Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

domingo, 27 de marzo de 2016

De perder la razón

      Oigo su voz, ¿la oigo? si, pero empiezo a creer que simplemente es una parte de mí, una parte que lo ocupa todo, su voz histriónica no me deja escuchar nada más, ni siquiera en mis pensamientos más profundos y personales encuentro algún refugio a este murmullo que me desgarra por dentro.
Es un susurro afilado y oxidado como viejos anzuelos que se agarran a mis entrañas y hacen jirones de cualquier atisbo de lucidez, se clava dentro de mí, pero nunca lo suficiente como para acabar conmigo. Me quiere vivo pero no de una sola pieza, voy perdiendo la razón y por más que golpeo mi cabeza contra la pared no consigo sino despertar un rato más tarde, tirado en el suelo y en compañía de una jaqueca venida a más.
Mi madre me observa preocupada, conozco esa expresión en su mirada, piensa que es culpa de los videojuegos y del móvil, ¿En serio mamá? Solo tengo nueve años, apenas si he empezado a utilizar el teléfono, y no quiero creer que en tan poco tiempo esa máquina haya destrozado mi cordura de esta manera. ¿Acaso no pasan años los famosos consumiendo drogas sin que éstas los consuman por dentro? . Ojalá y todo fuera más sencillo, el cura con el que me confesé hace un año para mi comunión decía que esa era la voz del diablo queriendo apartarme de Dios, pero por alguna razón me cuesta pensar que, si existe, haya decidido perder el tiempo con un niño como yo, no soy nadie, solo un desgraciado.
Apenas si consigo escribir en una línea recta cuando esa carcajada brota dentro de mí una vez mas, y escribir es lo único que me queda, mis padres creen que es culpa de los juegos, mis profesores se limitan a decir que tengo problemas de atención, ¡Atención! jajaja, como si no deseara poder prestar atención plena a cualquier otra cosa que no fuera su voz, su maldita voz... Viene de dentro, pero es como si a cada golpe de sílaba arrojaran cascotes a mi espalda, como si cada fonema fuera una palada de arena que me entierra un poco más, llevándose el poco aire que mis pulmones son ya capaces de recoger.
Oigo entre sus chillidos el tintineo de las gotas de lluvia al caer sobre los coches, millones de gotas que componen un ligero estruendo justo antes de silenciarse una a una contra el asfalto, los vehículos o las hojas de los naranjos que pueblan mi calle, me asomo a la ventana y suspiro, ojalá dejara de llover aquí dentro... Entonces su voz se torna ligera y agradable, como si reposara entre las mullidas sábanas de mi abuela, aparta los escombros de mis entrañas y susurra...
-Es la hora cariño, liberemos tus pensamientos y sal ahí fuera a buscarte.

¿Acaso todo hasta ahora no ha sido más que un mal sueño? ¿Acaso el sueño comienza ahora?

viernes, 25 de marzo de 2016

De espacios

Despacio y con suavidad voy vistiéndote de versos,
tu me desvistes y dejas caer la camisa al suelo
como una brisa de verano que alza mis cabellos
y los hace desfilar alrededor de tu cuerpo.
 
De rimas y estrofas acompasadas adorno tus oídos
mientras el desacompasado tambor de mis latidos
va llamando a filas al clamor de tus suspiros,
y así termina la razón por rendirse ante los sentidos.
 
De susurros, de elogios y prendas innecesarias
va agolpándose el rincón de la habitación,
se han atrincherado al oír llegar nuestras arias
que sin orden ni protocolo se escapan desde el colchón.
 
De miradas, de tus ojos clavados en los míos
como arpones arrojados en mitad de la tormenta,
como puntos de sutura entre tu alma y la mía,
Mis pupilas se derriten sin remedio, se hacen ríos
donde tu voz de plata se hace dueña y navega.
 
De eternos prados colmados de lunares,
de sus caminos y veredas me hago peregrino,
dibujo el mapa de todos tus lugares
y romperlo un día más o fingir que lo he perdido,
solo para volver a pintarlo haciéndome el despistado.
 
Desnuda, expuesta y vulnerable descansa,
mi alma, por supuesto, cuando me siento en casa,
cuando me rodean tus brazos y se que estoy a salvo,
cuando te acercas a mi oído y me susurras..
"Me haces feliz, y solo tu sabes cómo lograrlo".
 

miércoles, 23 de marzo de 2016

De buscar respuestas en el viento

Su voz, quebrada y desgastada, arrojaba suspiros a través de la ventana, el poco calor que le quedaba dentro se iba desvaneciendo en el relente de la noche como un terrón de azúcar arrojado a las olas. Recordaba aquella letra de Bob Dylan... "La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento", tal vez debería salir a buscarlo, dar de bruces con una fría y asfaltada realidad, pero tenía miedo, miedo de ser lo que todos acostumbraban a recordar que sería.. Nada. Los cristales se empañaban y dejaban caer apresuradas gotas hacia el plinto de la ventana, pareciese que hasta la noche llorara de verle allí temblando, cubierto por aquel manto de soledad e indefensión, pero el mundo no era tan poético, la vida era una prosa agreste y carente de armonía.

A menudo creía que siguiendo el principio de Ockham, lo más sencillo era pensar que estaba loco, que aquella aflicción de un hombre vulgar no era más que el fruto de una mente perturbada y desestructurada, aquello era más sencillo que la idea romántica de una mente incomprendida, el hombre perdido que se busca a sí mismo sin éxito una y otra vez. ¿Qué separaba una mente genial y creativa de aquella que pronto se acudía a nombrar como perturbada?. En ocasiones se miraba ante el espejo y ensayaba su rol de "normal", prefería pasar desapercibido, pero el problema no venía de fuera, era su yo, la imagen que solo él podía ver lo que le afligía, no estaba a gusto porque nada ahí fuera encajaba con él y, por más que trataba de amoldar su yo a lo que encontraba fuera, al final siempre quebraba el molde como un globo que juega a ser cuadrado encerrado entre cuatro naipes.

Su voz, vencida por el gélido soplo nocturno, se iba vistiendo de silencio, sentado al borde con una cerveza contemplaba el edificio de en frente, ¿Serán felices las personas que viven ahí? ¿Tendrá alguien las mismas inquietudes que yo? ¿Qué pensarán al despertar?. En silencio si mirada se perdía mas allá del espacio y solo el crujir de sus miembros entumecidos rompía a ratos la atmósfera en la que su mente desaparecía sin decir nada.

Al final cerró la ventana desde el lado de siempre, una vez más sobrevivía a una llamada sin remitente que con frecuencia le preguntaba "¿Por qué no sales a volar?", otra botella más que se apilaba vacía en el cubo de basura, otro catarro más garantizado para hacer más entretenido ese hábito por respirar... y otra noche que daba paso al día sin mayor propósito que alcanzar la noche de una sola pieza.

lunes, 21 de marzo de 2016

De girasoles y rastrojos.

Alumbrado por la tenue luz de tu recuerdo,
voy sembrando girasoles por las aceras
para que al verlas tornarse sepa que has vuelto.
 
Arropado por tu susurro de carbonera
voy ardiendo como puñados de rastrojo seco
me haces humo y yo te invado como la niebla.
 
Mecido por la corriente de tu cabello
me hago el muerto y me dejo arrastrar a tu vera
para que vuelvas a resucitarme con un beso.
 
Gallardo subiré un día más hasta tu reja,
a pedirte que me regales lo que más quiero:
verte vestida solo por la luz de la primavera.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Desde la tierra, con amor

Todo sería más sencillo si pudiera creer, si pudiera soñar con algo que no he visto ni veré jamás, pero no puedo, me resulta imposible y el hecho de querer creer a veces lo hace todo aún más difícil, ¿Sabes? Mi madre solía decirme que aunque nadie hable, no significa que no haya alguien escuchándote, que debemos conservar la esperanza... A veces echo de menos sus abrazos, que me dijera que todo irá bien aunque ni siquiera supiera de qué se trata, solo porque ella creía que no habría nada que su amor no pudiera arreglar. Echo de menos cuando me hacía cosquillas en la cara, porque entonces eso bastaba para devolverme la sonrisa.

A veces me asomo al balcón para recoger la ropa y mi acrofobia hace que me tiemblen los pies, al recobrar la estabilidad me pregunto que pasará el día en que las piernas me fallen y me hagan tambalear hacia el otro lado, ¿Habrá acabado todo? ¿Viajaré a otra parte? y si es así, me planteo si seguiré necesitando gafas, si mis migrañas se vendrán conmigo o si las rodillas seguirán doliéndome cuando el tiempo cambia. Ahogo mis dudas en cerveza, o al menos lo intento, pues parece que con el paso de los años han aprendido a flotar como astillas en un vaso de piel y hueso. Sigo bebiendo, ya que por otra parte, la serenidad se va intuyendo a cada sorbo en que me aproximo al fondo del vaso. No es un hada verde ni un diablillo rojo, mas bien un niño que en silencio juega con sus propias manos...
Mis dedos, a veces me duelen a cada línea que escribo y aún así es menor que el dolor que me brota de dentro si mantengo al bolígrafo en su letargo, no puedo evitarlo, me libera, me drena como si fuera un embalse que al abrir sus compuertas derribara árboles y arbustos de esta ribera olvidada.
Debo admitir que desearía creer, al menos un poco, lo suficiente como para convencerme de que habrá una versión mejorada de mí en algún momento: sin errores, sin dolores, sin miedos, quizás de esta manera viviría esta vida de forma distinta, me preocuparía más por atesorar momentos y menos por administrar cautelosamente el tiempo, volvería a correr sin límite, a salir de fiesta hasta el amanecer sin temer las consecuencias al día siguiente. Pero no puedo, y de verdad que lo he intentado, tanto que debo parecer un idiota, un idiota con miedo a morir, con miedo a una vida sin vivir, angustiado por la idea de perder un día.. y así voy perdiendo mi vida.

No somos perfectos, en absoluto, y sin embargo crecemos con la idea de la perfección, aspiramos a unos ideales fabricados en nuestra imaginación más barroca, (Como diría G.A. Bécquer) los amamos y los vestimos a nuestro antojo, ¿Para qué? ¿Para qué? Para encontrar un rayo de luna.

Confieso que  por muy romántico que parezca, no disfruto en exceso de recostarme a admirar el cielo nocturno, me abruma, me sobrecoge pensar en lo ridículo que soy, en lo poco que debe suponer mi existencia en el extenso y profundo universo, somos una mota de polvo que flota en el aire, motas soberbias que alzamos la vista y ponemos nombre a las estrellas como si nos pertenecieran o como si no hubiera nadie más que las hubiera nombrado ya desde algún otro balcón de la galaxia. Sin embargo en ocasiones me descubro alzando la mirada, como si algo dentro de mí esperase ver llegar una señal que me guiase en este océano de incertidumbres; quizás ese algo no sea más que la tradición neoplatónica en la que he crecido y de la que tanto nos han amamantado, nos guste o no, no podemos escapar sin más del entorno, de nuestro mundo, en el mejor de los casos tendremos la oportunidad de escoger qué hacer con el personaje que nos ha tocado jugar.

Con amor, y con los dedos agarrotados del frío, me acerco al punto y final, me deslizo un poco menos cargado hacia el final de esta epístola.


 Ya no espero contestación alguna, pero volveré a dejar la luz encendida...

domingo, 13 de marzo de 2016

de dormir en la hierba

Te observo recostada en la hierba y la cabeza sobre mi pecho
y veo cosas que nadie mas ve, que nadie mas percibe,
yo veo como el imponente árbol mueve su tronco viejo
y agitando sus ramas cargadas de trinos te recibe.
 
Tumbado a tu lado oigo crecer aceleradas las briznas de hierba
se apresuran y compiten por mecer tu piel sedosa,
descubro entre los brotes una mariposa dorada que observa
como si, tras miles de vuelos, la suerte caprichosa
hubiera traído ante ella la mas divina estampa a la que adorar.
 
Te observo y a veces me hago el dormido,
no vaya a ser que decidas despertar
y descubrir que con tu cabello he cosido
cremalleras que unan tu cuerpo y el mío un poco mas..
tan solo un poco mas... (es lo que siempre pido).


sábado, 12 de marzo de 2016

De artesanía

Hemos regresado al mundo de los artesanos:
Cuando entras en las redes sociales, o simplemente das un paseo por la calle, con frecuencia puedes reparar en un detalle que a menudo pasamos por alto, y es que nos hemos convertido en artesanos, ¡artesanos de nosotros mismos!. Las personas hoy día pasan horas en su hogar "esculpiendo" un aspecto que no es el suyo, dedican un tiempo más que considerable a transformarse en algo que por definición es una imagen genérica y estandard de lo que consideran "Belleza"... Unas veces por medios autodidactas escogiendo un patrón al que seguir, y otras por mediación de profesionales de la estética, pero siempre buscando lo mismo, adaptar su rostro y su aspecto a lo que consideran hermoso y bello, dejando a un lado la singularidad y muy a menudo sin ser conscientes.

Ocultar lunares que aparecen en su piel de manera única e irrepetible; disimular una mueca que nos recordaba de quién somos hijos; agrandar sus ojos, algo que en otra época hubiera sido el espejo del alma y hoy pierde toda expresión romántica porque no es una mirada real lo que contemplas, no son unos ojos únicos e irrepetibles sino aquellos que deseamos mostrar, aquello que queremos hacer creer que está ahí... Y sin embargo al despertarnos por la mañana esa mascarada no está, al menos no hasta que no terminemos nuestra labor de artesanía frente al espejo. 

Nos quieren hacer creer que la belleza es tan artificial y prefabricada como un vehículo que sale de una gran nave a través de una cadena de montaje donde miles de réplicas salen a la calle. Siento tener que discrepar, aunque esto sea solo una opinión personal, pero considero que la belleza está en la naturaleza, en lo auténtico, en hallar lo más puro y hermoso de alguien o algo sin deformarlo, sin empujarlo en un molde genérico y esperar a que se amolde como pequeños pies de niñas asiáticas.

Pero cada día importa menos, nos basta con que aplaudan la imagen que mostramos, aunque nosotros mismos sepamos que no es real, que cuando nos vean tras el filtro puede que ni siquiera nos reconozcan... hemos perdido nuestro amor propio, como si no estuvieramos orgullosos de nosotros mismos...

Vivimos en los años de la artesanía, todos aprenden a "crear" algo que no es otra cosa que una copia de otra copia, no tardará en llegar el día en que los niños nazcan y no salgan del paritorio hasta que pasen por retoque... Y a quien se atreva a ser uno mismo, a ese lo mirarán con desprecio, dirán que le falta vergüenza para no embutirse en el molde y, por supuesto, que jamás estará a la altura del hermoso ejército de maniquíes.

 

lunes, 7 de marzo de 2016

De sadismo e inteligencia emocional

A menudo me topo con fotografías morbosas y desagradables en las redes sociales e incluso en carteles a lo largo de las calles, sobre todo aquellas en las que se muestran animales maltratados, mutilaciones, cadáveres de cualquier especie invaden mi retina, quiero creer que muchas de ellas pretenden refugiarse en una supuesta concienciación, en tratar de cambiar la manera de actuar de las personas a través de imágenes impactantes y hasta repulsivas.
Me considero un justo defensor de los animales, he pertenecido varios años a ONGs en defensa de los animales y del medio ambiente en general y por eso mismo se de primera mano que hay muchas maneras de concienciar a las personas de qué actitudes deberían cambiar o qué hábitos abandonar. Pero hay algo que ni entendía entonces ni entiendo ahora, ¿De donde nace ese morbo por el sufrimiento? ¿Es la especie humana inherentemente sádica? Ver el cadáver de un toro desangrado en la arena no hará ni que yo defienda más a los animales ni que el defensor taurino decida cambiar su afición, son muchas las vías que podemos tomar para educar a la sociedad sin la necesidad de provocar una respuesta de nauseas e indigestión a los que tenemos un mínimo de estómago...

Si de verdad quieren defender a los perros abandonados, a los animales maltratados y humillados... Hablen con las personas, convencedlas de su equivocación o del crimen que están realizando, porque estas medidas tan radicales solo logran eso, radicalizar a las personas, son muchos los contactos que he borrado de mi lista simplemente porque estaba cansado de ver en mi muro fotografías de perros atropellados y cabezas de toro ensagrentadas; como he dicho, soy defensor de los animales como el que más, y por eso cuando voy en el coche con otra persona y atravesamos la sierra, le recuerdo que tenga cuidado con los posibles animales que crucen el asfalto, advierto a todo el mundo de las responsabilidades y obligaciones que supone acoger a un perro en casa, y doy mi argumentación a cualquiera que quiera escucharla sobre cómo cambiaría muchas costumbres y fiestas en las que algún animal sale mal parado.

Aunque en mi opinión, el colmo del sadismo se lo llevan aquellas personas que suben aquellas fotos en las que un torero es ensartado por el asta de un toro y celebran entusiasmados que el animal le haya devuelto el golpe, a mi parecer, quien se alegra y festeja la lesión de otro individuo no es mejor persona que aquellos que celebran  y festejan la lesión o muerte de un animal, ¿o es que acaso debemos devolverles con la misma moneda? ¿es esa la moral que mantenemos?, Me parece normal que el toro se defienda, me parece lógico, pero no me parece razón de júbilo que una persona sea herida, ya sea por un animal, por otra persona o por otros medios. Disfrutar con el sufrimiento ajeno me resulta de un sadismo incomprensible, y a veces me planteo la madurez emocional que debe presentar una persona para disfrutar algo así.

Así que por favor, aquellos que me conocéis, evitad que mis ya gastadas pupilas tengan que toparse con más sangre y sufrimiento del que ya nos colman los propios medios de comunicación, y a los que no me conocéis aún, espero que esto os ayude a hacerlo en parte.

Un saludo.

viernes, 4 de marzo de 2016

De trasquilones

Llevo el pelo recortado a trasquilones,
y a veces veo escaparse un mechón
por encima del resto buscando las nubes,

Llevo la barba siempre mal apurada
y cuando me hacen afeitarme mejor
es como si mi cara se desnudara.

Voy con la camisa remangada en invierno
sin importar que haga un frío atroz,
será que me gusta estar siempre dispuesto.

Será que como todos, soy y seré imperfecto...

Será que perdemos demasiado tiempo queriendo agradar al mundo
y  muy poco es el que invertimos en agradarnos a nosotros mismos,
que es más fácil construir una máscara, editarla y ponerle un filtro
que atrevernos a mostrar lo que somos, lo que dejamos en lo profundo.

Alguien me dijo que jamás en la vida terminamos de conocernos,
pero sin duda hay que intentarlo, al fin y al cabo de eso se trata,
de caminar, de atreverse a dar un paso y más sin saber a donde llegaremos.