Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

domingo, 22 de enero de 2017

de jadme que muera

Si me queréis, dejadme morir, dejad que desfallezca y sonreir ante mi último aliento. Deseo morir, cada día de mi vida, deseo agotar mi existencia... y deseo hacerlo al menos una vez al día, porque sólo cuando llegamos hasta el final podemos tomar la convicción de que hicimos algo importante.
Por eso, si me queréis, dejad que muera cada día, permitid que entregue todas mis fuerzas en cada jornada y lo de todo de mi.

Quiero ser mejor, no quiero ser mejor que otros, quiero ser mejor que yo, al menos algo mejor que el Yo que murió anoche sólo para entregar el testigo a este Yo que nació esta mañana, mudando la piel en una continua metamorfosis auto impuesta, auto exigida y con la condición realista de haber aprendido algo que el fallecido Yo ignoraba.

Quiero cruzar el umbral, asomarme al abismo y descubrir si éste me devuelve la mirada, quiero morir cada noche con una sonrisa en los labios, sabiendo que, al despuntar el alba, las cicatrices de aquél individuo extinto no acompañan al renacido, solo la experiencia, un puñado de líneas añadidas en el diario de todos mis Yo.

Como dijo mi admirado Will Smith en alguna entrevista..."Voy a poner este ladrillo tan perfectamente como un ladrillo pueda ponerse".
Y algún día contemplaré una gran pared donde queden rubricados los esfuerzos, los logros, los tropiezos.. mi vida, todas mis vidas...


El entierro del conde Orgaz - El Greco

Pablo León Alcaide

miércoles, 11 de enero de 2017

De paseos espaciales

A veces te miro y es como si me atravesara el infinito, con su inmensidad, su indescriptible belleza... Te miro y me pregunto si es lo mismo que sentirán los descarriados cometas cuando se acercan demasiado al sol en su inevitable órbita, como si todo el frío que les invade en su vida desapareciese de repente para dar paso al calor, a una luz casi incontenible... y esa certeza, esa absoluta certeza de que cualquier paso que lo distancie de esa brillante estrella solo puede llevarle a la más horrible oscuridad.

Me gustan esos momentos, porque por un instante me siento como un inexperto astronauta abandonando por primera vez la atmósfera terrestre: primero esa sensación de vulnerabilidad, como si ningún mortal estuviera hecho para estar ahí, pero luego descubre como el cielo se torna de un azul intenso, y se maravilla de él tanto como sus sentidos le permiten, sólo para descubrir justo después que aquella intensidad con la que las estrellas se vestían de motas blancas en el firmamento cada noche no era ni la mitad de lo que ahora tiene ante sus ojos... y sin ser consciente de en qué momento pasó... el infinito, ni color, ni dimensión, ni siquiera el tiempo está presente, solo la sensación de ser algo diminuto, maravillosamente diminuto.

A veces, cuando te despistas, me visto de astronauta y doy saltos ingrávidos por cada uno de tus lunares, a veces simplemente me conformo con orbitar alrededor de tu mirada y dejar una estela de suspiros al pasar..


Pablo León Alcaide