos,
todos sufrimos y a todos nos abaten de la piel a los cimientos,
pero merece la pena luchar, volver a levantarse del suelo
y seguir salvando las trabas para llegar a nuestro propio cielo.