Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

domingo, 24 de diciembre de 2017

De un respiro en días exhaustos

Quedate a mi lado al menos un día más,
tan sólo necesito otras siete vidas
para compensarte por todo lo que me das,
por adornar toda mi vida de sonrisas
aún cuando ahí fuera todos los vientos
quieren pintar de cenizas y escombros
cada una de las paredes de nuestra alma.

Quedate aquí, yo cabaré trincheras con mis manos,
desde nuestro hogar hasta más allá de los agravios,
tu pinta esta brecha con el calor de los veranos.
Daremos la patada al reloj, inventaremos los horarios,
y disfrazaremos de primavera los fríos inviernos
para salir al mundo enseñando hasta los hombros,
que todos descubran que no escondemos nada.

Quedate justo donde estás, a un centímetro de mí,
y a la vez a un millón de años luz de años luz
de este mundo perverso y tan lleno de color gris.
mantente a salvo, mantenme con vida siendo tu,
porque ni sogas ni escaleras, es tu mundo interno,
el que me rescata de los fosos más sombríos y hondos
y me llena de luz como el primer rayo del alba.

Quedate como siempre fuiste, hogar de mimbre,
contra viento y marea, contra palos y piedras,
que se dobla pero al que jamás verás partirse.
Eres refugio, eres inspiración aunque no quieras,
la razón por la que crecen y trepan las hiedras:
tratando de alcanzar la flor más bella y radiante,
tratando de acariciar su tez aunque sea un instante.

Quedate como lo has hecho cada día, como un faro que guía
como un libro que apasiona, que ilustra y me ilumina,
o al menos deja que me quede a tu lado, cada noche y cada día,
deja que te acompañe aunque sólo sea toda mi vida...
Happy teen couple holding hands


Pablo León Alcaide

sábado, 9 de septiembre de 2017

De lo que nos queda

De mí solo queda mi nombre, y es algo que nunca me ha gustado,
de mi piel, cicatrices nuevas, y quizás un poco más salado.
de mis huesos, lascas y esquirlas que, como siempre, crujen,
las hojas del calendario hacen mella, me crean y me destruyen.
Y poco a poco confirmo mi sospecha, el problema no es envejecer,
sino hacerlo sólo por inercia y no porque ansíes crecer y crecer.

Sigo escuchando la misma canción, pero ya no es como antes era,
hoy me contempla y ya no es paz lo que infunde por mis venas,
es una plegaria al infinito, un ruego enloquecido y tan desgastado
como un hombre que navega a la deriva y con el timón trabado.
Y aún así vuelvo a escucharla una y otra vez, reinicio y espero
que en algún momento haga su magia, que deshaga todo este enredo.

De mí hay sembrado un jardín en alguna parte de mis pensamientos,
semillas de lo que fui, de lo que intento ser y de lo que siento.
Unas florecerán, otras no mostrarán sus tallos ni una sola primavera,
y las que mostrarán sus pétalos sólo para morir un instante después,
regadas con sal, arropadas con la agreste envoltura de la maleza.
A veces voy allí, contemplo aquel oasis perdido y rompo a llover.

Sigo escribiendo, sigo drenando mi ser por el extremo de mis dedos,
y continúo sintiéndome aliviado a medias, al menos por un instante,
me olvido de la vulgaridad, me quedo aislado con mis pensamientos
en un intento por encontrar el orden sacándolo todo a este escaparate.
Me arrojo ante los focos pero todo en mí parece oscuro, sólo saco en claro
que debo estar perdido, a la deriva en un mar de dudas y lejos del faro.

Todo me sobrepasa y me sobrecoge, todo es demasiado...
¿O será que a cada paso me vuelvo un poco más enano?
Vuelvo a sentirme entumecido, a guardar niebla en los bolsillos
y a cosechar inviernos en cada esquina de mi cuerpo.


Pablo León Alcaide

lunes, 14 de agosto de 2017

Del poder de su mirada

Había algo en su mirada,
no era sólo por sus ojos,
sino por cómo me miraba.

ella podía hacer que estuviéramos sólos
aún cuando nos rodeaba tanta gente,
si parpadeaba, ya los expulsaba a todos,
el universo en silencio y nosotros frente a frente.

Ese era su don, el mayor de sus tesoros:
salvarme de este mundo hostil y deteriorado
y embriagarme de calma por todos mis poros.

Había algo en su forma de mirar,
como si detrás de aquellas pupilas
cualquier cosa pudiera ser especial.

Admito que verla mirar me fascina
como ver a un niño abrir regalos en navidad,
me atrapa como contempla la vida,
el modo en que desdibuja y reescribe la realidad.

Escondía retales mas allá de sus retinas,
los escondía, y los esconde, a decir verdad,
retales de locura y de risas desmedidas.

Porque ella viste mi vida de colores que nunca había imaginado,
ella hace que hasta el día más sombrío se vea iluminado...
Para qué negarlo, ella es el único sol que brilla en mi tejado.
 


 


Pablo León Alcaide

jueves, 8 de junio de 2017

De lo que hacemos, de por qué..


Rompí hasta la última de las esquinas de esta ciudad,
para que ninguna pudiera robarme una última mirada
al bailar de tus cabellos del color de la tierra del edén.

Escondí el horizonte en un rincón mas allá del mar,
que tu figura jamás pudiera reducirse hasta la nada 
y no volviera a vivir otra amarga despedida en el andén.

Cosí una bandera de rendición con los retales de mi cuerpo,
para aquellas noches en que la tormenta se hiciera dueña
de todos los rincones de nuestra casa, enarbolar mis jirones.

Vestí de arena y conchas marinas hasta el último de mis huesos,
para cuando la vida decidiera vestirse de marejada revuelta,
hacerle frente, protegerte con mi alma armada de espigones.

...Por tu sonrisa, ¿Qué no haría yo por tu sonrisa?, ¿Qué no haría una persona por la fuerza que le sostiene en esta vida? ¿Qué no harías tu...? Tu que has dado hasta tu último aliento por sacarme de cada sombra, y un instante después te ví volver a coger aire para regalarme un beso...

No hay nada mejor en el mundo que tener una razón para estar aquí, y tu eres mi mayor razón...


Pablo León Alcaide

jueves, 18 de mayo de 2017

de una redención

Carta de redención, versión 6.2, creo que se oxidaron los versos, que los dedos ya no bailan como antes, pero tenía que decir...
Que has hecho de mi vida un lugar en el que quiera estar, lograste que me sintiera a gusto bajo mi pellejo.
Tenía que decir que haces de este mundo un sitio mejor, algo por lo que merece la pena luchar, que cada día a tu lado es como un oasis en mitad de un desierto de individuos que a menudo tratan de enterrarnos en arena. Tu, tu sonrisa, y esa maldita costumbre de iluminar la habitación cada vez que tus ojos se detienen en los míos...
Tenías que saberlo, que eres como contemplar el sol bajo la lluvia, me has calado muy hondo y aún así lo que me invade es una sensación cálida de vida nueva.
No importa cuantos versos te escribiera, ni cuantos vaya a escribirte, no cabe en ninguna estrofa lo agradecido que me siento, lo vivo que estoy cuando pones tu mano sobre mi espalda y me dices "adelante".
Haces que quiera luchar más allá de mis fuerzas, que me mantenga en pie más allá de mi aguante, y trasnoche más que los lemures... Gracias.

Mas allá del bien y del mal, mas allá de la felicidad o la tristeza, tu me haces encontrar la paz, tu eres la canción de redención que me lleva un poco más lejos...

Sigue brillando, te aseguro que derribaré los muros a cabezazos, que echaré abajo todas las piedras que intenten contener tus alas...


Redemption - Cadena Perpetua (1994)
Pablo León Alcaide

miércoles, 3 de mayo de 2017

De manos y puños (no te rindas)

Decía un antiguo dicho que la mano que te sostiene está hecha de la misma materia que el puño que te golpea, pero que es absolutamente distinta la esencia que esconden mas allá de la piel. Así, cabría preguntarse: ¿Qué vas a hacer con aquello que te está brindando la vida?

A veces la atmósfera se condensa como un lago de miel amarga, cada paso se convierte en un esfuerzo y las pocas manos que aparecen van a parar al cuello, clavando tus pies aún más profundo, y entonces la duda ronda tu mente "¿por qué a todos los puentes de este valle les han brotado aduanas y peajes?". Correrías a toda prisa y vaciarías tus bolsillos en el mostrador para tener alguna vez la misma facilidad, pero sientes que no te queda ni un céntimo de aire en la cartera.
Con los zapatos enredados en la oscura jalea contemplas la meta, ves la luz al final del túnel y una balanza que nada más sopesa que hayas sido capaz de llegar al final, ¿Nadie le habló de los mil caminos que llevaban hasta allí? ¿Nadie le contó sobre la caja negra que recoge cada sendero entre la meta y el pistoletazo de salida? Era un dulce camino hasta que el néctar se hizo brea espinada.

Si, es cierto, te cuesta respirar, y las heridas te escuecen incluso podrías llegar a preguntarte... ¿Merezco intentarlo?
La respuesta es: si, por supuesto, demonios que si! y si unos dedos van a hendirse en la llaga, recuerda.. si sangras es porque estás vivo, y si la soga se estrecha en torno a tu cuello, recuerda.. si te queda aliento, aun puedes gritar un día más.
Así que no abandones, no importa si estás solo, no importa si el camino es una cuesta arriba bajo la lluvia, si estás vivo, tienes la oportunidad de hacer algo más en este mundo, tienes la posibilidad de cambiar las cosas.
Recuerdo a menudo (y otras me obligo a recordar) las palabras de Bob Marley "La gente que esta tratando de hacer este mundo peor no se toman ni un día libre, ¿Cómo podría tomármelo yo?, Hay que iluminar la oscuridad". Sería sencillo hincar la rodilla en el suelo y autoconvencerse de que es lo correcto, pero no estamos hechos para tomar el camino fácil, por más manos que quieran cubrir el cielo, ¿podrías olvidar que el sol sigue brillando más allá?

Lucho porque no me gusta lo que veo, lucho porque si no lo hiciera, mi estancia en este mundo no tendría sentido alguno. quizás no sea el mejor, pero soy testarudo, quizás no sea la solución, pero me niego a ser parte del problema...
Decía Tupac aquello de "No estoy diciendo que voy a cambiar el mundo, pero garantizo que encenderé la llama del cerebro que si lo hará". Quizás no desaparezca todo lo malo que nos rodea, pero ¿Acaso por eso deberíamos dejar que lo devore todo?

A veces ayuda dejar en voz alta los pensamientos, repetirse ante uno mismo.. "puedes, y lo harás".




Pablo León Alcaide

lunes, 3 de abril de 2017

El Paradigma del Extraterrestre (strange man on strange lands)


Supongamos la llegada de un extraterrestre a nuestro planeta, aquél en que habitamos y que a menudo consideramos tan propio.
Con mayor o menor suerte, y más o menos esfuerzo, pero indiscutible que ha debido realizar un largo viaje hasta llegar aquí, y puesto que la cuestión de la beligerancia en las razas alienígenas y su propósito de conquista está de sobra machacado en la literatura y el cine de ficción, me atrevo a lanzar la siguiente pregunta:

¿Podría dicho extraterrestre llegar a formar parte de la comunidad humana?
Obviamente la brecha que provoca la dificultad en las comunicaciones es algo a considerar en todo momento, pero no de un modo mucho más duro que cuando uno de nosotros se despertara de repente en Sri Lanka o si un anciano bosquimano se encontrase de repente sentado entre los andenes de Atocha. Podemos suponer que de un modo u otro, si dos individuos inteligentes son capaces de comunicarse, pueden dar con la manera de interactuar y entenderse ¿No?

Me gusta pensar en los viajes de Marco Polo al Lejano Oriente, sin duda debió resultar difícil aclarar los términos comerciales con sus nuevos clientes, pero estoy seguro de que tanto en uno como en otros estaba presente un factor más importante que la propia raíz de una lengua: El interés.
Cuando existe interés, cuando se da una fuerte motivación personal, somos capaces de poner nuestro foco en comprender y en hacernos entender, en aprender cuanto haga falta para no sentirnos perdidos...

Bien, siendo benevolentes pensaremos que nuestro amigo extraterrestre posee cierta capacidad intelectual para tratar de adaptarse al entorno en el que ahora se encuentra, y que además ha llegado con la intención de hacerlo, ¿Qué más necesita para sentir que es parte de la comunidad humana?
En relación al párrafo anterior, quizás sea lógico pensar que es necesario un cierto interés por parte de la comunidad humana para entender a éste navegante interestelar, y es aquí donde todo se pone a temblar... Habrá defensores que consideren más que oportuno este hecho, que permitiría a ambas partes aprender, nutrirse de conocimientos y ayudar a que este planeta sea algo mejor de lo que encontraron al nacer; pero también habrá detractores que miren con recelo este acercamiento, que no miren con buenos ojos que un ser extraño se acerque tanto, como si pudiera quebrantar cierto orden natural de las cosas.. Y cómo no, cabría esperar que el desenlace dependiera en última instancia de aquellos que tuvieran la potestad de permitir el entendimiento entre ambas partes...

¿Quién decide quienes son aptos o no para aterrizar en nuestro planeta?
Es más que probable que nuestro amigo extraterrestre acabase perdido en tierra de nadie, sin saber si hizo bien o no al salir aquella mañana de su casa más allá de Orión, se habría encontrado con muchas trabas, habría tenido que aprender sobre la marcha tantas cosas que cualquier desliz supondría dar tres pasos atrás...

Por suerte no en todas las casas pensarían que enseñar a pescar al vecino les hará quedarse sin pescado para cenar, no en todas las fronteras piensan que dejar pasar al visitante es abrir las puertas a una invasión...  A veces no es necesario ni siquiera que dos individuos hablen el mismo idioma, basta con que ambos sepan que la otra parte viene a cooperar..

A veces.. Basta con saber que alguien cree que podrás hacerlo, alguien que confíe en ti y te vea como un miembro más, tan capaz como otros de llegar lejos... A veces hasta puedes tener la suerte de que lo vean mucho antes que tu mismo...

Me gusta pensar, que cuando digo extraterrestre, no hablo de extraterrestres... Aunque quizás simplemente estoy perdiendo la cabeza.
Poster de la película E.T, el extraterrestre


Pablo León Alcaide

domingo, 26 de febrero de 2017

De psicólogo a programador

Podría caer en la tentación de decir que simplemente me perdí, que no soy la misma persona que cuando eché a andar, pero entonces estaría negando cada uno de los anillos que visten este árbol.
Quería ser útil, ayudar a que este mundo fuera mejor que lo que encontré al abrir los ojos, y por eso me armé de sueños y determinación, estudié Psicología para ayudar a los demás, llegué a amar lo que hacía, llegué a sentir que hacía lo correcto en cada uno de mis pasos, y eso hacía que cualquier tropiezo solo fuera una manera más de enseñarme a levantarme... y lo logré, puedo decir con orgullo que soy psicólogo, pero mi camino no termina aquí, siento que mis pasos han de llevarme algo más allá...

Pero más allá no significa más lejos, he tomado un camino aparentemente distinto para cualquiera que no pueda comprender el fondo de las acciones, para cualquiera que no pueda ver las consecuencias mucho antes que los actos...

Vivimos en una sociedad en la que es más fácil conocer a las personas por lo que publican y comparten que por lo que lleguen a decirte en una conversación, donde Google resuelve más dudas que una terapia y los amigos de Instagram aconsejan mejor que cualquier titulado... Sociedad digital que duerme con las ventanas abiertas.
Recuerdo, cuando era pequeño, cómo las vecinas ancianas de mi barrio dejaban la puerta de su casa abierta incluso a la hora de dormir, restaban importancia a las consecuencias de sus malos hábitos... Y ahora veo cómo esos malos hábitos siguen manteniéndose en nuestros dispositivos, veo los malos usos de herramientas tan provechosas, que no puedo evitar compararlo con muchas de aquellas patologías que estudiaba durante la carrera...

Al fin y al cabo, ¿quién sino las personas hacemos uso de internet y las apps? ¿quién decide hacer un uso inocuo u ofensivo? Nosotros, es una mente la que decide hacer "click" y es otra mente la que decide hacer "crack". Por eso siento que no podría estar más acertado, ayudar a que este mundo sea algo mejor de lo que aún hoy veo, construir algo día a día para que cuando todas las luces se apaguen pueda pensar aliviado.. -mientras estuve aquí, hubo una llama que no dejó que las tinieblas lo devorasen todo.

Evolucionamos, filogenía, pero también ontogenia, nos desarrollamos como individuos, como una pieza más en el universo que se mueve en la dirección que su propio interior le dicta, y en mi caso está gritándome, me dice a voces que avance, que no deje de luchar, que hay mucho por descubrir y mucho por cambiar en este mundo, si dejamos que las cosas sucedan mientras permanecemos indiferentes como en el histórico caso de Kitty Genovese, no seremos mejores que cualquier mota de polvo en el universo.

Me gusta el camino que he tomado, y cada día lo amo más porque siento que es mucho lo que podré hacer, que es una manera formidable de hacer que el universo se altere, y no permanecer simplemente mecido en sus aguas.

Gracias a mi hermano, que me descubrió este mundo digital, y con el que nuestro ordenador nunca estaba a salvo de algún formateo inesperado, gracias a mi pareja, esa increíble mujer que no solo me apoya, sino que me acompaña y me ayuda, nos enseñamos el uno al otro y nos retamos a ir más allá, y en general gracias a toda esa gente que me está enseñando que hay mucho más aquí, que hay mucho por hacer y muchas oportunidades, gracias por demostrarnos que este es nuestro camino, que es nuestro sitio.
Y como no... gracias a Eclipse, prometo que algún día enviaré una donación, se lo merece por salvarnos en tantos experimentos.



Pablo León Alcaide

miércoles, 15 de febrero de 2017

De lo que podría ser

Podría pasarme el día entero contemplando tu rostro,
pero entonces me vería obligado a negar atenciones
a los otros cien rincones de tu piel que tanto adoro.

Podría escribirte un poema cada día de la semana,
pero entonces me estaría deshaciendo entre renglones
de otras cien formas secretas de iluminar tu cara.

Podría, podría.. y un sin fin de malditos "debería"
que pueblan cada jornada de horas administradas
entre las que se escapa algún minuto en el día
en el que puedo hacer sólo lo que me de la gana.

Y es que no tengo mayor deseo que mirarte sin prisas,
vestir tus pupilas de diminutas centellas incandescentes
y adornas tus labios con al menos un millar de sonrisas,
¡de esas que inevitablemente desvelan hasta tus dientes!.

Escribo, una porción más del día estoy ante el teclado,
pero en un lenguaje que es ya más una excepción,
es más un recuerdo que ya con frecuencia olvido.
Escribo sin esperar a una función como resultado
ni pensar al terminar el verso en errores de compilación.
Tan solo libero mi alma, vulnero mi mente y escribo...

Podría decir que echo de menos este pequeño capricho,
pero mentiría, disfruto la vida, porque tu estás en ella,
y sinceramente, teniendo tu sonrisa... nada más importa.


Pablo León Alcaide

domingo, 22 de enero de 2017

de jadme que muera

Si me queréis, dejadme morir, dejad que desfallezca y sonreir ante mi último aliento. Deseo morir, cada día de mi vida, deseo agotar mi existencia... y deseo hacerlo al menos una vez al día, porque sólo cuando llegamos hasta el final podemos tomar la convicción de que hicimos algo importante.
Por eso, si me queréis, dejad que muera cada día, permitid que entregue todas mis fuerzas en cada jornada y lo de todo de mi.

Quiero ser mejor, no quiero ser mejor que otros, quiero ser mejor que yo, al menos algo mejor que el Yo que murió anoche sólo para entregar el testigo a este Yo que nació esta mañana, mudando la piel en una continua metamorfosis auto impuesta, auto exigida y con la condición realista de haber aprendido algo que el fallecido Yo ignoraba.

Quiero cruzar el umbral, asomarme al abismo y descubrir si éste me devuelve la mirada, quiero morir cada noche con una sonrisa en los labios, sabiendo que, al despuntar el alba, las cicatrices de aquél individuo extinto no acompañan al renacido, solo la experiencia, un puñado de líneas añadidas en el diario de todos mis Yo.

Como dijo mi admirado Will Smith en alguna entrevista..."Voy a poner este ladrillo tan perfectamente como un ladrillo pueda ponerse".
Y algún día contemplaré una gran pared donde queden rubricados los esfuerzos, los logros, los tropiezos.. mi vida, todas mis vidas...


El entierro del conde Orgaz - El Greco

Pablo León Alcaide

miércoles, 11 de enero de 2017

De paseos espaciales

A veces te miro y es como si me atravesara el infinito, con su inmensidad, su indescriptible belleza... Te miro y me pregunto si es lo mismo que sentirán los descarriados cometas cuando se acercan demasiado al sol en su inevitable órbita, como si todo el frío que les invade en su vida desapareciese de repente para dar paso al calor, a una luz casi incontenible... y esa certeza, esa absoluta certeza de que cualquier paso que lo distancie de esa brillante estrella solo puede llevarle a la más horrible oscuridad.

Me gustan esos momentos, porque por un instante me siento como un inexperto astronauta abandonando por primera vez la atmósfera terrestre: primero esa sensación de vulnerabilidad, como si ningún mortal estuviera hecho para estar ahí, pero luego descubre como el cielo se torna de un azul intenso, y se maravilla de él tanto como sus sentidos le permiten, sólo para descubrir justo después que aquella intensidad con la que las estrellas se vestían de motas blancas en el firmamento cada noche no era ni la mitad de lo que ahora tiene ante sus ojos... y sin ser consciente de en qué momento pasó... el infinito, ni color, ni dimensión, ni siquiera el tiempo está presente, solo la sensación de ser algo diminuto, maravillosamente diminuto.

A veces, cuando te despistas, me visto de astronauta y doy saltos ingrávidos por cada uno de tus lunares, a veces simplemente me conformo con orbitar alrededor de tu mirada y dejar una estela de suspiros al pasar..


Pablo León Alcaide