Si sucumben mis manos a mi propio invierno,
si mis huesos se anudan como ramas heridas,
y si oyes mi cuerpo crujir como la escarcha,
dime que aún bailarás conmigo un último baile.
Aunque el frío que me invada jamás dejará un Te quiero
atrapado en el umbral de mi boca entumecida,
jamás agitaré sobre mi piel una roída bandera blanca
esperando sentado a que mis hojas se vuelen con el aire.
Si mis fuerzas me abandonan y escapan por un agujero,
por una grieta entre mis huesos romos y la piel roída,
podría llegar el día en que no pueda volver a escribirte una carta
pero mi amor, tu siempre serás poesía, serás siempre el verso más grande.
Fuiste y serás el río invisible que amamantaba mi sabia,
la luz del sol cuando aún acaricia las montañas,
es por ti, mi amor, que aprendí a escribir poesía
pues todos los versos que escribí hasta encontrarte
solo eran troncos vacíos, eran manojos de nada...
es por ti que aunque muera mi cuerpo, ya jamás podrá hacerlo el alma.
Bueno. Muy bueno y tenia yo razón, te han seleccionado.
ResponderEliminarPrecioso
ResponderEliminarme encanta la primera estrofa y quería preguntarte cómo sacas poemas como este de bueno con tanta regularidad, me impresiona la sola idea de hacer tan buenos poemas en poco tiempo
ResponderEliminarMe alegra mucho que te parezca tan bueno, lo cierto es que me gustaría escribir más a menudo, pero a veces la falta de tiempo y el resto de obligaciones me alejan un poco de esta pasión personal. Todos tenemos talentos en nuestro interior esperando a ser descubiertos y fomentados, y por fortuna escribir aquí es algo que me motiva mucho, es mi pequeño "kit-kat", por eso mismo agradezco tanto que lo valoréis, anima mucho entrar aquí y encontrar vuestros mensajes.
EliminarUn saludo.
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