Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

miércoles, 4 de mayo de 2016

De caladas y paradas - Parte 2

Le temblaban las piernas, se mantuvo por un instante en la acera contemplando aquellos bocetos que a escondidas le había hecho Roberto -Que osadía, ¿Cuánto me habrá observado?- Pensó mientras hacía memoria de todas las veces que a prisa se había cambiado de ropa sin correr la cortina, o el día en que olvidó la toalla en el dormitorio...

Con un largo suspiro retornó a aquél momento, a aquél lugar, deshizo el camino andado desde su portal, subió despacio las escaleras y entró en su piso dejando aquellos dibujos sobre la mesa del salón, entonces tomó un bolígrafo y un folio en blanco y, una vez frente al balcón, apuntó el nombre de una canción, conocía bien aquella canción, le encantaba... y quería compartirla de un modo especial.

Cuando por fin vio a Roberto asomarse nervioso a su ventana, le enseñó el nombre de aquella canción y le hizo señas para que la escuchara, mientras, ella la buscó en su móvil, era una de aquellas melodías que siempre la acompañaba cuando se iba a la ducha. Una vez cerciorada de que él la estaba escuchando, le dio al play en su móvil y lentamente comenzó a bailar, se movía despacio, como si el tiempo estuviera a merced de sus vaivenes y, si no era así, al menos para Roberto el tiempo se había detenido, no podía dar crédito a lo que estaba contemplando, la música de fondo le parecía lo más sensual que había escuchado jamás, una voz que se deslizaba por sus oídos igual que él ansiaba deslizarse por el cuerpo que ahora bailaba frente a él, sólo para él... Ella se hacía la despistada, ni siquiera reparaba en él excepto para confirmar de reojo que aquél observador no apartaba la mirada de su cuerpo.
-Me has observado sin permiso, bien... ahora vas a disfrutar de un espectáculo único, ¿serás capaz de dibujarme, querido?.

Aquellos movimientos se introducían en la mirada de su atento público, aquél subir y bajar se merecía mucho más que un puñado de garabatos en un papel, y sus manos difícilmente podían atender al cuaderno, apretaba con sus manos el borde de la ventana como si estuviera a punto de saltar, como si se planteara cruzar al otro lado, ¿De verdad debía contenerse allí? ¿solo podría mirarla en la distancia? Se mezclaban en su cabeza impulsos de odio y deseo, desesperación y anhelo, necesitaba sentir su piel, notar su respiración profunda recorriendo su cuerpo, pero estaba atrapado al otro lado del abismo, contemplando un espectáculo del que no podía apartar la vista, de tal modo que ni siquiera podía plantearse bajar a toda prisa y encontrar su piso antes de que su cuerpo explotara de ansia y, de repente, un relámpago atravesó su cuerpo, de repente aquella preciosa mujer se deshizo de su camisa con una soltura tal que más parecía que fuera la propia camisa la que se retirase por propia voluntad.

-Querido mío, quiero que disfrutes.. seguro que ya me habías visto así de pasada a través del salón algún día, apuesto a que aún te quedaba por ver esto..

Dejándose guiar en un vaivén sobre el marco del balcón fue dejando el pantalón cada vez más abajo, lentamente se convirtió en otra prenda más que descansaba en el suelo mientras ella seguía bailando y deslizando su cuerpo en cada atisbo de mobiliario cercano al umbral.. Ni siquiera reparó en si habría más ojos contemplando aquél espectáculo, no le importaba, ella bailaba para él, y el la observaba solo a ella, ¿Qué más daba todo lo demás?.

La tensión aumentaba a ambos lados de la acera, Roberto se obligaba a agarrar el dintel para evitar que sus manos fueran a parar a otra parte, y ella no dejaba de pensar en la siguiente prenda que iría a parar al suelo, ¿Qué le obsequiaría a la vista de aquél enigmático mirón? La solución a aquella pregunta se vio truncada cuando acabó la canción, era como si algo la obligara a demorar una y otra vez el éxtasis que su cuerpo le estaba pidiendo a gritos, no podía fingir que la música seguía, pues él la estaba escuchando al unísono, pero ¿Qué haría ahora? Todos aquellos impulsos que recorrían su piel y que la hacían estremecerse con violencia sobre el parqué nublaban el resto de sus sentidos, pero al pensar en qué querría su espectador se percató de que no estaba allí...

¿A donde había ido? Tal vez aquél hombre estaría desahogándose en su soledad, o quizás había aprovechado para dibujar en sus papeles los recuerdos de aquella danza privada, ¿O había espantado a su admirador?..
No podría esperar sentada, maldito vicio... necesito un cigarrillo

3 comentarios:

  1. Gran narración. La has presentado?

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    1. Gracias, Aún no, Buscaré algún concurso donde participar con ella :)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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