Tenemos derecho a alzar la voz y a decir que no, a detener el flujo incesante que nos ahoga aún cuando sabemos que deberíamos flotar y fluir. Tenemos una obligación moral con nosotros mismos para abstraernos del libertinaje y del dolor que provoca, pero -¿Quién le pondrá el cascabel al gato?- Estamos tan sumidos en esa realidad que hasta nos sentimos culpables de gritar que está mal, aunque lo esté, sentimos vergüenza de herir a alguien, aunque sea el mismo que nos lastima.
El estrés es el gran mal de nuestro tiempo, al menos en aquellas afortunadas sociedades que pueden "permitírselo", y con frecuencia la única manera de evadirnos de éste es hacer uso de medicamentos o acudir a cualquier rincón conglomerado de personas que también buscan una solución a sus problemas...
¿Un consejo?, las relaciones sexuales (y no solo su consumación) reducen el nivel de Cortisol, la hormona responsable del estrés, así que, como decían en los tiempos de la guerra de Vietnam.. "Haz el amor y no la guerra".
Pablo León Alcaide
Gran consejo antiestrés y en busca de la felicidad. Vivir en este mundo pero no esclavo de él.
ResponderEliminarHay que evitar siempre las guerras, pero a veces también hay que saber salir de ellas sin morir en el intento. Un abrazo Antonio!
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