Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

lunes, 20 de junio de 2016

De-jar brotar las palabras

Tenía los dedos llenos de garabatos, las palabras se apilaban al extremo de mis falanges deseosas por escapar y saborear la superficie del papel, pero ni mis pequeñas ni yo conocíamos el orden en que aquella procesión gramatical debía encaminarse desde mi piel hasta este mural cambiante de chips y bytes. Las sentía corretear por detrás de mis huellas, jugaban al escondite y volvían a mezclarse una y otra vez...
 
-Os invito a salir. Les dije amablemente.
-Podéis marcharos, atravesar este umbral
y enfilaros en este lienzo ordenadamente.
Pero ellas optaron por permanecer igual,
dispersas, atascando mis pensamientos
como las diminutas cuentas de un collar
que al caer terminan en el sumidero atrapadas
impidiendo que el flujo de agua pueda pasar,
y mis palabras aquí aún siguen atoradas...
 
-Corred!. Les suplico en voz baja,
-dejad que las musas abran la puerta,
volad como niños con polvo de hada.
Pero se quedan inmóviles, casi muertas,
en un letargo nacido de los fríos inviernos
como gorriones que en el alfeizar se arrejuntan
con miedo a enfrentarse al viento helado,
miedo a las heladas corrientes que empujan
sus alas y les arrojan contra el tejado.
 
Tenía los dedos enturbiados, con jirones de tinta deseando brotar a borbotones, y sin saber de donde había salido, las palabras de Ovidio se colaron entre mis neuronas... «y era verso al final cuanto intentaba escribir».
 

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