Espero que sepas
disculpar la demora desde la última vez que lo intenté, ya casi
había olvidado lo que se siente al escribir a ninguna parte, al
escribir donde nadie recibirá este mensaje urgente, y es que,
después de tanto esperar una respuesta que no llegaba, terminé por
mirar sin esperanzas al cielo y limitarme a mandarte señales de humo
desde la fragua casi extinguida de mis pulmones.
Recuerdo cómo
en cada sobre bien doblado fui arrojando un pedazo de esperanza, fui
dejando migas de ilusión, de una luz que llegaba hasta mi umbral, y
allí esperaba yo... Desde allí alzaba la vista, miraba a mi
alrededor y hasta perdí la cuenta de las veces que volvía a mirar
el teléfono aguardando una respuesta, pero no había mas respuesta
que el silencio, no había mas pródigo que una ausencia que se
presentaba sin avisar y con las maletas llenas de nostalgia. Recuerdo
el viento arrastrando migas hasta el borde mi ventana, cartas
devueltas y una luz menguada por el tiempo, como la vela en el candil
que va exhalando hasta la última gota de cera abrazada a su delgada
mecha.
He vuelto a
escribir, una última carta sin destino, una última llamada a lo
desconocido, y amiga mía, aunque sea en vano, necesito decirte al
menos una vez más que no te olvido. He aprendido a perdonarte por
coger aquel embarque sin avisar, aprendí a perdonarme por haberte
odiado casi tanto como te añoraba. Si estás ahí, o tan solo en el
recuerdo que nos resta, ojalá que mis palabras te alcancen, que no
importe la distancia, ojalá que esta carta sin papel llegue allí
donde las más radiantes luces brillan, allí donde seguro habitas.

Recuerdo la
historia de un pequeño lagartijo asustado, cuentos de hadas y
duendes que hoy perduran
como la sombra de aquellas nanas que en
noches frías mi madre nos contaba, los recuerdo como las grandes
hazañas de los héroes: Con palabras difusas pero con un mensaje
claro que atraviesa el tiempo dejando huella en los afortunados oídos
que las escucharon. Recuerdo fábulas extraordinarias, o al menos así
las recuerdo yo, aquellas historias que hoy forman parte de la
impronta escondida en este escritor aficionado, en este extravagante
personaje que aún juega entre caballeros y duendes, y sigue
asustándose por las alturas... Tal vez algún día aquel lagartijo
se convierta en un dragón que sobrevuele las montañas.
Te escribo con
los deberes a medias y una sonrisa completa, a medias porque aún
quedan promesas por cumplir y sueños por alcanzar, completa porque
en mi camino, aunque accidentado, he tratado de no perderme
demasiado, porque he encontrado el amor y ella es la estrella que
ilumina mis pasos y el susurro que me llena de aliento, ella ha
descubierto quien soy y no permite que abandone la senda que parte de
mi alma... Te escribo para darte las gracias una vez mas, porque soy
quien soy, orgulloso de serlo, y se que en parte es gracias a ti. Me
quedan tantas cosas por decir, y aún más por hacer, pero se que es
vano creer que encontrarás estas líneas en algún buzón al otro
lado del mundo, por eso, si te escondes al otro lado de todo, espero
que puedas observar desde una rendija, amiga mía.
Sin noticias
desde el cielo, sin poder decirte lo que pienso... Te hiciste nada
después de haber sido tanto, ojalá y me equivoque en todo lo que
creo, ojalá y no fuera otro pequeño escritor ateo...
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