Recopilación de textos narrativos y poesías personales, disfrutad su lectura igual que disfruto yo llevando mis dedos desde su inicio hasta su punto y final.

lunes, 21 de noviembre de 2016

De dudas


A veces caigo en un dilema afortunado, una cuestión que me ronda la cabeza, y es que no logro decidirme, ¿Cuál es mayor suerte? si poder amar a alguien en tu vida y darle lo mejor de ti y hacer cuanto este en tu mano por ver crecer y sonreír a esa persona, o si será el sentirte amado de esta forma, sentir cómo la luz que brota de sus ojos es capaz de atravesar muros y puertas para dar de lleno en tus pupilas...
Amar o ser amado, darlo todo o recibirlo todo sin condicionales, sin intereses ni otros menesteres...

Pero entonces ella cruza la habitación, me sonríe, yo le sonrío... y recuerdo que lo mejor que te puede pasar es amar a la persona que te ama, entregarte por completo sin miedo y sin pedir nada a cambio y aún así recibirlo todo...

Tan solo soy un pobre diablo, una hoja de acacia caída entre cerezos... pero soy un diablo que sonríe, una espina que crece, florece y poco a poco deja ver sus frutos... Cada mañana ella sonríe al otro lado de mi cama, aquellos dos perennes árboles que me trajeron a este jardín siguen arrojándome su sombra con cariño, siguen azotando sus ramas cuando descarrilo... y por más que pasen los años, no dejan de ver en mi nudoso tronco el mismo retoño escurridizo. Miro atras con cierta mezcla de tristeza y compasión, todos los errores, todos los tropiezos y algún que otro acierto que han abonado mis pies en este camino enrevesado, como dirían algunos: "pudo haber sido peor"...

Pero aquí estoy, tras muchos esfuerzos soy un hombre graduado, soy un hombre que ha cumplido un gran sueño, y que aún tiene muchos por cumplir; aún con los mismos achaques y quebrantos que hace una década y quizás algunos más que se han unido en estos años, y soy feliz, lo admito, soy muy feliz.

Ahora se que puedo hacer grandes cosas, que hay cosas que importan mucho, y otras que no valen nada, que hay personas imprescindibles y un montón de gente que viene y desaparece. Dicen que querer es poder, que quien quiere avanzar mueve los pies, y quien no, dejará que la marea le arrastre sin ofrecer resistencia... Quizás no podamos hacer todo lo que queremos, pero si podemos querer aquello que hacemos, disfrutar tanto y más lo que hagamos, entregarnos a cada día, a cada hoy, porque no volverá a repetirse...

Así que si a alguien le interesa la opinión de este joven psicólogo, os diré algo: Vivid hoy, soñad con el mañana y dejad de agarrar el pasado como si aún estuviera presente. Vivid acordes a vuestra propia moral, sed honestos con vosotros mismos porque nadie tiene por qué compartir vuestra manera de ver las cosas, nadie tiene por qué soportaros... Nadie excepto vosotros mismos, y no hay nada peor que tener el enemigo en casa.

Sonreid, y si no sabeis que paso dar.. recordad, siempre hacia adelante.

Pablo León Alcaide

sábado, 5 de noviembre de 2016

De renglones torcidos

A la sombra de un arbol caído tu amor y el mío van tejiendo su nido, 
a la luz de dos velas consumidas, tus ojos alumbrando mis pupilas,
acostumbrados a recoger carcajadas en un par de tazas desportilladas.

Te miro, sin más suspiro, por todo te admiro, por una sonrisa.. me deshilo,
para hacerme abrigo, por reunirme contigo y decirle a la vida.. que estoy vivo.

Lleno las paredes de versos y notas, de estrofas y rezos, toneladas de papel
que se acumula en esta habitación, para que sobren palabras y falte hueco,
donde no puedan colarse ni aplausos ni abucheos, ni permisos ni disculpas.

Me miras, tras tu sonrisa conspiras, me acechas cuando estoy en la cocina,
y creyéndote invisible te escondes tras las cortinas, pero brillas amor... brillas

Guardo los jirones de cien destinos truncados, de sueños desgastados
por los estrechos pasillos que en este mundo nos han dibujado,
remiendo mis codos y vuelvo a empujar, vuelvo a abrirme paso
entre el gentío de zarzas que pisan mis pies y amarrna mis brazos.

Nos miramos, susurramos, de vez en cuando también gritamos para recordarnos
que somos personas rodeados de humanos, que mientras se enreden nuestras manos
podrán doblarnos, pero jamás quebrarnos...



Pablo León Alcaide