Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

viernes, 23 de diciembre de 2016

De donde venimos


Estábamos sentados en la terraza de aquel café, 
su mano se había recostado sobre mis dedos
y mi sonrisa se había esparcido sin remedio
a lo largo y ancho de aquella concurrida calle,
pero de repente ni todo el fuego de aquella mirada
pudo evitar que hasta el fondo de mi alma se helara..

Entre toda la gente que recorría aquellas aceras
apareció el fantasma de antiguas primaveras
con aquellos vaqueros desgastados y una sudadera,
tarareando alguna de sus canciones preferidas,
oh dios... casi había olvidado aquellas letras
y cuanto me identificaba con todas esas historias.

Pero ahora estaba allí sentado, con sueter y camisa,
había encontrado el amor, y acariciaba mi mano,
escribía cuando podía, aunque solía ser a toda prisa
y hablar de sueños y no de planes se hacía raro
porque los sueños podían volar como el polvo de tiza,
podían arder como balas de paja en verano.

Ella le miró preocupada, pero llena de comprensión,
-No somos quienes fuimos amor, ya nunca lo seremos,
pero eso no tiene por qué desvanecer nuestro sueños-
-Tienes razón, mi estrella del Norte, tienes razón,
pero a veces se hace tan difícil saber quien soy yo
que no puedo evitar mirar atrás buscando explicación...

Nos hemos perdido tantas veces y tantas reencontrado
que mi historial mental parece un cuaderno de viajes
donde cada vuelta de hoja es otro nudo en el entramado.
Nos hemos pasado la vida buscando sin rendición
algo que no sabíamos si existiría, pero queríamos,
la voz que nos abrigara  cada noche sentados en el sillón.

A menudo me pregunto, nos preguntamos...
¿estaré tal vez en el lado equivocado?
pero el cruce de miradas nos confiesa 
que no podríamos estar más acertados,
tus manos y las mías son todas las piezas
que en este rompecabezas de vida necesitamos.

Como dos locos que solo acarician la cordura en mutua compañía,
como dos gorriones que vuelan mas lejos cuando baten juntos sus alas,
la corriente que crece y arrastra los cantos rodados y la madera podrida
cuando dos ríos convergen y sueñan llegar juntos a la misma playa...


Hemos cambiado, como decía aquél notable.. "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", pero seguimos luchando, seguimos soñando, tropezando y levantándonos, seguimos buscando algo más que lo aparente, seguimos creyendo que hay personas entre la gente...





Pablo León Alcaide

domingo, 18 de diciembre de 2016

De dudas

Una mañana el diablo decidió subir al mundo y pasear entre las personas, disfrazado de anciano caminó entre los importantes ejecutivos que corrían a sus oficinas y los fatigados obreros que maldecían a su padre. Pero entonces se detuvo a las puertas de una iglesia, parecía maravillado con los relieves y aquella venera que protegía el diminuto cuerpo de un santo, entre dientes se preguntaba si cualquiera de sus arcontes se habría sentido complacido de encontrar su imagen colgada en una fachada.
Al tiempo que dejaba escapar una sonrisa, el padre Damian salió al pórtico  dejando atrás a una pareja de despistados monaguillos que parecían más interesados en hacer recuento de la colecta de aquél domingo.
-Esta es la casa de tu padre, maldito, ¿a qué has venido aquí? ¿acaso buscas redención?
-Redención..-Dijo el diablo casi entre carcajadas-No amigo, no soy yo quien debe pedir perdón, sólo paseaba y me detuve a ver su hostal de almas.
-Jamás edificarán un templo en tu nombre, pues esta tierra está bañada por la luz y no permitiremos que crezcan las malas hierbas.
-Me temo que te equivocas, mi templo está aquí, en cada uno de vosotros, habitáis un valle de luz pero sois semillas de oscuridad, cada deseo inconfeso, cada pecado tolerado, son las piedras que construyen mi templo, un templo que no saquearán los vándalos ni desamortiguarán los revolucionarios. Padre los hizo libres y ellos, en libertad, han elegido destruirse los unos a los otros, han escogido las sombras y sólo cuando sienten miedo acuden al amparo del sol.
-Tu trajiste el pecado a este valle, impío, tu has tentado a cada una de las almas.
-¿Tentar? ¿Para qué? Vosotros mismos escogéis que actos realizar, vosotros empuñáis el cuchillo y os tapáis los oídos ante la injusticia, yo estuve allí cuando el primero de vosotros pecó, ¿y acaso crees que está sentado en mi mesa?. Algún día tu rebaño descubrirá que no importa si se refugia en vuestro bunker sagrado o si me llama a mí pidiendo ayuda, que no encontrarán un final mejor en tu casa o en la mía...
El párroco se giró un instante, preocupado porque aquella conversación llegara  oídos de sus monaguillos, y al volver su atención de nuevo al caído descubrió que ya no estaba allí, había desaparecido, dejando tras de sí un germen de dudas que sus sagradas escrituras no podrían resolver.
¿Sería verdad? ¿Por qué debía creer al príncipe de las mentiras? pero por otro lado... ¿no era su propia iglesia la primera que había ocultado grandes verdades al mundo durante siglos?

Por primera vez en muchos años sintió miedo, se sintió tentado a dudar, pero aunque tuviera razón, ¿qué podía hacer?.


Papá siempre me decía... "La historia la escriben los vencedores"

Pablo León Alcaide

jueves, 8 de diciembre de 2016

De cuentos y fábulas


Savia de esta estrecha herida brota,
va recorriendo un sendero invisible
por donde discurren mis pensamientos,
arrastra sueños atrapados en cada gota
como motas de polvo en la lluvia
que van a dar de bruces en el cemento.

Esperanzas que brotaban confiadas
y se toparon con cascos de caballos
que arrasaron con todo, conmigo,
por confiar a prisa en las palabras
y no haber aprendido con los años
a no ir cometiendo descuidos.

Crezco, los anillos se acumulan 
en este tronco nudoso y encorvado,
las cicatrices se apilan giro a giro,
pero las flores apenas duran,
siempre hay un invierno agazapado
que me azota en cuanto no miro.

Y me pregunto por qué, ¿Por qué?
si tan sólo quiero brotar, crecer,
sin hacer sombra, sin levantar el asfalto,
pero sigo sin poderlo entender,
por qué cada vez que me levanto
aparece otra piedra ante mis pies.

A veces siento que no tengo más victoria
que seguir vivo, seguir aún caminando,
que podría ser peor, como dice la canción
"otros por menos han muerto"
pero siento que no es ninguna gloria
cuando otros, con menos, han llegado
a donde yo aún solo sueño cada día...

A veces... me gustaría que fuera tan sencillo como querer algo, creer en algo y esforzarse por lograrlo... Nos dijeron que sería así, crecimos convencidos de ello y hoy, si algo tengo claro es que no le contaría el mismo cuento a la siguiente generación. Vamos dejando atrás los cuentos de princesas indefensas y guerreros calzonazos... pero seguimos atrapados en la gran novela de "si quieres, puedes".

Pablo León Alcaide

sábado, 3 de diciembre de 2016

De-formación profesional

Observo a la gente a mi alrededor y, sin querer, analizo. Ventaja y contrapunto a partes iguales, saber más de lo que la gente dice, quieras o no, descubrir emociones encubiertas tras un telón...
A menudo la gente revela sus intenciones de forma tan evidente que casi preferirías que te dijeran a la cara.. -Si, lo he hecho por esta razón- Pero eso nunca sucede, lo normal es que no se molesten en ello y hasta se muestren defensivos si creen que ves algo más de lo que quieran mostrar, entonces sientes nostalgia de aquella hermosa ignorancia de la niñez cuando todo era tal y como te decían... Ahh.. en un tiempo hasta creí en los reyes magos!.
Pero al final resultó que los reyes magos eran los padres, que la gente que tiene poder para joderte, te jode, y que hay mucho más en aquello que callamos que en lo que nos atrevemos a pronunciar... Así que supongo que hay poco en mí, porque no paro de escribir, de transcribir radiografías de esta mente preocupada.
Me preocupan las sonrisas, porque a menudo esconden colmillos que acechan silenciosos, esperando a que te confíes y bajes la guardia; me preocupan las expectativas, porque a menudo sirven más para criticar tus fallos que para elogiar tus éxitos; me preocupa ser social, porque con frecuencia acabo lamentando haber vuelto a confiar en las personas, y aún hoy me sigo preguntando si es culpa del medio o del individuo... Y desde luego me preocupan las buenas intenciones... porque definitivamente nunca suelen serlo.

Observo a la gente, personas con los nervios a flor de piel que fingen tenerlo todo bajo control, los labios que tratan de fingir una sonrisa que enmascare la discusión de anoche, verborreas prepotentes que disimulan su necesidad de atención, observo semblantes estoicos ocultando injusticias, veo que hay tantas cosas mal, que a veces me cuesta fingir que lo ignoro...

Si la gente se diera cuenta de que sería todo más sencillo si pudiera hablarse con naturalidad, con tranquilidad y respeto.. quizás muchas cosas cambiaran a mejor, quizás si no hubiera nada que ocultar, no habría que desaprovechar esfuerzos en aparentar...

A veces me quitaría las gafas para ver todo tan difuso como cuando era aquél niño despreocupado...


Pablo León Alcaide