Vengo desnudo, vengo a pedirte que me unjas
con la resina que se desprende de tus caricias,
del muele y que muele de tus labios con mi boca.
Vengo a buscarte, soñando que te veo y tu me buscas,
como dos granos de trigo que no necesitan molino,
como olivas que van amándose gota a gota.
Y yo te veo venir como la lluvia en mi torrente,
agitando las rocas, volviendo a mis voces locas,
que se enmudecen, que en tu cauce se retuercen
por ser las primeras en decir que me alegro de verte.
Vengo tostado, vengo fermentando todos mis poros
para embriagarte, y con descaro acabar por desnudarte,
hacerte espuma que corone mis burbujas de cebada.
Magnífico, las imágenes de la cebada y del olivo, fermentado la una, destilando el fruto del otro, sublime. Vas a llegar lejos, créeme. Gracias por cuidar de mi hija.
ResponderEliminarMuchas gracias Antonio, ojalá sea cierto, gracias a ti por ella.
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