Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

domingo, 26 de febrero de 2017

De psicólogo a programador

Podría caer en la tentación de decir que simplemente me perdí, que no soy la misma persona que cuando eché a andar, pero entonces estaría negando cada uno de los anillos que visten este árbol.
Quería ser útil, ayudar a que este mundo fuera mejor que lo que encontré al abrir los ojos, y por eso me armé de sueños y determinación, estudié Psicología para ayudar a los demás, llegué a amar lo que hacía, llegué a sentir que hacía lo correcto en cada uno de mis pasos, y eso hacía que cualquier tropiezo solo fuera una manera más de enseñarme a levantarme... y lo logré, puedo decir con orgullo que soy psicólogo, pero mi camino no termina aquí, siento que mis pasos han de llevarme algo más allá...

Pero más allá no significa más lejos, he tomado un camino aparentemente distinto para cualquiera que no pueda comprender el fondo de las acciones, para cualquiera que no pueda ver las consecuencias mucho antes que los actos...

Vivimos en una sociedad en la que es más fácil conocer a las personas por lo que publican y comparten que por lo que lleguen a decirte en una conversación, donde Google resuelve más dudas que una terapia y los amigos de Instagram aconsejan mejor que cualquier titulado... Sociedad digital que duerme con las ventanas abiertas.
Recuerdo, cuando era pequeño, cómo las vecinas ancianas de mi barrio dejaban la puerta de su casa abierta incluso a la hora de dormir, restaban importancia a las consecuencias de sus malos hábitos... Y ahora veo cómo esos malos hábitos siguen manteniéndose en nuestros dispositivos, veo los malos usos de herramientas tan provechosas, que no puedo evitar compararlo con muchas de aquellas patologías que estudiaba durante la carrera...

Al fin y al cabo, ¿quién sino las personas hacemos uso de internet y las apps? ¿quién decide hacer un uso inocuo u ofensivo? Nosotros, es una mente la que decide hacer "click" y es otra mente la que decide hacer "crack". Por eso siento que no podría estar más acertado, ayudar a que este mundo sea algo mejor de lo que aún hoy veo, construir algo día a día para que cuando todas las luces se apaguen pueda pensar aliviado.. -mientras estuve aquí, hubo una llama que no dejó que las tinieblas lo devorasen todo.

Evolucionamos, filogenía, pero también ontogenia, nos desarrollamos como individuos, como una pieza más en el universo que se mueve en la dirección que su propio interior le dicta, y en mi caso está gritándome, me dice a voces que avance, que no deje de luchar, que hay mucho por descubrir y mucho por cambiar en este mundo, si dejamos que las cosas sucedan mientras permanecemos indiferentes como en el histórico caso de Kitty Genovese, no seremos mejores que cualquier mota de polvo en el universo.

Me gusta el camino que he tomado, y cada día lo amo más porque siento que es mucho lo que podré hacer, que es una manera formidable de hacer que el universo se altere, y no permanecer simplemente mecido en sus aguas.

Gracias a mi hermano, que me descubrió este mundo digital, y con el que nuestro ordenador nunca estaba a salvo de algún formateo inesperado, gracias a mi pareja, esa increíble mujer que no solo me apoya, sino que me acompaña y me ayuda, nos enseñamos el uno al otro y nos retamos a ir más allá, y en general gracias a toda esa gente que me está enseñando que hay mucho más aquí, que hay mucho por hacer y muchas oportunidades, gracias por demostrarnos que este es nuestro camino, que es nuestro sitio.
Y como no... gracias a Eclipse, prometo que algún día enviaré una donación, se lo merece por salvarnos en tantos experimentos.



Pablo León Alcaide

miércoles, 15 de febrero de 2017

De lo que podría ser

Podría pasarme el día entero contemplando tu rostro,
pero entonces me vería obligado a negar atenciones
a los otros cien rincones de tu piel que tanto adoro.

Podría escribirte un poema cada día de la semana,
pero entonces me estaría deshaciendo entre renglones
de otras cien formas secretas de iluminar tu cara.

Podría, podría.. y un sin fin de malditos "debería"
que pueblan cada jornada de horas administradas
entre las que se escapa algún minuto en el día
en el que puedo hacer sólo lo que me de la gana.

Y es que no tengo mayor deseo que mirarte sin prisas,
vestir tus pupilas de diminutas centellas incandescentes
y adornas tus labios con al menos un millar de sonrisas,
¡de esas que inevitablemente desvelan hasta tus dientes!.

Escribo, una porción más del día estoy ante el teclado,
pero en un lenguaje que es ya más una excepción,
es más un recuerdo que ya con frecuencia olvido.
Escribo sin esperar a una función como resultado
ni pensar al terminar el verso en errores de compilación.
Tan solo libero mi alma, vulnero mi mente y escribo...

Podría decir que echo de menos este pequeño capricho,
pero mentiría, disfruto la vida, porque tu estás en ella,
y sinceramente, teniendo tu sonrisa... nada más importa.


Pablo León Alcaide