Había una mujer, la conocían como la princesa deshilachada, con su vestido rasgado y su melena despeinada. Desde el palacio la observaban como una rareza inadecuada: "solo vale para recorrer a pie la vereda y la cañada". Y es que.. ¿Cómo no iba a pasear deshilachada? Si cuando se arriesgaba a abandonar el camino, los demás la empujaban a las zarzas en vez de ayudarle a cruzar las zanjas.
Perdió los zapatos en el lodo y aún así no regresó llorando a palacio, en su lugar aprendió a caminar con paso firme y despacio. Decían que estaba loca, tal vez solo era que no querían entenderla, así aprendió a escuchar su propia voz y no esperar sentada a que otra apareciera.
Princesa deshilachada y ondeando al viento, se hizo una bandera con los jirones de su vestido pues es mejor caminar desnuda que vivir con la piel y los retales estancados en un asiento.
Enhorabuena por tu exito
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