¿Alguna vez has visto una puesta de sol?
¿Has visto la forma en que las últimas luces del día invaden las nubes? Esa manera en que son atravesadas sin dolor alguno y sin embargo se sienten marcadas por aquellos rayos que las visten de tonos naranja y violeta...
¿Has visto de qué modo los jirones de nube parecen arder en mitad del cielo? Esa forma en que el sol parece incendiar su interior sin que llegue a quemarse, sin que se desprenda otro olor que el de azúcar tostado sobre la superficie...
Así, así es el amor que siento, como si siempre fuera aquella puesta de sol que te hizo estremecerte de tal manera que no podrías explicar a nadie..
Vaya sinestesia. Unir olfato y vista en la visión de la nube. Una genialidad
ResponderEliminarGracias Antonio, aún así son pocos sentidos para un sentimiento tan grande...
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