Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Desde la tierra, con amor

Todo sería más sencillo si pudiera creer, si pudiera soñar con algo que no he visto ni veré jamás, pero no puedo, me resulta imposible y el hecho de querer creer a veces lo hace todo aún más difícil, ¿Sabes? Mi madre solía decirme que aunque nadie hable, no significa que no haya alguien escuchándote, que debemos conservar la esperanza... A veces echo de menos sus abrazos, que me dijera que todo irá bien aunque ni siquiera supiera de qué se trata, solo porque ella creía que no habría nada que su amor no pudiera arreglar. Echo de menos cuando me hacía cosquillas en la cara, porque entonces eso bastaba para devolverme la sonrisa.

A veces me asomo al balcón para recoger la ropa y mi acrofobia hace que me tiemblen los pies, al recobrar la estabilidad me pregunto que pasará el día en que las piernas me fallen y me hagan tambalear hacia el otro lado, ¿Habrá acabado todo? ¿Viajaré a otra parte? y si es así, me planteo si seguiré necesitando gafas, si mis migrañas se vendrán conmigo o si las rodillas seguirán doliéndome cuando el tiempo cambia. Ahogo mis dudas en cerveza, o al menos lo intento, pues parece que con el paso de los años han aprendido a flotar como astillas en un vaso de piel y hueso. Sigo bebiendo, ya que por otra parte, la serenidad se va intuyendo a cada sorbo en que me aproximo al fondo del vaso. No es un hada verde ni un diablillo rojo, mas bien un niño que en silencio juega con sus propias manos...
Mis dedos, a veces me duelen a cada línea que escribo y aún así es menor que el dolor que me brota de dentro si mantengo al bolígrafo en su letargo, no puedo evitarlo, me libera, me drena como si fuera un embalse que al abrir sus compuertas derribara árboles y arbustos de esta ribera olvidada.
Debo admitir que desearía creer, al menos un poco, lo suficiente como para convencerme de que habrá una versión mejorada de mí en algún momento: sin errores, sin dolores, sin miedos, quizás de esta manera viviría esta vida de forma distinta, me preocuparía más por atesorar momentos y menos por administrar cautelosamente el tiempo, volvería a correr sin límite, a salir de fiesta hasta el amanecer sin temer las consecuencias al día siguiente. Pero no puedo, y de verdad que lo he intentado, tanto que debo parecer un idiota, un idiota con miedo a morir, con miedo a una vida sin vivir, angustiado por la idea de perder un día.. y así voy perdiendo mi vida.

No somos perfectos, en absoluto, y sin embargo crecemos con la idea de la perfección, aspiramos a unos ideales fabricados en nuestra imaginación más barroca, (Como diría G.A. Bécquer) los amamos y los vestimos a nuestro antojo, ¿Para qué? ¿Para qué? Para encontrar un rayo de luna.

Confieso que  por muy romántico que parezca, no disfruto en exceso de recostarme a admirar el cielo nocturno, me abruma, me sobrecoge pensar en lo ridículo que soy, en lo poco que debe suponer mi existencia en el extenso y profundo universo, somos una mota de polvo que flota en el aire, motas soberbias que alzamos la vista y ponemos nombre a las estrellas como si nos pertenecieran o como si no hubiera nadie más que las hubiera nombrado ya desde algún otro balcón de la galaxia. Sin embargo en ocasiones me descubro alzando la mirada, como si algo dentro de mí esperase ver llegar una señal que me guiase en este océano de incertidumbres; quizás ese algo no sea más que la tradición neoplatónica en la que he crecido y de la que tanto nos han amamantado, nos guste o no, no podemos escapar sin más del entorno, de nuestro mundo, en el mejor de los casos tendremos la oportunidad de escoger qué hacer con el personaje que nos ha tocado jugar.

Con amor, y con los dedos agarrotados del frío, me acerco al punto y final, me deslizo un poco menos cargado hacia el final de esta epístola.


 Ya no espero contestación alguna, pero volveré a dejar la luz encendida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario