Observo a la gente a mi alrededor y, sin querer, analizo. Ventaja y contrapunto a partes iguales, saber más de lo que la gente dice, quieras o no, descubrir emociones encubiertas tras un telón...
A menudo la gente revela sus intenciones de forma tan evidente que casi preferirías que te dijeran a la cara.. -Si, lo he hecho por esta razón- Pero eso nunca sucede, lo normal es que no se molesten en ello y hasta se muestren defensivos si creen que ves algo más de lo que quieran mostrar, entonces sientes nostalgia de aquella hermosa ignorancia de la niñez cuando todo era tal y como te decían... Ahh.. en un tiempo hasta creí en los reyes magos!.
Pero al final resultó que los reyes magos eran los padres, que la gente que tiene poder para joderte, te jode, y que hay mucho más en aquello que callamos que en lo que nos atrevemos a pronunciar... Así que supongo que hay poco en mí, porque no paro de escribir, de transcribir radiografías de esta mente preocupada.
Me preocupan las sonrisas, porque a menudo esconden colmillos que acechan silenciosos, esperando a que te confíes y bajes la guardia; me preocupan las expectativas, porque a menudo sirven más para criticar tus fallos que para elogiar tus éxitos; me preocupa ser social, porque con frecuencia acabo lamentando haber vuelto a confiar en las personas, y aún hoy me sigo preguntando si es culpa del medio o del individuo... Y desde luego me preocupan las buenas intenciones... porque definitivamente nunca suelen serlo.
Observo a la gente, personas con los nervios a flor de piel que fingen tenerlo todo bajo control, los labios que tratan de fingir una sonrisa que enmascare la discusión de anoche, verborreas prepotentes que disimulan su necesidad de atención, observo semblantes estoicos ocultando injusticias, veo que hay tantas cosas mal, que a veces me cuesta fingir que lo ignoro...
Si la gente se diera cuenta de que sería todo más sencillo si pudiera hablarse con naturalidad, con tranquilidad y respeto.. quizás muchas cosas cambiaran a mejor, quizás si no hubiera nada que ocultar, no habría que desaprovechar esfuerzos en aparentar...
A veces me quitaría las gafas para ver todo tan difuso como cuando era aquél niño despreocupado...
Pablo León Alcaide
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